Una fábrica abandonada, Detroit
Las puertas están encadenadas, la cerca de alambre de púas se mantiene en pie,
una autoridad de hierro contra la nieve,
y este gris monumento al sentido común
resiste la intemperie. Temores de manos desocupadas,
de protesta, hombres confabulados, y de la lenta
corrosión de sus mentes, todavía cargan contra esta cerca.
Más allá, a través de ventanas rotas se puede ver
donde las grandes prensas hacían una pausa entre un golpe y otro
y así permanecen, en el aire suspendido, atrapado
en el margen seguro de la eternidad.
Las ruedas de hierro fundido se han parado; uno cuenta los rayos
cuyo movimiento difuminaba, los puntales que combatió la inercia,
y calcula la pérdida de poder humano,
experto y lento, la pérdida de años,
la progresiva decadencia de la dignidad.
Vivieron hombres dentro de estas fundiciones, hora tras hora;
nada de lo que forjaron sobrevivió a los engranajes oxidados,
lo que podría haber servido para moler su elogio.
Philip Levine (Detroit, Estados Unidos, 1928), Selected Poems, Atheneum, Nueva York, 1984
Versión de Jonio González
An Abandoned Factory, Detroit
The gates are chained, the barbed-wire fencing stands,
An iron authority against the snow,
And this grey monument to common sense
Resists the weather. Fears of idle hands,
Of protest, men in league, and of the slow
Corrosion of their minds, still charge this fence.
Beyond, through broken windows one can see
Where the great presses paused between their strokes
And thus remain, in air suspended, caught
In the sure margin of eternity.
The cast-iron wheels have stopped; one counts the spokes
Which movement blurred, the struts inertia fought,
And estimates the loss of human power,
Experienced and slow, the loss of years,
The gradual decay of dignity.
Men lived within these foundries, hour by hour;
Nothing they forged outlived the rusted gears
Which might have served to grind their eulogy.
Ilustración: Freight Car at Truro, 1931, Edward Hopper
No hay comentarios.:
Publicar un comentario