XLIX
Me meto adentro, y cierro la ventana.
Traen el candelabro y dan las buenas noches.
Y mi voz contenta da las buenas noches.
Ojalá mi vida sea siempre esto:
El día lleno de sol, o suave lluvia,
O tempestuoso como si se acabara el Mundo,
La tarde suave y las cuadrillas que pasan
Miradas con interés desde la ventana,
La última ojeada amiga al sosiego de los árboles,
Y después, cerrada la ventana, el candelabro encendido,
Sin leer nada, ni pensar en nada, ni dormir,
Sentir la vida correr en mí como un río por su lecho,
Y allá afuera un gran silencio como de un dios que duerme.
Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), "Alberto Caeiro", Poemas, Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1972
Traducción de Rodolfo Alonso
Imagen: Hermenegildo Sábat, Anónimo transparente. Una interpretación gráfica de Fernando Pessoa, Ediciones Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2007
XLIX
Meto-me para dentro, e fecho a janela.
Trazem o candeeiro e dão as boas-noites.
E a minha voz contente dá as boas-noites.
Oxalá a minha vida seja sempre isto:
O dia cheio de sol, ou suave de chuva,
Ou tempestuoso como se acabasse o Mundo,
A tarde suave e os ranchos que passam
Fitados com interesse da janela,
O último olhar amigo dado ao sossego das árvores,
E depois, fechada a janela, o candeeiro aceso,
Sem ler nada, sem pensar em nada, nem dormir,
Sentir a vida correr por mim como um rio por seu leito,
E lá fora um grande silêncio como um deus que dorme.
Arquivo Pessoa: “O Guardador de Rebanhos”, 1ª publ. in Athena, nº 4. Lisboa: Jan. 1925
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