viernes, octubre 31, 2014

Dorothy Parker / Cualquier porche




—Estoy leyendo lo nuevo de Locke…
 Qué extravagante, ¿verdad? Sí, lo es…
—Cielo, ¿has visto las nuevas batas?
 Son camisones… sin más.

—No digo que Mrs. Brown sea mala,
 es amoral, querida, no inmoral…
—¡La verdad, me pone enferma
 pensar lo que pagué por aquel coral!

—Mi marido me dice siempre: «Elise,
 te tomas las cosas demasiado a pecho»…
—Sí, cuarenta al mes, por favor,
 oh, la servidumbre abusa de mí también.

—No pido el derecho al voto para mí,
 pero mujeres con propiedades, querida…
—Me parece que la pobre ya no está prometida,
 ha empezado a hablar de su «carrera».

—La guerra es un tema espantoso,
 me consta que en Francia…
—Qué bien le sienta el pelo corto a Mrs. Castle;
 dicen que fue él quien le enseñó a bailar.

—Ya me habían dicho que soy psíquica,
 y pensar que lo viste… qué graciosa…
—Vaya, él andará por los sesenta, o más,
 ¡ya te dije que se casaría por dinero!

—¿De verdad que me ves más delgada?
 ¿Ya no tengo caderas? Oh, qué amable…
—¡Imagínate cómo estará hoy la ciudad!
 ¡Mucho peor que el calor es la humedad!

—Viéndome no se me nota,
 pero soy un manojo de nervios…
—Si hubieras abierto con el as,
 no habrían conseguido el slam.

—¿Así que tiene hijos? Es verdad;
 sin duda la culpa fue de él…
—¿Conoces a los de Peyster? ¿De verdad?
 Querida, el mundo es un pañuelo.

Dorothy Parker (Long Branch, Nueva Jersey, 1893 – Nueva York, 1967), Los poemas perdidos, Nórdica Libros, Madrid, 2013
Traducción de Guillermo López Gallego y Cecilia Ross
Envío de Jonio González

Foto: Dorothy Parker c.1948 The New York Times/Getty Images


ANY PORCH

“I’m reading that new thing of Locke’s—
 So whimsical, isn’t he? Yes—”
“My dear, have you seen those new smocks?
 They’re nightgowns —no more, and no less.”

“I don’t call Mrs. Brown bad,
 She’s un-moral, dear, not immoral—”
“Well, really, it makes me so mad
 To think what I paid for that coral!”

“My husband says, often, ‘Elise,
 You feel things too deeply, you do—’”
“Yes, forty a month, if you please,
 “Oh, servants impose on me, too.”

“I don’t want the vote for myself,
 But women with property, dear—”
“I think the poor girl’s on the shelf,
 She’s talking about her ‘career.’”

“This war’s such a frightful affair,
 I know for a fact, that in France—”
“I love Mrs. Castle’s bobbed hair;
 They say that he taught her to dance.”

“I’ve heard I was psychic, before,
 To think that you saw it —how funny—”
“Why, he must be sixty, or more,
 I told you she’d marry for money!”

“I really look thinner, you say?
 I’ve lost all my hips? Oh, you’re sweet—”
“Imagine the city to-day!
 Humidity’s much worse than heat!”

“You never could guess, from my face,
 The bundle of nerves that I am—”
“If you had led off with your ace,
 They’d never have gotten that slam.”

“So she’s got the children? That’s true;
 The fault was most certainly his—”
“You know the de Peysters? You do?
 My dear, what a small world this is!”

jueves, octubre 30, 2014

Einar Otto Gelsted / El ser humano



El fuego de la tierra bajo mis pies, sobre mi cabeza
un universo de frío aniquilador.
Por todos lados los países verdes,
el mar azul, el hermoso anillo
errante del horizonte.

Sobre una cáscara de globo me balanceo
entre la locura del deseo devorador
y el petrificador frío del pensamiento.

