Escribo un poema cada día...
Escribo un poema cada día,
aunque no estoy seguro si estos textos
pueden ser llamados poemas.
No es difícil, especialmente ahora,
cuando es primavera en Tartu, y todo cambia su forma:
los parques, césped, ramas, capullos, y nubes
por sobre el pueblo, también el cielo y las estrellas.
Si sólo tuviera ojos suficientes, orejas y tiempo
para esta belleza que nos arrastra como un remolino
cubriendo todo con un poético vuelo de esperanzas
donde una sola cosa está asombrosamente resaltando:
el hombre imbécil esperando el colectivo
sacándose las botas de sus pies lisiados,
el bastón y gorro de lana a su lado:
el mismo gorro que tenía puesto
cuando lo viste ese día
en la misma parada a las tres de la mañana
el taxi pasó a su lado y el conductor
dijo: “el idiota se ha tomado unos tragos, otra vez “
Las ramas lilas se mecen con el viento, y las sombras...
Las ramas lilas se mecen con el viento, y las sombras
entran a hurtadillas por la puerta abierta del balcón,
meciéndose también. Hoy lavé las ventanas
y estuve triste por un largo tiempo: repentinamente todo
estaba tan cercano, tan claro, tan aquí y ahora,
que mi propio estar distante se vuelve más evidente,
más desolador. ¿Es real que sólo en un bosque
en el otoño tardío he encontrado amigos- carboneros y abetos?
¿Me he encontrado allí? ¿De dónde viene esta tristeza?
El sol prosigue. El viento se apacigua.
Las sombras de las ramas lilas están aún balanceándose sobre la biblioteca
antes de esfumarse.
Jaan Kaplinski (Tartu, Estonia, 1941) Õhtu toob tagasi kõik (Evening brings everything back), 1984, traducido por el autor con Fiona Sampson
Versiones al castellano: Marina Kohon
I write a poem every day,
although I'm not quite sure if these texts
should be called poems at all.
It's not difficult, especially now,
when it's spring in Tartu, and everything is changing its form:
parks, lawns, branches, buds and clouds
above the town, even the sky and the stars.
If only I had enough eyes, ears and time
for this beauty that sucks us in like a whirlpool
covering everything with a poetical veil of hopes
where only one thing is uncannily sticking out:
the half-witted man sitting at the bus stop
taking boots from his dirty maimed feet,
his stick and his woolen cap lying beside him:
the same cap that was on his head
when you saw him that day standing
at the same stop at three in the morning
when the taxi drove you past him and the driver
said: " The idiot has again got some booze."
The lilac branches are swaying in the wind and shadows
creep in on the floor from the open balcony door ,
swaying too. Today I washed the windows
and was sad for a long time: suddenly everything
was so close by, so clear, so much here and now,
that my own being distant becomes more evident,
more desolate. Is it really so that only in a forest
in late autumn have I met friends - chicadees and spruce?
Have I met myself there? Where does this sadness come from?
The sun moves on. The wind is dying out.
The shadows of lilac branches are still swaying on the bookshelf,
before vanishing.
Foto: El autor en Narrative Magazine
Muy buenos. Me gustan estos poemas que nombran los objetos de la realidad 'distraídamente'. "mi propio estar distante"
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