V
Esta ciudad amasada y tanto
por manos de agua
por pies de barro
agitada mucho por temblores de intestino bullente
arrasada una vez y mil por pasión de fuegos
conquistada
destruida
pensada y abusada por dejar atrás los vientos
y ganarle tiempo al tiempo
carga
créanme
ojos de habitantes hueros de sueños
porque más vale el que tiene y puede
que el que es y vive
y siempre gana el que hila fino y por debajo de las polleras
y el que no
pues mira su verde
mira el vuelo de las aves
y cómo es que baten palmas las alas
y camina tranqui al compás de flujos en silencio
y mañana
quién sabe
espántase el alero voluptuoso de unas aguas arrebatadas
y respira profundo en medio de la ventolera
y sobre su bombilla frente a las llamas aprisionadas en la estufa
y empuja sus hombros bajo manta gruesa
porque resiste a pesar de
y sabe que lo suyo queda para mirar
y ve lo que escucha y silba
y palpa lo que el otro agota hasta el abandono
y sabe
que en el tiempo que no es el del reloj
todo respira y permanece
porque el impulso vital es hacerle collera a la muerte
y crecer crepitando en medio del desastre
por sí solo
para sí mismo.
Verónica Zondek (Santiago de Chile, 1953, reside en Valdivia), La ciudad que habito, Corporación Cultural Municipal Valdivia, Valdivia, 2012
Ilustración: Feuerquelle, 1938, Paul Klee
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