A tres cuadras de la cancha de Boca, hace unos años,
sentados en los cordones altos de la vereda.
Tu cara tenía
la grisura
verde oscura
del anochecer de la derrota.
¡Oh Gautama mudo encendido en el pesar!
¡Oh mudo Gautama pleno en el pensar!
El invierno de nuestro descontento
se trocó una llama gris sobre los pastos quemados
en el fondo aniquilado de la historia.
Mudos porque habíamos ardido, impasibles
porque éramos carbunclos,
estampitas de Cayetano, sangre seca de Genaro.
(1996)
Jorge Aulicino, Ituzaingó, inédito
No hay comentarios.:
Publicar un comentario