viernes, diciembre 06, 2019

Don Paterson / II:OO: Baldovan














Base. Llovizna. Izan dos niños
su estandarte en la terminal de bus:

yo y Ross Mudie vamos solos
a Hilltown por primera vez.

Pondero mi poder adquisitivo:
chelines, florines con reyes calvos,

frío blasón de media corona, tres peniques
como dientes que en mi bolsillo juntos mastican.

Pienso comprar comics,
dulces y trucos.

No obstante, como de costumbre, me afligen
los procedimientos, el protocolo del viaje,

y repito a Ross las mismas preguntas:
dónde sentarnos, cuándo tocar la campana,

o si tenemos suficiente dinero;
susurro, ¿estás seguro? ¿Estás seguro?

No soy consciente del escaso bien que esto me hará;
el bus nos abandonará en otras tierras

con calles erradas que de pronto olvidan
sus nombres en los cruces o alguna construcción

y donde nadie habrá oído de los dulces que buscamos
y en el mostrador el hombre hará caer nuestras monedas

y le dirá a su esposa que venga, que venga a verlas
y si volvemos a casa alguna vez, el bus

penetrará en sus calcinadas ruinas
y entraremos al mundo por donde nos fuimos

solo que nuestra voz suena extraña y las casas se han desvanecido
y la lluvia sabe a sorbete y olas negras se extienden

lentamente al pie de Macalpine Road
y nuestras madres y hermanas llevan cincuenta años muertas.

Don Paterson (Dundee, Escocia, Reino Unido, 1963), God’s Gift to Women, Faber, Londres 1997
Trad. de Carlos Llaza

Don Paterson - Scottish Poetry Library - Círculo de Poesía - Segunda Voz - Caína Bella
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Foto: Alchetron

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