Caminamos a la orilla de nuestra mente, un lugar al que llegan pensamientos rotos,
y dejan en la arena restos de algo enorme, ya perdido, y unos caracoles como orejas,
y algas entre muertas y vivas, enroscadas en los hoyos de la playa. La mente se ha ausentado
hace tiempo, y nadie tiene noticias de ella. Nadie sabe muy bien adónde se ha ido,
si ha logrado olvidarnos esta vez, o si puede volver, luminosa y altiva.
Caminamos por campos neblinosos, repletos de charcos y ahí está la mente, ahí respira.
No la vemos, no la escuchamos, por más que un susurro monocorde, autómata, nos sobrecoge
mientras caminamos, quizás en círculos, quizás alejándonos de ella, de su centro.
Hay algo más allá de cuanto miramos, algo que se eleva y se desploma, y que nos habla.
(...)
A veces las palabras se separan, y lo que se cuela entre ellas es el vacío.
Y el vacío muerde las palabras y ya dejan de nombrar y de cantar.
Si confundimos las palabras con aquello que nombran, ya dejan de nombrar
y se quejan de mudez. Mudos quedamos. Los ritmos de lo que decimos
hacen a lo que nombramos. Si miramos los giros de las palabras en el viento,
donde viven, las cosas se ordenan mejor en este mundo.
¿Cómo saber si lo que hablamos nombra? ¡Ah, mis amigos, miren el viento!
Miren el viento que lleva y trae las palabras y deja las cosas desnudas,
pero fuera del mundo, en un mundo hecho para quienes hablamos.
(...)
Las gaviotas chillan en la niebla inesperada, en el frío, en las dunas,
y ese sonido es como el anuncio de un tiempo que se apresura en acabar,
cuando hubiera preferido que siguiera contigo, aún en la tormenta
en la que se precipita la mañana. Apuras el paso, apretando contra el pecho
la ropa clara, y tu pelo vuela como un remolino. Así recuerdo
tu paso por mi vida, así te espero para que en ella vivas.
En la noche soy avaro con los recuerdos. Los traigo y los entretengo conmigo
hasta no saber qué fue de ellos, cómo fueron antes de venir a mi encuentro,
y consolarme de su palidez, del modo en que el viento de la noche los deshace.
Miguel Gaya (Ayacucho, Argentina, 1953)
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2022
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Foto: Miguel Gaya/Facebook
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