el problema no es que nuestros poemas se traduzcan o no a la voz oficial del imperio
el problema es que se editen en los arrabales de la supremacía
y sean larvas (diría) en la precaria cultura de los que designan tapas
turismo cátedras
el problema no son los sistemas de distribución
el entrado-salido de los escritorios virtuales
en tanto y en cuanto refracten sobre el Glam alterno
el problema no son los mecenas lavándose después de crímenes y crímenes
ni nuestros cancilleres de letras
y su ignorancia, mala memoria, desidia o mezquindad
el problema es creer
leprosearse
y no atar una campana al pie para salir a mendigar
el problema es estar solo para siempre
y hablar desde el cajón
el problema no son las imágenes
sino el silencio de dios
el problema son los analfabetos de la gloria
(sabremos perfectamente qué es la gloria
cuando hagamos un jarrón con el dolor
del deseo
y lo llenemos con lirios de los valles)
si leo a tao lin
y a tanto de la alt lit
y a los anteriores
generación X, etc.
comprendo que
el problema del siglo XXI
en cuanto a la justicia o no
de alguna lírica
alguna herida de la cosa en sí
vanguardia
o percepción
no depende de cuestiones administrativas-tecnológicas
el reflujo del poder
y la cabellera de los bárbaros
sino de cierta desilusión
en cuanto al rigor de los venenos del yo
nuestro problema es la interpretación
de lo imposible
considerando
lo imposible
como producto
nuestro problema es la desaparición
como una de las bellas artes estatales
nuestro problema es la claridad de los psicóticos
su ética
con naturalidad pienso en siglos venideros
(como todos los muertos por otra parte
sentados a través de la galaxia)
nuestro problema es conjurar una soledad de vodevil
y después llamarla maldición
destino
fiesta triste
el problema no es que el azar se vuelva necesidad
el problema es levantarse y sonreír desde todos los huecos de este cuerpo
mortal.
Alejandro Schmidt (Villa María, Argentina, 1955-Córdoba, Argentina, 2021), en Romanticismo y verdad
el problema es que se editen en los arrabales de la supremacía
y sean larvas (diría) en la precaria cultura de los que designan tapas
turismo cátedras
el problema no son los sistemas de distribución
el entrado-salido de los escritorios virtuales
en tanto y en cuanto refracten sobre el Glam alterno
el problema no son los mecenas lavándose después de crímenes y crímenes
ni nuestros cancilleres de letras
y su ignorancia, mala memoria, desidia o mezquindad
el problema es creer
leprosearse
y no atar una campana al pie para salir a mendigar
el problema es estar solo para siempre
y hablar desde el cajón
el problema no son las imágenes
sino el silencio de dios
el problema son los analfabetos de la gloria
(sabremos perfectamente qué es la gloria
cuando hagamos un jarrón con el dolor
del deseo
y lo llenemos con lirios de los valles)
si leo a tao lin
y a tanto de la alt lit
y a los anteriores
generación X, etc.
comprendo que
el problema del siglo XXI
en cuanto a la justicia o no
de alguna lírica
alguna herida de la cosa en sí
vanguardia
o percepción
no depende de cuestiones administrativas-tecnológicas
el reflujo del poder
y la cabellera de los bárbaros
sino de cierta desilusión
en cuanto al rigor de los venenos del yo
nuestro problema es la interpretación
de lo imposible
considerando
lo imposible
como producto
nuestro problema es la desaparición
como una de las bellas artes estatales
nuestro problema es la claridad de los psicóticos
su ética
con naturalidad pienso en siglos venideros
(como todos los muertos por otra parte
sentados a través de la galaxia)
nuestro problema es conjurar una soledad de vodevil
y después llamarla maldición
destino
fiesta triste
el problema no es que el azar se vuelva necesidad
el problema es levantarse y sonreír desde todos los huecos de este cuerpo
mortal.
Alejandro Schmidt (Villa María, Argentina, 1955-Córdoba, Argentina, 2021), en Romanticismo y verdad
No sabía que era tan grande este poeta. Maravilloso poeta.
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