Ars Utópica
Los carpinteros tienen sus propias palabras
y deberían tener
su propia Academia de la Lengua,
sus poetas y ensayistas.
Los guardabosques
aún conservan el habla de la Ciudad Perdida.
La sintaxis se invierte
y sus verbos son amables bisagras
pesadas llaves.
De Cervantes, nadie habla con tanta propiedad
como un guardabosques.
En las cárceles
florece
otra flor primitiva:
la Lengua del encierro,
el habla
de los que tienen más de once años
en la espera.
A mí un ladrón me dijo:
Acompáñame
que junto a mí
nadie te ve.
Estas son sus palabras de sigilo.
En mi país
hay poetas que lo envidiarían:
los hay parlanchines,
los hay pobres;
mas el ladron
dice siempre lo justo.
También pensé en los albañiles
y constructores.
Un poema de Obra Limpia
siempre quise escribir.
Ser el poeta de pequeños grupos
de veinte o treinta personas.
Pesa tanto ese deseo
como el techo de una casa altísima,
este sueño
de escribir un libro
que reúna
como grupos de diversas aves
estos distintos lenguajes.
Prefiero el andamio,
la vereda y la celda
a la puritana realeza de la Lengua.
Soy el muchacho más hermoso de esta ciudad, 1987. Vía Norte y sur de la poesía iberoamericana, Editorial Verbum, Madrid, 1997
Regreso
A San Fernando quiero ir en el vapor Delta.
Desde las escalerillas ver cómo el barco separa
las cargas de troncos de los aserraderos
y los lomos florecidos de los caimanes.
Llegar a su puerto de tablones
donde el río entrega las aguas de cien barrancas
y el recuerdo de algún pueblo orillero.
Cuando la lluvia descuelga sobre mi cabeza
angostas calles enhebran la cifra de tu nombre.
El río crecido roza la capilla del ánima salvadora
donde iré a dejar unas cuantas monedas
por los amigos que enfermaron de distancia.
Al pasado quiero ir en el vapor Delta,
a los burdeles, a las galleras del traspatio,
donde Dios habita la plenitud de su tristeza.
Que todos los sabanales reblandezcan con su brillo.
Yo me voy por esta senda donde el rayo se enmantilla.
Amo las noches lenguaraces de sus muelles,
el sucio butacón de las nubes en los días de invierno
con marineros apoyados a sus palancas de anoncillo.
El lirio viejo de sus bosques.
A San Fernando quiero ir,
quiero volver,
ahora que el paisaje ha muerto de alabanza.
Leyendo el poema "Reminiscencias"
(Juan Vicente Torres del Valle, San Fernando, 1917)
A la mitad de la segunda estrofa
aparece
la palabra "almendro".
El mismo árbol
estuvo
junto al palafito de una sola pieza
y el pequeño balcón de barandas.
Hoy
un taller mecánico
arroja restos de aceite y grasa,
ahí
donde tus amigos te recuerdan
de camisa y pantalón blanco
sentado en el chinchorro
frente al río.
La soledad
de aquellas tardes,
el esmeril
sobre el oro y el nácar de los versos.
Han sido
sesenta años,
tanta basura acumulada
sobre la línea serenísima de la tierra.
De aquella ciudad
que amanecía entre barcos de paleta,
de tu lecturas de Lugones,
de Herrera y Reissig,
bajo el ala corta del sombrero,
sólo resta
la palabra "almendro"
a la mitad
de la segunda estrofa.
Tinta China - Revista de Literatura n°3 Sevilla, agosto de 2003
Igor Barreto (San Fernando de Apure, Venezuela, 1952)
Foto: Lisbeth Salas/Prodavinci
act. 2021
idea platónica:«…Los jardines de las letras, según parece, los sembrará y escribirá como por entretenimiento; y al escribirlas, atesora recordatorios, para cuando llegue la edad del olvido, que le servirán a él y a cuantos hayan seguido sus mismas huellas...», 'fedro'.
ResponderBorrarp.d. bonito cambio!
Precioso el tercer poema!!
ResponderBorrarMe gusta cuando lo que leo me genera un dibujo mental... un bosquejo imaginario. No me pasa con muchos... en este caso sí :)
Gracias por postearlo!
Saludos