El mar del tiempo ha estado cinco años en marea baja,
horas largas han permitido a la arena deslizarse
desde que me enredé en la telaraña de tu belleza,
capturado por tu mano desnuda de su guante.
Y sin embargo, nunca miro el cielo a medianoche
sin contemplar tus ojos a la luz de la memoria:
nunca puedo mirar los tintes de la rosa
sin que mi alma vuele a tu mejilla.
No puedo mirar ninguna flor naciente
sin que mi oído amante, imaginando tus labios
y atento a una palabra de amor, devore
su dulzura en otro sentido: tú eclipsas
todo deleite con un recuerdo dulce
y traes penas a mis preciados gozos.
John Keats (Londres, 1795-Roma, 1821), La poesía de la tierra, selección y traducción de Ana Bravo y Javier Adúriz, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2003
Nota del Ad.: Este soneto fue publicado por primera vez en Hood's Magazine en 1844 bajo el título "Soneto del difunto John Keats". Así consta en Obras poéticas de John Keats, ed. H. Buxton Forman, Crowell, 1895 - Vía All Poetry
Imagen: John Keats, grabado de Charles Wentworth (1841), sobre un retrato de William Hilton National Portrait Gallery (Londres)
To a lady seen for a few moments at Vauxhall
Time's sea hath been five years at its slow ebb,
Long hours have to and fro let creep the sand,
Since I was tangled in thy beauty's web,
And snared by the ungloving of thine hand.
And yet I never look on midnight sky,
But I behold thine eyes' well memory'd light;
I cannot look upon the rose's dye,
But to thy cheek my soul doth take its flight.
I cannot look on any budding flower,
But my fond ear, in fancy at thy lips
And hearkening for a love-sound, doth devour
Its sweets in the wrong sense: - Thou dost eclipse
Every delight with sweet remembering,
And grief unto my darling joys dost bring.
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