Mensaje del señor Cogito
Ve sigue a los otros los que alcanzaron su oscura meta,
vellocino dorado de la nada —tu premio final
Levanta la cabeza entre los que andan
arrodillados o dan la espalda
entre los que yacen
No has sido salvado para vivir
poco tiempo te queda da tu testimonio
Sé valiente si la razón te falla
al fin de cuentas sólo cuenta eso
Que tu inválida Ira sea como un mar
cada vez que oigas las voces abatidas de los torturados
que no te abandone tu hermano el Desprecio
frente a espías verdugos y cobardes
serán ellos los que ganarán
con un profundo alivio arrojando tierra
sobre tu ataúd
el gusano no faltará para corregir
tu biografía
y no perdones no tienes el poder
de perdonar en nombre de los traicionados en la luz
del alba
pero líbrete dios del menor orgullo
en el espejo contempla tu cara
de payaso repitiéndote: he sido llamado
¿no había mejores que yo?
guárdate de ser árido ama los manantiales
de la primera luz las desconocidas aves
y robles del invierno
un brillo sobre el muro un esplendor del cielo
no necesitan calor de tu aliento
nada más dicen esto: no tienes remedio
y no te duermas si una luz en los montes
te llama: levántate sigue
hasta que en el pecho la sangre conmueva
tu oscuro astro
repite los antiguos conjuros humanos
las fábulas las leyendas
así conseguirás el bien que nunca será tuyo
repite las grandes palabras repite insiste
como los otros los que caminaban
por el desierto quedándose en la arena
por todo esto algo te darán
azotes de burla golpes de cuchillo
sigue —sólo así serás admitido
en la santa congregación de las calaveras
frías de tus ancestros —Gilgamés Héctor Rolando
defensores del reino sin fin
de los muros en cenizas
Sé fiel Sigue
Zbigniew Herbert (Leópolis, actual Ucrania, 1924-Varsovia, 1998), Poesía polaca contemporánea, selección, traducciones y notas de Krystyna Rodowska, Material de Lectura 31, Universidad Autónoma de México, 2008
Ilustración: Guerrero en la encrucijada, 1882, Victor Vasnetsov
Ve sigue a los otros los que alcanzaron su oscura meta,
vellocino dorado de la nada —tu premio final
Levanta la cabeza entre los que andan
arrodillados o dan la espalda
entre los que yacen
No has sido salvado para vivir
poco tiempo te queda da tu testimonio
Sé valiente si la razón te falla
al fin de cuentas sólo cuenta eso
Que tu inválida Ira sea como un mar
cada vez que oigas las voces abatidas de los torturados
que no te abandone tu hermano el Desprecio
frente a espías verdugos y cobardes
serán ellos los que ganarán
con un profundo alivio arrojando tierra
sobre tu ataúd
el gusano no faltará para corregir
tu biografía
y no perdones no tienes el poder
de perdonar en nombre de los traicionados en la luz
del alba
pero líbrete dios del menor orgullo
en el espejo contempla tu cara
de payaso repitiéndote: he sido llamado
¿no había mejores que yo?
guárdate de ser árido ama los manantiales
de la primera luz las desconocidas aves
y robles del invierno
un brillo sobre el muro un esplendor del cielo
no necesitan calor de tu aliento
nada más dicen esto: no tienes remedio
y no te duermas si una luz en los montes
te llama: levántate sigue
hasta que en el pecho la sangre conmueva
tu oscuro astro
repite los antiguos conjuros humanos
las fábulas las leyendas
así conseguirás el bien que nunca será tuyo
repite las grandes palabras repite insiste
como los otros los que caminaban
por el desierto quedándose en la arena
por todo esto algo te darán
azotes de burla golpes de cuchillo
sigue —sólo así serás admitido
en la santa congregación de las calaveras
frías de tus ancestros —Gilgamés Héctor Rolando
defensores del reino sin fin
de los muros en cenizas
Sé fiel Sigue
Zbigniew Herbert (Leópolis, actual Ucrania, 1924-Varsovia, 1998), Poesía polaca contemporánea, selección, traducciones y notas de Krystyna Rodowska, Material de Lectura 31, Universidad Autónoma de México, 2008
Ilustración: Guerrero en la encrucijada, 1882, Victor Vasnetsov
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