Debajo de la mesa
en el punto más bajo,
debajo de la pata de la mesa,
en el punto sin perspectiva
la criatura juega,
los dioses permanecen mudos,
las cosas, puestas al revés,
imantadas hacia un centro,
balbucean su callada
bitácora entre sismos.
Lo supiste de golpe, a sobresaltos
como en un kayak se intuye
el fondo de las aguas: las palabras expiran
y tus dáctilos son huellas desleídas en el barro.
La lengua muerde su estigma, y cada voz el suyo.
Así algo queda o algo, a ciegas, atesoramos.
Un soplo de infancia lo diría mejor.
Walter Cassara (Buenos Aires, 1971), Máquina de trinar, editorial Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2006
Foto: Cassara, Facebook
Genial
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