XXXVIII
¿No ves aquel anciano respetable
que en muleta apoyado,
apenas se mueve y mal se arrastra?
¡Oh! cuánto estrago no le hizo el tiempo,
el tiempo arrebatado,
que al mismo bronce gasta!
Se arrugaron las faces y perdieron
sus ojos la viveza;
tornóse su cabello en blanca nieve;
ya tiembla su cabeza, mano y barba,
ni tiene una belleza
de las que antes tuvo.
Así también seré, Marilia mía,
de aquí a pocos años,
que el tiempo impío para todos corre:
los dientes caerán y mis cabellos.
¡Ah! sentiré los daños,
que evita aquel que muere.
Mas siempre pasaré una vejez
mucho menos penosa.
No traeré la muleta recargada,
descansaré el ya encorvado cuerpo
en tu mano piadosa,
en tu mano nevada.
Las frías tardes, en que negra nube
los chubascos no lance,
iré contigo al prado floreciente:
aquí me buscarás un sitio ameno,
de los miembros descanse
y al blando sol me entibie.
Apenas me siente, entonces, moviendo
los ojos por aquella
vistosa parte, que quedar frontera,
apuntando diré: -Ahí hablamos,
ahí, oh bella mía,
te vi por vez primera.
Han de verter mis ojos dos fuentes,
nacidas de alegría;
harán tus ojos tiernos otro tanto;
daré entonces, Marilia, fríos besos
en la mano piadosa
que me limpiare el llanto.
Así irá, Marilia, dulcemente
mi cuerpo soportando
del tiempo deshumano dura guerra.
Contento moriré, por ser Marilia
quien, sentida, llorando,
mis bajos ojos cierre.
Tomás Antônio Gonzaga (Miragaia, Portugal, 1744 - Isla de Mozambique, Mozambique, 1810), Marilia de Dirceo, Universidad de San Pablo y Fondo de Cultura Económica, México, 2002
Traducción de Jorge Ruedas de la Serna
Nota del Ad.: Gonzaga fue hijo de un funcionario (juez y oidor) de la Corona portuguesa y funcionario él mismo. Nacido en Portugal, pero educado en Bahía, Brasil, a sus 38 años fue nombrado oidor en Villa Rica (hoy Ouro Preto), en Mina Gerais, donde se produjeron tres hechos fundamentales de su vida: se unió al grupo de poetas "de la Arcadia", que procuraba una poesía de tono intimista y pastoril neoclásico; se enamoró de una mujer de 17 años y fue encarcelado bajo el cargo de conspiración. Después de seis años lo liberaron y enviaron a Mozambique, como juez de asuntos comerciales. Es considerado poeta brasileño, a lo que se opone que mientras vivió no existía el Brasil como nación independiente. Por sus ideas, que lo llevaron a participar de la llamada Conspiración Minera, contra la Corona, su impulso prerromántico y el reflejo del entorno en su literatura, fue precursor sin embargo de la poesía brasileña
Fondo de Cultura Económica - Academia Brasileira - Universidad Federal de Mina Gerais - Dom Total - A Poesia do Brasil - Escritas
Imagen: Tomás Antônio Gonzaga en la cárcel. Grabado de 1843 siguiendo el óleo de J. M. Mafra (detalle). En la edición de la Universidad de San Pablo y el Fondo de Cultura Económica
XXXVIII
Não vês aquele velho respeitável
Que à muleta encostado
Apenas mal se move, e mal se arrasta?
Oh! quanto estrago não lhe fez o tempo!
O tempo arrebatado,
Que o mesmo bronze gasta.
Enrugaram-se as faces, e perderam
Seus olhos a viveza;
Voltou-se o seu cabelo em branca neve:
Já lhe treme a cabeça, a mão, o queixo,
Não tem uma beleza
Das belezas, que teve.
Assim também serei, minha Marília,
Daqui a poucos anos;
Que o impio tempo para todos corre.
Os dentes cairão, e os meus cabelos,
Ah! sentirei os danos,
Que evita só quem morre.
Mas sempre passarei uma velhice
Muito menos penosa.
Não trarei a muleta carregada:
Descansarei o já vergado corpo
Na tua mão piedosa,
Na tua mão nevada.
Nas frias tardes, em que negra nuvem
Os chuveiros não lance,
Irei contigo ao prado florescente:
Aqui me buscarás um sítio ameno;
Onde os membros descanse,
E o brando sol me aquente.
Apenas me sentar, então movendo
Os olhos por aquela
Vistosa parte, que ficar fronteira;
Apontando direi: “Ali falamos,
“Ali, ó minha bela,
“Te vi a vez primeira.”
Verterão os meus olhos duas fontes,
Nascidas de alegria:
Farão teus olhos ternos outro tanto:
Então darei, Marília, frios beijos
Na mão formosa, e pia,
Que me limpar o pranto.
Assim irá, Marília, docemente
Meu corpo suportando
Do tempo desumano a dura guerra.
Contente morrerei, por ser Marília
Quem sentida chorando
Meus baços olhos cerra.
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