martes, marzo 30, 2010

Umberto Saba / Dos poemas




El arbolito

Hoy el tiempo es de lluvia.
Parece el día un atardecer,
parece la primavera
un otoño, y un gran viento devasta
el arbolito, que está, y no parece, firme;
parece entre las plantas un chico, muy
alto para su muy verde edad.
Tú lo miras: tienes piedad,
quizá, de todas esas cándidas flores
que le arranca el viento del norte;
y son fruta, son dulces conservas
para el invierno sus flores, que entre la hierba
caen; y de ellas se duele tu vasta
maternidad.

del Canzoniere


Partido decimotercero


Sobre las gradas, un manípulo pálido
se calefaccionaba a sí mismo.
Y cuando
-desmesurada estrella- el sol apagó
tras una casa su deslumbrante resplandor, el campo
encendió el presentimiento de la noche.
Corrían arriba y abajo las casacas rojas,
las casacas blancas, en una luz
de una extraña, irisada transparencia. El viento
desviaba la pelota, la Fortuna
se volvía a poner la venda sobre los ojos.
Daba gusto
ser tan pocos, ateridos,
unidos,
como últimos hombres sobre un monte,
para mirar la última confrontación.

de Cinque poesie per il gioco del calcio


Umberto Saba (Trieste, 1883-Gorizia, 1957)
Versiones de J. Aulicino


L'arboscello
Oggi il tempo è di pioggia. / Sembra il giorno una sera, / sembra la primavera un autunno, / ed un gran vento devasta / l'arboscello che sta, / e non pare, saldo; / par tra le piante un giovanotto, alto / troppo per la sua troppo verde età. /Tu lo guardi. Hai pietà / forse di tutti quei candidi fiori / che la bora gli toglie; e sono frutta, / sono dolci conserve / per l'inverno quei fiori che tra l'erbe / cadono. E se ne duole / la tua vasta maternità.


Tredicesima partita
Sui gradini un manipolo sparuto / si riscaldava di se stesso. / E quando / - smisurata raggiera– il sole spense / dietro una casa il suo barbaglio, il campo / schiarì il presentimento della notte. / Correvano sue e giù le maglie rosse, / le maglie bianche, in una luce d’una / strana iridata trasparenza. Il vento / deviava il pallone, la Fortuna / si rimetteva agli occhi la benda. / Piaceva / essere così pochi intirizziti / uniti, / come ultimi uomini su un monte, / a guardare di là l’ultima gara.

Arlindo Correia / Saba

Ilustración: Arbol al viento, 1929, Joan Miró

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