Coplas
Me reía de mi llanto.
Discurrió el tiempo sin prisa
y mi vida cambió tanto
que hoy me hace llorar de risa.
*
Voy a llegar algún día
y ese día, de seguro,
sabré hacia dónde corría.
Y por qué tenía apuro.
*
Vivía cerca de un río
pero se murió de sed.
El río enseña a irse lejos
pero no enseña a beber.
*
Tenía un solo temor.
El temor de no ser bueno
siendo, con todo, el mejor.
*
Si temes por dolorosas
y penosas las espinas,
evita el amor, las rosas,
las rosas y las corvinas.
Y habrá, en lugar de rosas
y amor, solamente espinas.
Y, si se cuadra, corvinas...
*
El tiempo muge y embiste:
capa, verónica, estoque
y un matador que no existe.
¿Y lo que nunca será?
¿Y el que sin llegar al ruedo
ha sido cogido ya?
*
¿Qué perfección imaginas
para ti? ¿La perfección
que no alcanzó el Partenón
y consiguieron sus ruinas?
La perfección alcanzada
aunque de insólito modo:
buscando no decir nada,
poder expresarlo todo.
*
Esto lo practica Dios
y, algunas veces, el mar:
lo bueno de tener voz
no es hablar, sino callar.
Daniel Giribaldi (Buenos Aires, 1930-1984),
Cantares y coplas, Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1986
Foto: Poesía de Daniel Giribaldi/Facebook
Me reía de mi llanto.
Discurrió el tiempo sin prisa
y mi vida cambió tanto
que hoy me hace llorar de risa.
*
Voy a llegar algún día
y ese día, de seguro,
sabré hacia dónde corría.
Y por qué tenía apuro.
*
Vivía cerca de un río
pero se murió de sed.
El río enseña a irse lejos
pero no enseña a beber.
*
Tenía un solo temor.
El temor de no ser bueno
siendo, con todo, el mejor.
*
Si temes por dolorosas
y penosas las espinas,
evita el amor, las rosas,
las rosas y las corvinas.
Y habrá, en lugar de rosas
y amor, solamente espinas.
Y, si se cuadra, corvinas...
*
El tiempo muge y embiste:
capa, verónica, estoque
y un matador que no existe.
¿Y lo que nunca será?
¿Y el que sin llegar al ruedo
ha sido cogido ya?
*
¿Qué perfección imaginas
para ti? ¿La perfección
que no alcanzó el Partenón
y consiguieron sus ruinas?
La perfección alcanzada
aunque de insólito modo:
buscando no decir nada,
poder expresarlo todo.
*
Esto lo practica Dios
y, algunas veces, el mar:
lo bueno de tener voz
no es hablar, sino callar.
Daniel Giribaldi (Buenos Aires, 1930-1984),
Foto: Poesía de Daniel Giribaldi/Facebook
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Act. 2023
La perfección que no alcanzó el Partenón...
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