Lázaro
La polilla de la ciudad desheredada, el pájaro anónimo,
el andrajo de cuerpo sin color,
el leve hilo de lo que prometía ser un dios,
a veces traspasado por el mandato de la humildad,
se conmueve, y desechando su oscilante pedestal
abre sus brazos, bebe de firme e interroga inerme
la fiesta que lo llevará asombrado a su persona.
El riesgo que le sube hasta el pecho
es buscar la puerta por donde el instinto sopla.
Y más júbilo tendrá en no poder dormir por el hambre de ser
que en el apacible enlutarse repitiendo el castigo
de sus padres y hermanos que llegaron al cielo
por no marchitarse ni florecer.
Y ya no será el obsequioso falso que pierde cuanto hace,
le importan entonces las cenizas
y elige de su alma el filón más arriesgado,
las varias formas de la desesperación
del que quiere remozar la tierra a cualquier precio.
Y aunque ni pastor ni desdeñado,
también para él será agradable
la canción del celebrado Orfeo buscando en los infiernos.
Pues es condición de todo lo creado
salir del mundo.
A este hombre nuevo, lejos de leyes y oficios,
sólo la noche descubre, nunca el sol.
Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Coronación de la espera", 1947, Obra poética I, Corregidor, Buenos Aires, 1977
---
Ilustración: Masque blanc sur fond noir, 1940-50, Henri Matisse
La polilla de la ciudad desheredada, el pájaro anónimo,
el andrajo de cuerpo sin color,
el leve hilo de lo que prometía ser un dios,
a veces traspasado por el mandato de la humildad,
se conmueve, y desechando su oscilante pedestal
abre sus brazos, bebe de firme e interroga inerme
la fiesta que lo llevará asombrado a su persona.
El riesgo que le sube hasta el pecho
es buscar la puerta por donde el instinto sopla.
Y más júbilo tendrá en no poder dormir por el hambre de ser
que en el apacible enlutarse repitiendo el castigo
de sus padres y hermanos que llegaron al cielo
por no marchitarse ni florecer.
Y ya no será el obsequioso falso que pierde cuanto hace,
le importan entonces las cenizas
y elige de su alma el filón más arriesgado,
las varias formas de la desesperación
del que quiere remozar la tierra a cualquier precio.
Y aunque ni pastor ni desdeñado,
también para él será agradable
la canción del celebrado Orfeo buscando en los infiernos.
Pues es condición de todo lo creado
salir del mundo.
A este hombre nuevo, lejos de leyes y oficios,
sólo la noche descubre, nunca el sol.
Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Coronación de la espera", 1947, Obra poética I, Corregidor, Buenos Aires, 1977
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Ilustración: Masque blanc sur fond noir, 1940-50, Henri Matisse
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