Fueron conducidos a la orilla del agua
para esperar. Allí, alguien, desde atrás,
les dijo beban, y bebieron, algunos
con las manos enconchadas, tomando el agua como los dioses,
y algunos arrodillados, lamiendo el agua
como perros.
Y los que se arrodillaron, echados
en cuatros patas, fueron apartados y juzgados
por caer tan bajo como una bestia, y peor aún
por besarse los labios en el lago.
Todos fueron culpables y a todos reunieron
y golpearon. En el rostro. Y aquellos que se salvaron
fueron recompensados con espejos y copas y elogios,
ya que en el lago habían hecho tan perdurable impresión.
Y así culmina la primera lección.
de The Dead Sea Poems
Simon Armitage (Huddersfield, Gran Bretaña, 1963), Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, La generación del cordero. Antología de la poesía actual de las islas británicas, Trilce Ediciones, Ciudad de México, 2000
Chapter and verse
They were ushered along to the water's edge
to wait. Then one further back on the bank
said drink, so they drank, some of them
cupping their hands, taking the water like gods,
and some of then kneeling and lapping the water
like dogs.
And those that had sunk to their knees, gone down
on all fours, they were taken aside and tried
for stooping as low a beast, but moreover
for kissing themselves on the lips in the lake.
They were all of them guilty and gathered together
and thumped. In the face. An those that were saved
were rewarded with mirrors and cups and praise
having made at lake such a lasting impression.
Here endeth the first lesson.
Ilustración: Naturaleza muerta con jarra blanca, 1919, Nathan Altman
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