Todo está en calma.
Doy una mirada al cuarto:
Si muriera esta noche
mínimas serían las dificultades que siguieran.
No hay nadie ya despierto
y he concluido la última anotación
de lo que haré mañana.
Todo está encarpetado,
no hay ningún ángulo que sobresalga.
Casi no hay objetos redondos.
Los piolines en su sitio
y los suicidas sonriendo tras los vidrios.
Este poema es lo único que da
la clave de la madeja:
“Los monstruos, bien peinados, por dentro.”
Emma Barrandéguy (Gualeguay, Argentina, 1914-2006), Las puertas, Instituto Amigos del Libro Argentino, Buenos Aires, 1964
Envío de Jonio González
Doy una mirada al cuarto:
Si muriera esta noche
mínimas serían las dificultades que siguieran.
No hay nadie ya despierto
y he concluido la última anotación
de lo que haré mañana.
Todo está encarpetado,
no hay ningún ángulo que sobresalga.
Casi no hay objetos redondos.
Los piolines en su sitio
y los suicidas sonriendo tras los vidrios.
Este poema es lo único que da
la clave de la madeja:
“Los monstruos, bien peinados, por dentro.”
Emma Barrandéguy (Gualeguay, Argentina, 1914-2006), Las puertas, Instituto Amigos del Libro Argentino, Buenos Aires, 1964
Envío de Jonio González
Foto: s/d
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