Entre abismo y abismo construyo
la vida, tonos y sabores, barcos y ciudades
la maravilla del color y el poema
que refleja todo el universo.

de De evige ting [Las cosas eternas], 1920

Otto Gelsted (seudónimo de Einar Jeppesen; Middelfart,1888-Copenhague,1968), Poesía nórdica, Ediciones de la Torre, Madrid, 1995
Trad. de Mona Moltke
Envío de Jonio González

martes, octubre 28, 2014

Iman Mersal / La serenidad












Disfrutáis de un salario mensual gracias a que existe el Estado.
Y en tanto que el sol siga alterando vuestros ojos melancólicos,
dispondréis de una excusa para describir la suciedad de la naturaleza.
Y así os adentraréis en el momento histórico, a través de sus calcetines.
Atended a la serenidad.

La basura, por ejemplo,
proporciona a los cerdos su comida diaria.
Además, todo ha mejorado
con el último mandato presidencial,
hasta el punto de que los cementerios de la periferia
disfrutan ya de cinco locutorios para llamadas internacionales.

Yo, personalmente, no necesito la voz de nadie.

Atended a la serenidad,
y no os preocupéis por el futuro,
pues no poseéis la libertad suficiente para morir.

Iman Mersal (Mit Aldan, Egipto, 1966), Caminar cuanto sea posible, Huerga y Fierro, Madrid, 2012
Trad. de Laura Salguero Esteban y Margarita Ossorio Menéndez
Envío de Jonio González

Foto: Zat Masr

lunes, octubre 27, 2014

Salvatore Quasimodo / Callejón












Vuelve a llamarme a veces tu voz,
y no sé qué cielos y aguas
se me despiertan dentro:
una red de sol que se desmalla
sobre tus muros que eran en la tarde
un columpiar de lámparas
de los nocturnos almacenes
llenos de viento y tristeza.

Otro tiempo: un telar golpeaba en el patio
y se oía en la noche un llanto
de cachorros y niños.

Callejón: una cruz de casas
que se llaman despacio
y no conocen el miedo
de quedar solas en la oscuridad.

Salvatore Quasimodo (Módica, 1901-Amalfi, 1968), Todos los poemas, traducción de Leopoldo Di Leo, Ediciones Librería Fausto, Buenos Aires, 1976

Foto: Latam History

Vicolo

Mi richiama talvolta la tua voce
e non so che cieli ed aqcue
mi si svegliano dentro:
una rete di sole che si smaglia
sui tuoi muri ch'erano a sera
un dondolio di lampade
delle botteghe tarde
piene di vento e di tristezza.

Altro tempo: un telaio batteva nel cortile,
e s'udiva la notte un pianto
di cuccioli e bambini.

Vicolo: una croce di case
che si chiamano,
e non sano ch'è paura
di restare sole nel buio.

domingo, octubre 26, 2014

Ingeborg Bachmann / Madera y virutas




De los avispones no quiero decir nada,
pues es fácil reconocerlos.
Tampoco las revoluciones en curso
son peligrosas.
La muerte como séquito del alboroto
es decisión antigua.

Pero de las efémeras y de las mujeres,
cuídate, de los cazadores domingueros,
de los esteticistas, de los indecisos, de los bienintencionados,
de los que no han sido castigados por ningún desprecio.

De los bosques trajimos leña menuda y troncos.
y durante mucho tiempo no nos salió el sol.
Embriagada por el papel sobre la cinta continua,
no reconozco las ramas,
ni el musgo, fermentado en tintas más oscuras,
ni la palabra, en las cortezas grabada,
cierta y audaz.

Desgaste de hojas, pancartas,
carteles negros... De noche y de día
se estremece bajo las estrellas, estas o aquellas,
la máquina de la fe. ¡Pero en la madera,
mientras esté verde, y con la bilis,
mientras sea amarga, estoy
decidida a escribir lo que fue en un principio!
¡Procurad manteneros despiertos!

