También ya fui brasileño
tan moreno como ustedes.
Punteé guitarra, guié ford
y aprendí en la mesa de los bares
que el nacionalismo es una virtud.
Pero hay una hora en que los bares cierran
y se niegan a todas las virtudes.
Yo también ya fui poeta.
Bastaba mirar a una mujer,
pensaba enseguida en las estrellas
y otros sustantivos celestes.
Pero eran tantas y tan grande el cielo,
mi poesía se perturbó.
Yo también tuve mi ritmo.
Hacía esto, decía aquello.
Y mis amigos me querían,
mis enemigos me odiaban.
Yo me deslizaba irónico
satisfecho por tener mi ritmo.
Pero acabé confundiendo todo.
Hoy ya no me deslizo, no,
ya no soy irónico, no,
ya no tengo ritmo, no.
Carlos Drummond de Andrade (Itabira, 1902-Río de Janeiro, 1987), Mundo, vasto mundo, Losada, Buenos Aires, 1967
tan moreno como ustedes.
Punteé guitarra, guié ford
y aprendí en la mesa de los bares
que el nacionalismo es una virtud.
Pero hay una hora en que los bares cierran
y se niegan a todas las virtudes.
Yo también ya fui poeta.
Bastaba mirar a una mujer,
pensaba enseguida en las estrellas
y otros sustantivos celestes.
Pero eran tantas y tan grande el cielo,
mi poesía se perturbó.
Yo también tuve mi ritmo.
Hacía esto, decía aquello.
Y mis amigos me querían,
mis enemigos me odiaban.
Yo me deslizaba irónico
satisfecho por tener mi ritmo.
Pero acabé confundiendo todo.
Hoy ya no me deslizo, no,
ya no soy irónico, no,
ya no tengo ritmo, no.
Carlos Drummond de Andrade (Itabira, 1902-Río de Janeiro, 1987), Mundo, vasto mundo, Losada, Buenos Aires, 1967
Traducción de Manuel Graña Etcheverry
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Foto: s/d
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