Para Aya
Hoy escuché tu nombre gritado
por un cocinero de minutas
que daba vuelta panqueques en la grasa-
restorán chino mugriento.
Él dijo que significaba Oh
que es la mejor palabra que conozco
para lo sublime impronunciable. Oh
es como tuve la inesperada suerte
de ser tu joven y aterrorizada madre
que no sabía cómo sostenerte
en la playa de estacionamiento del hospital
mientras tu papá buscaba el auto.
Pareció llevar mucho tiempo.
Oh, pareció que te llevó diez minutos
sacar tu licencia de conducir
y mudarte a Nueva York.
Recuerdo el momento en el que te hicimos
y lo sabíamos, tu papá
levantándose de la cama y riéndose.
Pequeño halcón, diosa sumeria,
kachina que corre con el viento.
Los versos del Qurán son Ayas.
En japonés, lleno de color o belleza,
aunque alguna vez me representó
algo como la “flecha de mañana”. El ingrediente
secreto en el plato especial del chef, una marinada
que contiene Aya. Primera palabra
dicha por una rosa, última dicha por los árboles
a la noche al acostarse
en los bosques y en los campos, último sonido
que proferiré, si puedo hablar al final.
Mi palíndromo, espada, viento de tormenta.
Kim Addonizio (Washington DC, 1954)
Editorial De Todos los Mares,
Capilla del Monte, 2022
Traducción y selección de Marina Kohon
Otra Iglesia Es Imposible - Kim Addonizio - Editorial De Todos los Mares - Ogham - Op. Cit. - La Comparecencia Infinita - Círculo de Poesía - Punto de Partida - Emma Gunst
Foto: Kim Addonizio, 2014 Wikimedia Commons
Name that Means Holy in Greek
Today I heard your name shouted
By a short-order cook
Flipping scallion pancakes in a grease-
Grimed Chinese restaurant.
He said it meant Wow
Which is the best word I know
For the unutterable sublime. Wow
Is how I had the dumb luck
To become your young and terrified mother
Not knowing how to hold you
In the hospital parking lot
While your father got the car.
It seemed to take a long time.
Wow, it seemed to take ten minutes
For you to get your driver’s license
And move away to New York.
I remember the moment we made you
And knew we had, your father
Lifting himself up off the bed and laughing.
Little hawk, Sumerian goddess,
Kachina that races the wind.
The verses of the Quran are Ayas.
In Japanese, full of color, or beauty,
Though once inked for me
As “tomorrow’s arrow”. The secret
Ingredient in the chef’s special, a marinade
Containing Aya. First word
Spoken by a rose, last word the trees
Say at night as they lie down
In the forests and fields, last sound
I’ll make, if I can speak at the end,
My palindrome, sword, storm wind.
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