Autónomo
Me detengo y escucho, la cabeza inclinada,
mi íntima queja.
La gente pasa por mi lado pensando
que estoy buscando una moneda perdida.
Estás despedido, gritas por dentro
después de un episodio particularmente malo.
Dejo que te marches sin aviso
ni finiquito. Has desaprovechado, sencillamente,
otra ocasión de hacerlo bien.
Pero de pronto me veo a mí mismo ante la salida,
deprimido y a punto de irme,
y me devuelvo el saludo con hastío,
porque ¿a quién podría poner en mi lugar
a trabajar en condiciones tan sombrías y asfixiantes?
Cierro los ojos
Cierro los ojos como un niño bueno por la noche
en la cama,
como mi madre, cuando vivía, me decía que
hiciese,
y antes de acostarme me cepillo los dientes y me pongo
el pijama,
como me decían que hiciese, y miro de frente el
mañana.
Hago cuanto se me exige para convertirme en un
ciudadano de grandes méritos.
Tengo un trabajo y por la tarde vuelvo a casa para
cenar. Llego
a la misma hora en el mismo tren para dar a mi
familia un sentido del orden.
Obedezco las señales de tráfico, soy amable
con los extraños, respondo
el correo con prontitud. Tengo mis cuentas al
día. ¿Por qué no puedo
vivir para siempre?
David Ignatow (Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, 1914 – Earl Hampton, Nueva York, Estados Unidos, 1997), Against the Evidence: Selected Poems 1934-1994, Wesleyan University Press, Middletown, 1993
Versiones de Jonio González
Me detengo y escucho, la cabeza inclinada,
mi íntima queja.
La gente pasa por mi lado pensando
que estoy buscando una moneda perdida.
Estás despedido, gritas por dentro
después de un episodio particularmente malo.
Dejo que te marches sin aviso
ni finiquito. Has desaprovechado, sencillamente,
otra ocasión de hacerlo bien.
Pero de pronto me veo a mí mismo ante la salida,
deprimido y a punto de irme,
y me devuelvo el saludo con hastío,
porque ¿a quién podría poner en mi lugar
a trabajar en condiciones tan sombrías y asfixiantes?
Cierro los ojos
Cierro los ojos como un niño bueno por la noche
en la cama,
como mi madre, cuando vivía, me decía que
hiciese,
y antes de acostarme me cepillo los dientes y me pongo
el pijama,
como me decían que hiciese, y miro de frente el
mañana.
Hago cuanto se me exige para convertirme en un
ciudadano de grandes méritos.
Tengo un trabajo y por la tarde vuelvo a casa para
cenar. Llego
a la misma hora en el mismo tren para dar a mi
familia un sentido del orden.
Obedezco las señales de tráfico, soy amable
con los extraños, respondo
el correo con prontitud. Tengo mis cuentas al
día. ¿Por qué no puedo
vivir para siempre?
David Ignatow (Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, 1914 – Earl Hampton, Nueva York, Estados Unidos, 1997), Against the Evidence: Selected Poems 1934-1994, Wesleyan University Press, Middletown, 1993
Versiones de Jonio González
Foto: My Poetic Side
SELF-EMPLOYED
I stand and listen, head bowed,
to my inner complaint.
Persons passing by think
I am searching for a lost coin.
You’re fired, I yell inside
after an especially bad episode.
I’m letting you go without notice
or terminal pay. You just lost
another chance to make good.
But then I watch myself standing at the exit,
depressed and about to leave,
and wave myself back in wearily,
for who else could I get in my place
to do the job in dark, airless conditions?
I CLOSE MY EYES
I close my eyes like a good little boy at night
in bed,
as I was told to do by my mother when she lived,
and before bed I brush my teeth and slip on my
pajamas,
as I was told, and look forward to tomorrow.
I do all things required of me to make me a
citizen of sterling worth.
I keep a job and come home each evening for
dinner. I arrive at the
same time on the same train to give my family a
sense of order.
I obey traffic signals. I am cordial to
strangers, I answer my
mail promptly. I keep a balanced checking
account. Why can’t I
live forever?
SELF-EMPLOYED
I stand and listen, head bowed,
to my inner complaint.
Persons passing by think
I am searching for a lost coin.
You’re fired, I yell inside
after an especially bad episode.
I’m letting you go without notice
or terminal pay. You just lost
another chance to make good.
But then I watch myself standing at the exit,
depressed and about to leave,
and wave myself back in wearily,
for who else could I get in my place
to do the job in dark, airless conditions?
I CLOSE MY EYES
I close my eyes like a good little boy at night
in bed,
as I was told to do by my mother when she lived,
and before bed I brush my teeth and slip on my
pajamas,
as I was told, and look forward to tomorrow.
I do all things required of me to make me a
citizen of sterling worth.
I keep a job and come home each evening for
dinner. I arrive at the
same time on the same train to give my family a
sense of order.
I obey traffic signals. I am cordial to
strangers, I answer my
mail promptly. I keep a balanced checking
account. Why can’t I
live forever?
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