Presentación
Bajo la montaña gris de la tarde,
escribo mi dolor a máquina.
¿Quién asirá el tentáculo de mi gran tristeza?
¿Mi resoplido de ansia?
¿Mi dolor a cadena perpetua?
Soy un gran romántico al revés
-esta es la confesión que más me duele-
partir de la colina del odio, hasta la frontera del aburrimiento
y saber que nadie entrará en el país de mi tristeza
Ni mi amigo, ni mi mujer, ni mi hijo... Acaso mi madre
Esta canción desolada y asmática
no se la hubiera dicho nunca a Ud., lector,
pero me la recito a viva voz,
cuando busco argumentos para mi suicidio:
Por eso me toca decir lo que muchos decir no saben,
ese suicidio diario que apresura
nuestra arterioesclerosis, nuestra frontera
a este país, nocherniego y boreal,
que no es el del buen rey Passoule.
Me gustaría tentar otro camino;
pero ya es tarde,
y estamos clausurados por la desdicha
y por la democracia.
Nicolás Olivari (Buenos Aires, 1900-1966), "El gato escaldado", 1929, Poesías 1920-1930, Ediciones El 8vo. Loco, Buenos Aires, 2008
Ilustración: Portada de la primera edición de El gato escaldado, Gleizer, 1929
este me dolió
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