Esa vez que intenté romper
el domingo en dos
y en la mitad
del peor temporal
bajo la flecha que parte la noche, agita
sus criaturas,
quise pisar la tormenta,
los pies desnudos en el pasto
el cuerpo a la espera de agua ajena
hasta recordar
lo que sale a flote:
lombrices
que tras el diluvio los pájaros
bajan a devorar,
levanté un pie
volví a los saltitos
hacia la zona de confort
bajo las tejas
llovía, llovía en serio
la lluvia no era fílmico
anuncio de otra cosa.
Silvina López Medin (Buenos Aires, 1976), Esa sal en la lengua para decir manglar,
Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014
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