Quevedo
Aun en el mármol blanco se te ve, Don Francisco,
cual en tus epigramas y en tus estudios sabios:
tu amplia frente es severa, pero juega en tus labios
el pequeño demonio de brasa del mordisco.
Español, español de espada firme y justa
y de juicios que tienen el vigor de la mano,
tu sonrisa en flor fluye como un beso villano
que atempera el agravio de la mirada adusta.
(Sin embargo, esa facha de D' Artagnan bizarro
velaba un alma grave, deslumbrante y sencilla.
En su carne se dio la absurda maravilla
de las estrellas y las lámparas de barro.)
Job, Dios y Satanás
Entre este mísero judío
triste y ansioso de la muerte
y un Dios feroz que se divierte
en la eternidad y en el hastío,
Satanás, el Angel Sombrío,
se hace divinamente fuerte.
Ezequiel Martínez Estrada (San José de la Esquina, Santa Fe, 1895-Bahía Blanca, 1964) "Nefelibal", 1922, Poesía, editorial Argos, Buenos Aires, 1947
Aun en el mármol blanco se te ve, Don Francisco,
cual en tus epigramas y en tus estudios sabios:
tu amplia frente es severa, pero juega en tus labios
el pequeño demonio de brasa del mordisco.
Español, español de espada firme y justa
y de juicios que tienen el vigor de la mano,
tu sonrisa en flor fluye como un beso villano
que atempera el agravio de la mirada adusta.
(Sin embargo, esa facha de D' Artagnan bizarro
velaba un alma grave, deslumbrante y sencilla.
En su carne se dio la absurda maravilla
de las estrellas y las lámparas de barro.)
Job, Dios y Satanás
Entre este mísero judío
triste y ansioso de la muerte
y un Dios feroz que se divierte
en la eternidad y en el hastío,
Satanás, el Angel Sombrío,
se hace divinamente fuerte.
Ezequiel Martínez Estrada (San José de la Esquina, Santa Fe, 1895-Bahía Blanca, 1964) "Nefelibal", 1922, Poesía, editorial Argos, Buenos Aires, 1947
Foto: Martínez Estrada La Nación, Buenos Aires
No hay caso, antes se escribía, y se regaba, así, de traje. Años que no lo leía. Gracias, Irene
ResponderBorrarYa va siendo hora de que se le preste la debida atención a Ezequiel Martínez Estrada como poeta. Por lo general, se le perdona la vida por todo lo demás que escribió, pero, salvo Borges, no vi que nadie lo reivindicara debidamentge por su poesía. Martínez Estrada dice cosas importantes de manera muy sencilla y es probable que esa manera de escribir tenga mala prensa entre tanta parodia y prosaba plebeya devenida en verso.
ResponderBorrarTenía muy buena relación con los pájaros Martínez Estrada. Estuve algunos años en su casa, y siempre me llamó la atención el vínculo amigable con los pájaros. Se le paraban en la cabeza, en las manos.
ResponderBorrarFondebrider: el que lo apreciaba, además de Borges, era Girondo. En su biblioteca tiene una muy buenas y amistosas dedicatorias de Girondo. Un abrazo sincero. Muchas gracias, mi querido Jorge
Ignoraba lo de Girondo, así que gracias por el dato Ignacio.
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