La vejez de Anacreonte
A Ponciano Vivanco
La tarde coronábale de rosas.
Sus dulces versos, en divino coro,
Se iban flotando como polen de oro
Sobre las alas de invisibles mariposas.
Componían los mimos suaves glosas,
Mujía blandamente el mar sonoro,
Como si fuera un descornado toro
Uncido a la cuadriga de las diosas.
Y más rosas llovieron; y la frente
Del poeta inclinóse dulcemente,
Y un calor juvenil flotó en sus venas.
Sintió llenos de flores los cabellos,
Las temblorosas manos hundió en ellos...
Y en vez de rosas encontró azucenas.
Leopoldo Lugones (Villa María del Río Seco, 1874-Tigre, 1938), Los crepúsculos del jardín [1905], Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1980
De Lugones en este blog:
Segundo violín
Ver también:
Antología votada de la poesía argentina
Modernismo
Ilustración: Anacreonte, Baco y Amor, Jean Léon Gérôme, 1848
A Ponciano Vivanco
La tarde coronábale de rosas.
Sus dulces versos, en divino coro,
Se iban flotando como polen de oro
Sobre las alas de invisibles mariposas.
Componían los mimos suaves glosas,
Mujía blandamente el mar sonoro,
Como si fuera un descornado toro
Uncido a la cuadriga de las diosas.
Y más rosas llovieron; y la frente
Del poeta inclinóse dulcemente,
Y un calor juvenil flotó en sus venas.
Sintió llenos de flores los cabellos,
Las temblorosas manos hundió en ellos...
Y en vez de rosas encontró azucenas.
Leopoldo Lugones (Villa María del Río Seco, 1874-Tigre, 1938), Los crepúsculos del jardín [1905], Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1980
De Lugones en este blog:
Segundo violín
Ver también:
Antología votada de la poesía argentina
Modernismo
Ilustración: Anacreonte, Baco y Amor, Jean Léon Gérôme, 1848
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