(a qué hora exacta fue escrito este poema)
Una dosis de inexactitud parece necesaria:
en el ladrido del perro, en la lluvia, en la cebolla del caldo,
en el cuidador del parque.
No todo tiene importancia o justificación: hay alivio
en que algo tenga que fallar.
Un balazo puede ser exacto si mata;
un pedazo de carne, si calma el hambre;
pero hay demasiada cosa inexacta como para ponderarlo; la
estadística apuesta a lo impreciso;
cuándo ocurrió el nacimiento, el tornado; la salida del tren,
la muerte del anciano.
Que no haya prisa ni tardanza, ¿es exactitud? ¿que el
desenlace sea cuando tiene que llegar?
Pura falacia.
Inexacto el tiempo, la distancia, el fenómeno meteorológico:
lo que llega
actúa y sigue
con la única necesidad de suceder.
Santiago Sylvester (Salta, Argentina, 1942), El que vuelve a ver, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2016
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Foto: Lexia
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