Serranilla I
La serrana de Boxmediano
Serranillas de Moncayo,
Dios vos dé buen año entero,
ca de muy torpe lacayo
faríades caballero.
Ya se pasaba el verano,
al tiempo que hombre s'apaña
con la ropa a la tajaña,
encima de Boxmediano
vi serrana sin argayo
andar al pie d'un otero,
más clara que sal'en mayo,
el alba nin su lucero.
Díjele: «Dios vos mantenga,
serrana de buen donaire».
Respondió como'n desgaire:
«¡Ay!, qu'en hora buena venga
aquel que para Sant Payo
d'esta irá mi prisionero».
E vino a mí como rayo
diciendo: «Preso, montero».
Díjele: «Non me matedes,
serrana, sin ser oído,
ca yo non soy del partido,
d'esos por quien vos lo habedes.
Aunque me vedes tal sayo
en Ágreda soy frontero,
e non me llaman Pelayo,
maguer me vedes señero».
Desque oyó lo que decía,
dijo: «Perdonad, amigo,
mas folgad ora conmigo,
e dejad la montería.
A este zurrón que trayo
quered ser mi parcionero,
pues me fallesció Mingayo,
que era comigo ovejero.
Finida
Entre Torrellas y el Fayo
pasaremos el febrero».
Díjele: «De tal ensayo,
serrana, soy placentero».
Serranilla V
Menga de Manzanares
Por todos estos pinares
nin en Val de la Gamella,
non vi serrana más bella
que Menga de Manzanares.
Descendiendo'l yelmo ayuso,
contra Bóvalo tirando,
en ese valle de suso
vi serrana entrar cantando;
saluela, segund es uso,
e dije: «Serrana, estando
oyendo, yo non m'excuso
de facer lo que mandares».
Respondiome con ufana:
«Bien vengades, caballero.
¿Quién vos trae de mañana
por este valle señero?
Ca por toda aquesta llana
yo non dejo andar vaquero,
nin pastora, nin serrana,
sinon Pascual de Bustares.
Pero ya, pues la ventura
por aquí vos ha traído,
convien'en toda figura,
sin ningund otro partido,
que me dedes la cintura,
o entremos a braz partido,
ca dentro en esta espesura
vos quiero luchar dos pares».
Desque vi que non podía
partirme d'allí sin daña,
como aquel que non sabía
de luchar arte nin maña,
con muy grand malenconía,
armele tal guadramaña
que cayó con su porfía
cerca d'unos tomellares.
Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, 1398-Guadalajara, España, 1458), Obras completas, Fundación José Antonio de Castro, Madrid, 2002
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
Realmente, qué gracia y frescura y elegancia en estas Serranillas. Me río en ellas de lo que las Cortes de Amor volvieron imposible. Es la risa de Eros, cuando ríe. Hacía siglos que no las leía. Gracias.
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