José Villa
El otro día tuve el gusto de dar una charla en Bahía Blanca, ante lectores y escritores de poesía. Hice un recorte algo extremo de lo que se viene escribiendo desde hace unos años. Me jugué a leer lo más extraño de cada autor, según su propia retórica. O mejor dicho, tomé aquellos textos donde yo pudiera ver el elemento extraño. Pensé entonces que en realidad la poesía argentina contemporánea, en un mismo autor con cierta trayectoria, ofrece varios autores dentro del autor en el siguiente sentido: que el estilo está muy expuesto a la variación o la experimentación, por así decir. Es un tipo de escritura mixturado, con muchas tentativas y ensayos, con mezcla de géneros, y estrategias que están relacionadas mucho más que con temas, con trazos, procedimientos, series, ciertos programas de escritura, también, que no van más allá del proyecto en cuestión, es decir, que no se convierten en una dirección definitiva o esencial. Esto viene pasando desde hace algún tiempo. Si tengo que poner un corte, sería a mediados de los ochenta, y durante los dos mil empieza a prevalecer. En aquella charla que di con una gente muy interesada en la lectura, surgió una cuestión de época, por así decir, que me dejó inquieto y disconforme. Confrontamos, para terminar aquella reunión, un texto de otra época respecto de la mayoría, que eran de fines de los noventa y de los dos mil, pero que también evocaba cierta radicalidad de la palabra, un texto de Olga Orozco. La diferencia entre el poema de Orozco y los demás autores que se encuentran en plena producción, no pasó de una elucidación que recorría el concepto de escritura de época. Entiendo esto con cierta complejidad, en tanto y en cuanto se refiere a una cantidad de influencias, reproducciones, deformaciones, variaciones, hiatos, asimilaciones, que conforman esa escritura que consideramos de época. Pero no pudimos transitar mucho más este camino, tal vez porque era el final y ya estábamos algo cansados. Yo tenía pensado desarrollar alguna idea para la que no encontré el ambiente adecuado: que lo contemporáneo tiene una diferencia de gravedad, acotándolo como lo hemos hecho a partir de mediados de los ochenta (no de los que empiezan a escribir en ese momento; sino que ese es el momento), en comparación con las producciones o autores de movimientos inmediatamente anteriores. Creo que la lira de hoy suena más ligera, tratando de incorporar tal vez lo incidental, a veces lo espontáneo, cierta peculiaridad, elementos exteriores, a lo que se suma la raíz literaria, religiosa, política, estética, de cada autor, y esto último es muy importante porque construye ciertos sentidos o significados muchas veces difusos o encriptados. De los más jóvenes, por ahora no voy a decir nada.
José Villa (Martín Coronado, provincia de Buenos Aires, 1966) Poeta. Corrector de estilo. Periodista y crítico literario. Actualmente coordina y edita el sitio op.cit. (opcitpoesia.com/) dedicado a la poesía, la crítica y la difusión cultural. En los años noventa fue director de la revista 18 Whiskys, y formó parte de la editorial Ediciones del Diego, a finales de esa misma década. Fue editor del sitio web Poesía Argentina, que publicó entre 2012 y 2014 gran cantidad de artículos sobre literatura, una revista y libros digitales. Desde 2005, edita la revista de poesía Atmósfera (revista-atmosfera.com.ar). Publicó Escombro (2015), Camino de vacas (2007), Es un Campo (2006), Poemas largos (2006), Cornucopia (1996, 2002), Wu (2000) y 8 poemas (1998).
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