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lunes, diciembre 08, 2008
Bagres, bagres, bagres
Pescados de río
a Ignacio Cobas
Bagres, bagres, bagres
sólo bagres pican desde el muelle
Bagres blancos
Bagres amarillos
Bagres bigotudos
movedizos, resbaladizos
Bagres cabezones
con puntas
en las aletas dorsales
que lastiman los dedos
Bagres, bagres, bagres
sólo bagres pican desde el muelle
Bagres chicos
Bagres grandes
Bagres de inmensa boca
Bagres que chillan
por el anzuelo que daña
su labio superior
Bagres, bagres, bagres
sólo bagres pican desde el muelle
Bagres que nadan
bajo el agua marrón
del arroyo Caraguatá
Bagres que toman todo
lo que se les ofrece:
lombriz
pasta, isoca
anguila, corazón
asado, morcilla
salame, queso
bocaditos de seso
sfogliatella napolitana
Bagres que no le hacen
asco a cualquier carnada
Bagres, bagres, bagres
sólo bagres pican desde el muelle
Qué daría por comenzar ya mismo
otro poema a la voz de
Bogas, bogas, bogas
luego un tercero
Patí, patí, patí
tras él, un cuarto
Surubí, surubí, surubí
luego el quinto
Pacú, pacú, pacú
y finalmente
culminar un sexteto
dedicado a los pescados de río
Dorado, dorado, dorado
y encender unas brasas
para saborear la blanca carne
del tigre del Paraná
luego de volver al agua
tanto bagre
Bagre blanco
Bagre amarillo
Sólo bagres pican desde el muelle.
Último poema
a Blanca y Vicente
Nunca di para el poema genial
menos ahora, que merodeo un techo
como quien dice:
“Hasta aquí llegó mi amor”
Tal vez me haya detenido
demasiado en recrear
imágenes surrealistas
herméticas o abstractas
Que no conmovieron
no emocionaron a nadie
ni provocaron adhesiones
en el terreno literario
Quizás haya perdido
mis mejores años en procura
de transmitir algo
que quedó en el camino
Ahora veo huir las palabras
despavoridas de mi mano
los recursos de la lírica
se cierran en retirada
Por lo tanto me despido
y renuncio a la causa
que me condujo a este punto
lleno de versos y libros
Estos últimos poemas
sugieren mi despedida
un “hasta siempre” quizás
un “gracias por todo”
No sé qué más decir
no se me ocurre
excepto recomendar la lectura
de poetas que no se agotan.
21/9/2005
Javier Cófreces (Buenos Aires, 1957)
Foto: Ediciones en Danza
El de los Bagres lo conocía porque lo leyó en la Feria del libro de Concordia. Y tiene su encanto, mayor aún cuando uno vive "atravesado" por los ríos de la Provincia.
ResponderBorrarPero el "Último poema" no lo conocía. Me gusta porque enuncia una verdad que es mucho menos subjetiva de lo que parece. El "fracaso" parece constituir la esencia de muchos poetas, algunos son maravillosos y desproporcionados, como los CANTOS de Ezra; otros son más modestos. Quizá, más que "fracasos" convendría hablar de inseguridad. Pocos poetas pueden estar seguros de haber escrito una obra significativa. Y lo que es peor: cuando nos preguntamos si no hubiera sido mejor hacer otra cosa con nuestros "mejores años" que entregarnos a esta calesita sin fin de las palabras. Pero por suerte (o por desgracia), insistimos, y, sobre todo, también leemos. Somos lectores, privilegiados lectores de poemas "que no se agotan" nunca. No son los nuestros, por supuesto.
Muy juguetón el poema de los bagres, está colorido.
ResponderBorrarMe encantó lo que escribiste, Marcelo. Al respecto me shockeó una parte del argumento de "El libro de la ilusiones" de Auster: la historia de Hector Mann, lo que hace con su obra.
saludos a todos!
Gracias, Carol. No conozco ese libro de Auster. Pero me gustó muchísimo "El Palacio de la luna" que también habla del fracaso y de la aventura de crear.
ResponderBorrarAbrazos