El enjambre de avispones sigue
la huella de las virutas despedidas, y junto al pozo
se le eriza a la tentación,
que antaño nos debilitó,
el cabello.

Ingeborg Bachmann (Klagenfurt, Austria, 1926 - Roma, 1973), El tiempo postergado, traducción de Arturo Parada, Cátedra, Madrid, 1991

Foto: DW

sábado, octubre 25, 2014

D.H. Lawrence / Dos poemas









El cuerpo de Dios

Dios es la gran fuerza que todavía no ha encontrado
     un cuerpo,
pero que impulsa hasta lograr encarnarse a través
     de su propia vitalidad.

Y finalmente llega ser un oloroso clavel:
     ¡he aquí a Dios!
Y finalmente llega a ser Helena, o Ninón: cualquier
    mujer bella y generosa
cuando es más hermosa y más ella misma, siendo
     Dios manifestado;
cualquier hombre claro y sin temor, siendo Dios,
     Dios mismo.

Porque no hay Dios
aparte de las amapolas y los peces voladores,
hombres cantando canciones y mujeres peinando
     sus cabellos al sol.
Las cosas bellas son el advenimiento de Dios,
     como Jesús vino.
El resto, lo indiscernible, es el demiurgo.


Quisiera conocer a una mujer

Quisiera conocer a una mujer
que fuera como una llama roja en una chimenea
brillando después de las agitadas ráfagas del día.

Para que pudiera acercarme a ella
en la dorada tranquilidad del atardecer
y deleitarme realmente a su lado
sin la obligación de esforzarme a amarla por cortesá,
ni la de conocerla mentalmente.
Sin tener que sufrir un escalofrío cuando le hablo.

D.H. Lawrence (Eastwood, 1885-Vence, Francia, 1930), Poemas, traducción de Mario Satz, Editorial Argonauta, buenos Aires, 1990

viernes, octubre 24, 2014

Rafael Felipe Oteriño / Lo inefable













Y el fresco de la mañana y la corriente de aire perfumado
fueron suficientes:
lo inefable se percibe en los cuartos, se insinúa en las paredes,
brota un poco más lejos, en el reverbero del camino,
y se borra.
Así, todas las veces y durante las cuatro estaciones.

Esfumado, es la ausencia;
favorecido por el relámpago, la sensación y el escalofrío.

Le di mis manos para que no le pesara la deformidad de la historia
y las tomó sólo por momentos.
Juntos atravesamos galerías, arcos de medio punto
y manantiales
en los que el agua rejuvenece.

Así nació la ilusión de que había un lugar y estaba próximo.

Supe que era lo mejor,
sin referencia exacta ni obrar fijo, sin esperar respuesta
ni buscarla:
un vuelo de colibríes que alborota las hojas.

Lo inefable vierte vino en las jarras, da color a las vocales,
pronuncia voces detrás de un muro
cuyo guardián es invisible.
Habla y habla.

De lo inefable son los molinos de viento,
la lluvia sobre el techo y el parpadear de las estrellas.
                                                                  Nuestros,
los argumentos, las frases en latín y la música de cámara.

Rafael Felipe Oteriño (La Plata, 1945), Viento extranjero, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014

Foto: La Región Ourense

jueves, octubre 23, 2014

Stanley Kunitz / Dos poemas










Bendición

Que Dios destierre de tu casa
a la mosca, la cucaracha, el ratón

que alborota detrás de las paredes
hasta hacer caer el revoque;

que exhorte desde tu puerta
al hipócrita y al falsario;

que no permita que el miedo, asustadizo,
blando y felino suba por tu escalera,

a los agentes de tus dudas:
que Dios los eche con un silbido.

Que no permita nada contaminado del mal,
que nada que pueda marchitar

la fronda más tierna de tu corazón
invada tu sangre tierna y profunda.

