viernes, julio 15, 2022

Santiago Sylvester / De "Antología personal"

 

                                   (palabras con vida propia)

Hace años que no entro a un galpón,
pero la palabra galpón tiene olor a campo en la
   noche,
ropa de trabajo colgada de un clavo,
un pico y una pala que cavan como una idea fija,
conversaciones sobre mangas de langostas.
                                         De estas cosas
vienen silencios a la charla, viejos cuentos
ocultos en la palabra galpón:
                             ¿conoce la historia 
del que quiso despedirse al saber que se moría
y sus amigos oyeron que una guitarra tocaba una
   zamba,
la "7 de Abril"?
                Creencias sin pruebas,
eso es la fe,
y un relincho que crece más allá del alambrado,
   desatendido de la ley de gravedad.

                                La palabra galpón
tiene vida propia;
como la palabra perro, que cuando aparece
no hace falta que se ponga a ladrar.

*

                                                 (el alma en problemas)

El alma de ese viejo no necesita profecías: sabe que
   pronto quedará sin trabajo.
Falta poco para que no tenga qué hacer, a quien
   cuidar o vigilar;
y qué hará entonces
con su tendencia al monólogo interior,
con el dilema de las premoniciones,
con la paradoja de ser alma y vivir pendiente de 
   sudores, sexo, tejido adiposo, sistema
   hormonal.

             Pronto
quedará sin trabajo y pide un plazo: que ese viejo
siga con su fiesta de cumpleaños, su memoria en
   estado ambulatorio, sus paseos por la vereda
   del sol;
ella es joven todavía, vivaz y disoluta, y no tiene
   experiencia en ya no estar;
sabe que falta poco y se asusta,
sabe que un alma sirve para una sóla vez.

Santiago Sylvester (Salta, Argentina, 1942)

"Tal vez llegue caminando" (inédito), 
Antología personal (1974-2022)
Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2022









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