En orden aparentemente para traer el verso aun más cerca dentro de la esfera de la prosa y del habla común, Hipponax terminaba sus yámbicos con un espondeo o un troqueo en vez de con un yambo, imprimiendo así la máxima violencia a la estructura rítmica. Estos versos deformados y mutilados se llamaban yámbicos cojos o de pie quebrado. Ellos comunicaban una cierta dureza al estilo. Los coliambos son en poesía lo que los enanos o tullidos en la naturaleza humana. Aquí también, aceptando este metro irregular, los griegos desplegaban su agudo sentido estético de la exactitud, reconociendo la armonía que susbsiste entre versos broncos y distorsionados temas, que son los que ellos tratan -los vicios y perversiones de la humanidad- y también su concordancia con el espíritu burlón del satírico. Un verso deformado era lo apropiado para costumbres deformadas.
---Estudios de los poetas griegos, John Addington Symonds Vol. I. pág. 284
en Paterson,William Carlos Williams. (Ed. de Margarita Ardanaz, Cátedra, Madrid, 2001)
...Y sin embargo, su equivalente en poesía en castellano, la copla de pie quebrado, ha servido a un tema épico elegíaco:
(...)
[XXIV]
Las huestes ynumerables,
los pendones, estandartes
e vanderas,
los castillos impugnables,
los muros e valuartes
e barreras,
la caua honda, chapada
o cualquier otro reparo
qué aprouecha?
Quando si tú vienes ayrada,
todo lo passas de claro
con tu flecha.
(...)
[XXXIII]
Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
al tablero,
después de tan bien seruida
la corona de su rey
verdadero,
después de tanta hazaña
a que non puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa d'Ocaña
vino la muerte a llamar
a su puerta,
[XXXIV]
diziendo: Buen cauallero,
dexad el mundo engañoso
e su halago;
vuestro coraçón d'azero
muestre su esfuerço famoso
en este trago
Jorge Manrique (Paredes de Nava, España, 1440- Castillo de Garcímuñoz, Cuenca, España, 1479), Coplas a la muerte de su padre
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