Jeroglífico en la pared de un templo maya
¿Soy, acaso -como el Maya-
la blanca
esbelta
intacta
ruina
ahogada por el tiempo
o soy
ese verde fervor
que oculta templos
vacíos
y ciudades
dulcemente perdidas?
En el glifo
del puro existir
mis signos
vienen del olvido
y van a lo inefable
Interioridad de dos estrellas que arden
´
A Mario Cajina Vega
Al que combatió por la Libertad
se le dio una estrella, vecina
a la luminosa madre muerta al alumbrar.
-¿Fue grande tu dolor? -preguntó
el Guerrero.
-No tanto como el gozo
de dar un nuevo hombre al mundo.
-¿Y tu herida -dijo ella-
fue honda y torturante?
-No tanto
como el gozo de dar al hombre un mundo nuevo.
-¿Y conociste a tu hijo?
-¡Nunca!
-¿Y conociste el fruto de tu lucha?
-Morí antes.
-¿Duermes? -preguntó el Guerrero.
-Sueño -respondió la madre.
En el suburbio se recuerda a Rubén
Recojo una tuerca
-porque hay muchas-
¡más que espigas!
y un hueso
-porque hay muchos-
porque
hay muchos
entre los desechos de la industria
-Debes sentirte profeta
me dice el recién graduado
en Business Administration
pero el lago oscuro
sus aguas gruesas
mueve
envenenado.
-La palabra es número dice
mientras los niños
buscan desnudos
en el hediondo detritus.
-Delicadezas
oprimieron el corazón de tus semejantes
Ahora ya estás libre
y vuelvo
los ojos cuando los niños gritan
y levantan
(no sin esfuerzo)
del fango
el pesado cisne muerto.
Pablo Antonio Cuadra (Managua, 1912-2002), "El jaguar y la luna", 1959, Obra poética completa, volumen III, Libro Libre, San José, Costa Rica, 1984. Se puede ver versión en PDF
Biblioteca Ayacucho, Poesía selecta, PDF - Poetas Siglo XXI - Desorbita - Zenda - La Hora, Guatemala - Poemas del Alma - Antonio Miranda - Letras Libres - Revista de la Universidad de México - Carátula - Persée - Dale Click/YouTube
Foto: Altazor
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