"Era lo que Diana más temía:
que la realidad irrumpiera"
Liliana Heker
Consecuente, ella empezó a lavar su ropa.
Puso agua en un balde
y agitó el jabón, con un sentimiento ambiguo:
era un olor nuevo y una nueva certeza
para contar al mundo.
"Mirar cómo se rompen las burbujas, dijo,
no es más extraño que mirarse a un espejo."
Creía que hablaba para sus papeles
y se rió, mientras tocaba el agua.
La ropa se sumergía despacio, y
la frotaba despacio, a medida que
iba conociendo el juego.
Decidida,
tomó cada burbuja de jabón
y le puso un nombre; era
lo mejor que sabía hacer hasta ahora,
nombrar, y que las cosas
le estallaran en la mano.
Irene Gruss (Buenos Aires, 1950), "La luz en la ventana", 1982, Humo. Antología personal, Ediciones Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2013
que la realidad irrumpiera"
Liliana Heker
Consecuente, ella empezó a lavar su ropa.
Puso agua en un balde
y agitó el jabón, con un sentimiento ambiguo:
era un olor nuevo y una nueva certeza
para contar al mundo.
"Mirar cómo se rompen las burbujas, dijo,
no es más extraño que mirarse a un espejo."
Creía que hablaba para sus papeles
y se rió, mientras tocaba el agua.
La ropa se sumergía despacio, y
la frotaba despacio, a medida que
iba conociendo el juego.
Decidida,
tomó cada burbuja de jabón
y le puso un nombre; era
lo mejor que sabía hacer hasta ahora,
nombrar, y que las cosas
le estallaran en la mano.
Irene Gruss (Buenos Aires, 1950), "La luz en la ventana", 1982, Humo. Antología personal, Ediciones Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2013
No es cierto que las cosas estallen al ser nombradas. Son los nombres pre-concebidos los que estallan cuando las cosas se llaman a sí mismas por sus (genuinos) nombres.El poema de Gruss como la contracara del poema de Aldo Oliva. En el primero, hay la artista que nombra la cosa aniquilada y construye su poética translúcida e higiénica como una agradable burbuja o pompa de jabón -pero nos gusta mucho esa poética, ¿eh?-. En el segundo, las cosas se nombran a sí mismas con sus nombres secretos y permiten que la materia estalle y grazne. O que no grazne.
ResponderBorrarLa crítica suya no deja de ser "poética". Este es el último anónimo que se publica en este blog
BorrarMi nombre, la de quien firma el comentario sobre los textos de Gruss y Oliva, es Alicia Silva Rey. "Anónimo" es el único nombre que me aceptó la máquina de vuestro Museo. ¿Se entiende? Formateen de nuevo, de lo contrario, nadie podrá firmar sus opiniones sin declararse ANÓNIMOS.
BorrarPrueben uds. a ver si pueden firmar sus comentarios.
Señora Alicia: la máquina ofrece sólo la opción "anónimo" para quien no está registrado en google o en otras redes. Esta es pues la opción que elige la mayor parte de la gente en cualquier blog. El nombre se puede poner en el cuerpo del texto, como usted lo ha hecho tantas veces. Agradezco su comentario. Lo valoro. Mas persisto: anonimos no publicaré. Aclaroque tampoco entraré en la polémica qué es el queso.
BorrarHermoso poema. Personalmente lo que estalla cuando le pongo nombre a mis "burbujas" personales es la significación social de las mismas, y gano una significación más endeble pero, también, más íntima y verdadera. Quizá en ese juego de rupturas y construcciones se juegue algo de lo político en la poética. O, al menos, así me gusta creerlo. Gracias por compartir.
ResponderBorrarPermítaseme agradecer primeramente al editor del blog, por la publicación de este poema. Luego, es decir ahora, comentar que mi vida es un erial, burbuja (o pétalo de Oliva) que toco se estrola contra un balde. A mi entender, no veo contracara sino más bien contrapunto. La pompa (je) de jabón es igual al humo, creo, y a la realidad, también creo. La materia, ah, la materia, es tanto el puema en sí como la burbuja. La higiene... no es tal. El estallido no es higiénico. No hay nombres secretos, a mi entender, porque están dichos (o decidos); lo que grazna es el Cuervo: "Never more". Creo en el cuervo. Irene Gruss
ResponderBorrarAnduvo.
ResponderBorrarProbando.
GENIAL.
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