Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Jaime Gil de Biedma (Barcelona, España, 1929-1990), Las personas del verbo, Barral Editores, Barcelona, 1975
Envío de Jonio González
Cuando la contundencia hace su labor de certera poesía.
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