Huyó la nieve, vuelve la hierba a los campos
y las hojas regresan a los árboles.
Murmuran los ríos, la tierra se renueva.
La Gracia con sus ninfas, desnuda, baila.
No esperes que nada dure, dice el año.
Los fríos mueren por los vientos suaves,
a la primavera le seguirá el verano
que a su vez morirá cuando el otoño,
cargado de frutos, los derrame.
Y volverá el devastador invierno,
pero el veloz paso de las lunas
arreglará los daños del cielo.
Polvo y sombra, nosotros bajaremos
a donde bajaron el padre Eneas y el rico Tulio y Anco.
¿Agregarán los dioses, mañana, un tiempo
al que hoy hemos gastado? No sabemos.
En tanto, no dejes nada al ávido heredero.
Cuando Minos haya dicho su límpida sentencia,
a este mundo no volverás, Torcuato.
Ni piedad en vida, ni linaje ni elocuencia
hablarán por ti en el Averno.
Diana no ha podido arrancar de la sombra
al virtuoso Hipólito, ni Teseo
pudo, para Piritoo, romper los cerrojos del Leteo.
Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C.-Roma, 8 a.C.), Odas, Libro cuarto, VII
Versión de J. Aulicino consultando las versiones de Alfonso Cuatrecasas (Bruguera, Barcelona, 1984), Vicente Cristóbal López (Alianza, Madrid 2005) y Luis Martín (Cervantes Virtual)
VII.
Diffugere nives, redeunt iam gramina campis
arboribusque comae;
mutat terra vices et decrescentia ripas
flumina praetereunt;
Gratia cum Nymphis geminisque sororibus audet
ducere nuda choros:
inmortalia ne speres, monet annus et almum
quae rapit hora diem.
frigora mitescunt Zephyris, ver proterit aestas
interitura, simul
pomifer autumnus fruges effuderit, et mox
bruma recurrit iners.
damna tamen celeres reparant caelestia lunae:
nos ubi decidimus
quo pius Aeneas, quo Tullus dives et Ancus,
pulvis et umbra sumus.
quis scit an adiciant hodiernae crastina summae
tempora di superi?
cuncta manus avidas fugient heredis amico
quae dederis animo.
cum semel occideris et de te, splendide, Minos
fecerit arbitria,
non, Torquate, genus, non te facundia, non te
restituet pietas;
infernis neque enim tenebris Diana pudicum
liberat Hippolytum
nec Lethaea valet Theseus abrumpere caro
vincula Perithoo.
The Society for Ancient Languages
Ilustración: Estatua de Horacio en Venosa Wikipedia
De Horacio en este blog: Epodos
Las comparaciones suelen ser odiosas. Pero tanto los "Epodos" como esta "Oda" me suenan mucho más "contemporáneos" (si es que se puede decir semejante disparate de Quintus) que los textos traducidos por Samoilovich para Hiperión. Igualmente, tal vez tenga que ver con el material mismo; esas Odas parecen mediadas por la historia y la tradición, con sobrabundancia de mitología. En cambio los textos que vos traducís parecen tener un registro más cotidiano. ¿Es así? ¿O cómo es la cosa, Jorge?
ResponderBorrarTrabajé con traducciones, Marcelo, no directamente del latín, aunque sin dejar de "mirar" el original. Pero no ahorré mitología. Trabajé con libertad, porque creo que lo válido es un poema que funcione, no una transcripción, sin modificar el sentido. Uso el lenguaje más corriente, en lo posible. Gracias.
ResponderBorrar«...En estos pueblos se lucha
ResponderBorrarsin tregua con el reló,
con esa monotonía
que mide un tiempo vacío.
Pero ¿tu hora es la mía?
¿Tu tiempo, reloj, el mío?...»,
de Meditaciones Rurales, Antonio Machado.
Los versos citados por Sibila me hacen pensar en aquellos otros del azteca Roberto Cantoral (Tamaulipas, 1935), que empezaban con eso de "Reloj, no marques las horas...". Compuso también "Al final", "Chamaca", "El triste",
ResponderBorrar"La barca", "Noche no te vayas" y tantos otros boleros inovlidables. Ah, creo que tenía un amigo que se llamaba Horacio y que era flaco.
y usted, jorge, los tarareaba? solo estoy segura de que horacio tenía un mellizo que se llamaba puck.
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