La casa estaba en silencio y el mundo estaba en calma.
El lector se convirtió en el libro, y la noche de verano
fue como el ser consciente del libro.
La casa estaba en silencio y el mundo estaba en calma.
Las palabras fueron dichas como si no hubiera libro,
solo que el lector se inclinó sobre la página,
deseaba inclinarse, deseaba más que nada ser
el erudito para quien su libro es verdadero, para quien
la noche de verano es como una perfección del pensamiento.
La casa estaba en silencio porque así tenía que ser.
El silencio era parte del sentido, parte de la mente:
El acceso de la perfección a la página.
Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo tranquilo,
en el que no hay otro significado, en sí
tranquilo, es verano y noche, en sí
es el lector inclinándose, tarde, y leyendo ahí.
[Transport to Summer, 1947]
Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879-Hartford, Estados Unidos, 1955), Selected Poems, Faber & Faber, Londres, 1979
Versión © Silvia Camerotto
THE HOUSE WAS QUIET AND THE WORLD WAS CALM
The house was quiet and the world was calm.
The reader became the book, and summer night
Was like the conscious being of the book.
The house was quiet and the world was calm.
The words were spoken as if there was no book,
Except that the reader leaned above the page,
Wanted to lean, wanted much most to be
The scholar to whom his book is true, to whom
The summer night is like a perfection of thought.
The house was quiet because it had to be.
The quiet was part of the meaning, part of the mind:
The access of perfection to the page.
And the world was calm. The truth in a calm world,
In which there is no other meaning, itself
Is calm, itself is summer and night, itself
Is the reader leaning late and reading there.
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