La taza blanca, nítida, nos saluda,
corola, sobre la mesa, abierta en el
presente que, de nuevo, floreció. Y el gusto,
ácido, de la carne otoñal,
sin nosotros, mezclado al del café,
seguirá estando
prisionero en su forma:
vidas frágiles y solidarias. Minuto,
rico, cuyo vaivén
lleva y trae este mundo
en equilibrio sobre lo negro. Presente
rápido y sin fin que deposita,
en esta esquina del ser,
el ser entero hecho calor y delicia.
Juan José Saer (Serodino, Argentina, 1937-París, 2005), El arte de narrar, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 1988
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Foto s/d
Tropiezo con este poema en el momento en que leyendo a Agamben en El uso de los cuerpos, dice: " Lo que llamamos forma-de-vida corresponde a esta ontología del estilo, nombra el modo en el cual una singularidad da testimonio de sì en el ser y el ser se expresa a sì en el cuerpo individual."
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