I
Te devolví mi reclamo sobre el pueblo minero
y la rica veta que una vez trabajamos
el colapso
de una represa que te fastidiaba
tanto, la trocha angosta
que se abrió a todos
cuando se agotó en el desembarcadero
más allá de las cataratas
Te devolví vigas de roble
paneles machimbrados, tirantes hachados
de los que colgaban galletas
en una bolsa de arpillera, que supongo
rompió sus costuras
la última noche que nos recostamos a la vera del viejo desvío.
II
Me devolviste tu ceño fruncido
y la responsabilidad que habías eludido más recientemente
junto con algo de tu renombre
por haber saltado de una jaula elevadora justo antes que se sacudiera
hasta quedar inmóvil, tu locura salvaje
que disparabas con baratijas plateadas
la velocidad de esa jaula que caía
y la firmeza de las paredes de nuestro cañón.
Me devolviste cielos de lagos
fallos de poleas, desfiladeros, el reflejo
de dos jarros y platos de latón en la caseta,
los ecos de suspiros
y gritos de amor
las paredes de nuestro cañón ya han cedido.
Paul Muldoon (Condado de Armagh, Irlanda del Norte, 1951), Maggot, 2010
Traducción de Marina Kohon para Otra Iglesia es Imposible
Extraordinary Rendition
I gave you back my claim on the mining town
and the rich vein we once worked,
the tumble down
from a sluice box that irked
you so much, the narrow gauge
that opened up to one and all
when it ran out at the landing stage
beyond the falls.
I gave you back oak ties,
bully flitches, the hand-hewn crossbeams
from which hung hardtack
in a burlap bag that, I’d surmise,
had burst its seams
the last night we lay by the old spur track.
II.
You gave me back your frown
and the most recent responsibility you’d shirked
along with something of your renown
for having jumped from a cage just before it jerked
to a standstill, your wild rampage
shot through with silver falderals,
the speed of that falling cage
and the staidness of our canyon walls.
You gave me back lake skies,
pulley glitches, gully pitches, the reflected gleams
of two tin plates and mugs in the shack,
the echoes of love sighs
and love screams
our canyon walls had already given back.
Ilustración: Meeting Point, 1965, Laurence Stephen Lowry
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