En contra del gotear de la noche
tenga Dios bien cerradas las ventanas,

proteja tus espejos
de sorpresa, delirios,

no admita que el viento rezagado
dentro de tu cerrada mente

emplume el lago del sueño
con sueños. Si has de llorar

que Dios te de lágrimas, pero que te deje
soledad para tu pesar,

e islas para tu orgullo,
y amor para que anide a tu lado.

Permita Dios que hasta el hueso
seas tú misma;

permita que sea yo (mi amor)
dulce compañía.


Fin del verano

Una agitación del aire,
una perturbación de la luz
me advirtieron que esa noche
el no amado año giraría sobre sus goznes.

Me puse de pie en la desencantada campiña
entre el rastrojo y las piedras,
atónito mientras que un gusanillo
me balbuceaba la canción medular de mis huesos.

El azul deslizóse por el azul del verano,
un halcón desprendióse desde sus torres sin nubes,
el techo del silo inflamóse, y supe
que una parte de mi vida había concluido.

Ya la puerta de hierro del norte
resuena al abrirse: pájaros, hojas, nieves
ordenan a las poblaciones ir adelante,
y un viento cruel sopla.

Stanley Kunitz (Worcester, Massachusetts, 1905-Nueva York, 2006), Alberto Girri, 15 poetas norteamericanos, Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1966


Benediction

God banish from your house 
The fly, the roach, the mouse 

That riots in the walls 
Until the plaster falls; 

Admonish from your door 
The hypocrite and the liar; 

No shy, soft, tigrish fear 
Permit upon your stair, 

Nor agents of your doubt. 
God drive them whistling out. 

Let nothing touched with evil, 
Let nothing that can shrivel 

Heart's tenderest frond, intrude 
Upon your still, deep blood. 

Against the drip of night 
God keep all windows tight, 

Protect your mirrors from 
Surprise, delirium, 

Admit no trailing wind 
Into your shuttered mind 

To plume the lake of sleep 
With dreams. If you must weep 

God give you tears, but leave 
You secrecy to grieve, 

And islands for your pride, 
And love to nest in your side. 

God grant that, to be the bone,
Yourself may be your own;

God grant that may be
(my sweet) sweet company.


End of Summer 

An agitation of the air,
A perturbation of the light
Admonished me the unloved year
Would turn on its hinge that night.

I stood in the disenchanted field
Amid the stubble and the stones
Amaded, while a small worm lisped to me
The song of my marrow-bones.

Blue poured into summer blue,
A hawk broke from his cloudless tower,
The roof of the silo blazed, and I knew
That part of my life was forever over.

Already the iron door of the North
Clangs open: birds,leaves,snows
Order their populations forth,
And a cruel wind blows.

miércoles, octubre 22, 2014

János Pilinszky / Dos poemas












Basta

Así sea muy ancho lo creado,
es más estrecho que un establo.
De aquí hasta allá. Piedra, árbol, casa.
Actuando estoy. Llego temprano, me retraso.
Pero alguien entra a veces
y lo que existe se abre de repente.
Basta ver una faz, una presencia,
y ya sangra el papel de las paredes.
Sí, sí, basta una mano, como cuando
revuelven el café o hacen el gesto
de abandonar la escena,
para olvidar entonces dónde estamos,
la hilera de ventanas sin aire, y luego
regresar en la noche a nuestro cuarto
para aceptar lo inaceptable.


Alguien

Por un perfecto círculo, o mejor,
por un óvalo imperfecto
está mirando Dios al monstruo. Un millón
de caras, manos y uñas en conjunto.
En el fondo una cama larga y muda;
una vulgar cobija y una almohada.
La pezuña del monstruo perfora el pavimento,
y alguien rompe a llorar.

