No estuve atento, no estuve alerta. ¿Cómo
podría haberlo estado? Pasaban
campos, pasaban vacas, girasoles.
O tal vez mejor diría
pasaba yo, o rodaba por los campos
entre las vacas y los girasoles.
Pero eso no era cierto.
No rodaba, no, no desafiaba
el viento, o la imaginación, de atravesar
esas cosas entrevistas.
En verdad iba atado a un asiento
a una velocidad
inverosímil. ¿cómo, digo, podría haber prestado atención
a lo que huía si yo huía más rápido que todo
lo que veía?
Campos, vacas, girasoles,
¡qué paisaje
trivial
deshecho por el viento!
Nada queda de él, de él nada extraje,
y el lugar al que llegué
y el lugar de donde vine
tampoco tienen ya
importancia alguna
si no pude ver
de qué estaba hecho
el viaje en el que estuve.
[inédito]
Miguel Gaya (Ayacucho, Argentina, 1953)
este poema es inolvidable. No conozco demasiado , siempre rcuetu obra pero seguramente este poema es uno de los mejores
ResponderBorrarrepito: este es para mí uno de tus mejores poemas.Creo que debe serlo pues lo recuerdo vívidamente siempre.
ResponderBorrarFelicitaciones