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Los marineros de Quing-Dao
por cada mujer que conocen se tatúan una estrella
en lo que llaman el cielo del amor
nadie puede mentir ya que la mentira
los condena a la soledad eterna después de muertos
algunos tienen los brazos llenos de estrellas
otros la espalda o el pecho
por cada hijo que tienen
se tatúan un sol
por cada hija una luna
así es como se reconoce a simple vista
a cualquier marinero de Quing-Dao
Daniel Martínez (Allen, Río Negro, Argentina, 1963), en Enfocando poesía
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Ilustración: El oro del azur, 1967, Joan Miró
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