Adherida a la columna, una lámina
en papel satinado de la Virgen
con su raro disfraz de Guadalupe.
Quien imprimió esta imagen le agregó
un poco de su fe, de su alegría.
Los colores se alejan del gris santo,
alzan vuelo y se encienden y compiten
con las piñatas que cuelgan rabiosas
del techo del mercado en Coyoacán.
Y porque tal vez la acumulación
funciona en ciertos casos, le pusieron
un marco de un millón de rosas rojas
y un diluvio universal de purpurina.
Pero es curioso observar que nada
le ha cambiado en el gesto a la señora:
sigue quieta, los ojos hacia abajo
y las manos unidas sobre el pecho.
¡Qué poca vanidad!, me digo y miro
mi perfil de reojo en la vitrina
sucia de un puestito de tostadas.
Cualquier diosa, yo misma, si tuviera
tales brillos y flores, alzaría
la vista sonriendo. Aunque en el fondo
supiera que no soy más que otra mosca
sobre la carne cruda y las guayabas.
Soledad Castresana (General Pico, Argentina, 1979), Que sangre, publicará Caleta Olivia, Buenos Aires Op. Cit., 3 de agosto de 2018
Ref.:
Editorial Municipal de Rosario
Ping Pong
Zona Cero
Claroscuro
Foto: FB
No conozco otra obra de la autora, este poema abre el apetito de leer más, es muy hermoso, sobrio y elocuente, transmitiendo a la vez lo visual y la idea subyacente con delicadeza y claridad
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