Sé bueno, si quieres escuchar mi voz
y besa el umbral de tu casa.
Lleva dos lámparas, cálidas como el pecho de las golondrinas,
y, hacia la noche, cuando tu rostro tenga la penumbra del cielo,
abre la cancela de cristal de mi refugio azul
y, en silencio, arrímate a mí.
Te hablaré de mis sueños, que he dejado sobre los escalones,
detrás de las puertas cerradas y desconocidas,
de los sueños brotados de los jardines pobres,
sin cantos, en medio de las cicutas.
Luego, calla y regresa: la música que duerme bajo las mimosas
se despertará para ti, que has besado el umbral de tu casa.
Salvatore Quasimodo (Módica, Italia, 1901-Amalfi, Italia, 1968), Plegaria, traducción de Antonio Colinas, selección de Minerva Margarita Villarreal, El Oro de los Tigres V, Universidad de Nuevo León, México, 2015
La preghiera
Diventa buono, se vuoi ascoltare la mia voce,
e bacia la soglia della tua casa.
Porta due lampade, calde come il petto delle rondini,
e, verso sera, quando il tuo viso avrà la penombra del cielo
apri il cancello di vetro del mio rifugio azzurro,
e, in silenzio, accostati a me.
Ti dirò dei miei sogni lasciati sopra gli scalini,
dietro le porte chiuse e sconosciute,
dei sogni sbocciati in poveri giardini,
senza canti, in mezzo a le cicute.
Poi, taci e ritorna: la musica che dorme sotto le mimose
si sveglierà per te, che hai baciato la soglia della tua casa.
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Foto: Universidad de Catania
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