János Pilinszky (Budapest, 1921-1981), El reverso de la luz. Cuatro poetas húngaros, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Editorial Orpheusz, Budapest, 1999
Trad. de Rodrigo Escobar Holguín y Vera Székács
Envío de Jonio González

Foto: Litera

martes, octubre 21, 2014

Thomas Bailey Aldrich / Recuerdo












Deja pasar mil cosas mi cerebro:
Fechas de guerras, muertes de monarcas;
Recuerda sin embargo aquella hora:
Un mediodía, cerca de la torre
De una aldea lejana. Con el último
Azul del mediodía, vino el viento,
Alborotó el arroyo, se detuvo,
Dejó su carga de aromas de pinos,
Y arrancó, indiferente,
Dos pétalos de aquel rosal silvestre.

                                                       Trad. de Alfredo Weiss

Thomas Bailey Aldrich (Portsmouth, Nuevo Hampshire, 1836-Boston, 1907), Poesía estadounidense, selección y prólogo de Alfredo Weiss, Ediciones Continental, Buenos Aires, 1944


[Memory

My mind lets go a thousand things 
Like dates of wars and deaths of kings, 
And yet recalls the very hour-- 
'T was noon by yonder village tower, 
And on the last blue noon in May-- 
The wind came briskly up this way, 
Crisping the brook beside the road; 
Then, pausing here, set down its load 
Of pine-scents, and shook listlessly 
Two petals from that wild-rose tree.Poem Hunter

lunes, octubre 20, 2014

Corrado Govoni / La trompetita






He aquí lo que queda
de toda la magia de la feria:
esa trompetita
de lata azul y verde
que toca una niñita
caminando, descalza, por los campos.
Pero en esa nota forzada
hay dentro los payasos blancos, rojos,
está la banda de oro rumoroso,
la calesita y sus caballos, el órgano, las luces.
Igual que en el goteo de la gárgola
está todo el espanto de la tormenta,
la belleza de los rayos y del arco iris,
y en la húmeda cerilla de una luciérnaga
que se deshace sobre una hoja de brezal
toda la maravilla de la primavera.

Il quaderno dei sogni e delle stelle [1924]

Corrado Govoni (Tamara, Ferrara, 1884- Lido dei Pini, Roma, 1965), Poetas italianos del siglo XX. Selección, traducción, prólogo y notas de Horacio Armani, Ediciones Librería Fausto, Buenos Aires, 1973


La trombettina

Ecco che cosa resta
di tutta la magia della fiera:
quella trombettina
di latta azzurra e verde,
che suona una bambina
camminando, scalza, per i campi.
Ma, in quella nota sforzata,
ci son dentro i pagliacci bianchi e rossi,
c'è la banda d'oro rumoroso,
la giostra coi cavalli, l'organo, i lumini.
Come, nel sgocciolare della gronda
c'è tutto lo spavento della bufera,
la bellezza dei lampi e dell'arcobaleno;
nell'umido cerino d'una lucciola
che si sfa su una foglia di brughiera,
tutta la meraviglia della primavera.

domingo, octubre 19, 2014

Wallace Stevens / Estudio de dos peras










I

Opusculum paedagogum.
Las peras no son violas,
desnudos ni botellas.
No se parecen a nada.

II

Son formas amarillas
compuestas por curvas
que se abomban hacia la base.
Son pinceladas rojas.

III

No son superficies planas
de contornos curvos.
Son redondas
y se ahusan hacia la punta.

IV

Tal como están modeladas
son trozos de azul.
Una hoja endurecida y seca cuelga
del tallo.

V

El amarillo reluce.
Reluce con amarillos diversos,
cidras, naranjas y verdes
florecen sobre la piel.

VI

Las sombras de las peras
son borrones sobre la tela verde.
Las peras no se ven
como el observador desea.

Wallace Stevens (Reading, Pennsylvania, 1879-Hartford, Connecticut, 1955), Harmonium (1923), Faber and Faber, Londres, 2001
Versiones de Jonio González


Study of Two Pears 

I

Opusculum paedagogum.
The pears are not viols,
nudes or bottles.
They resemble nothing else.

II

They are yellow forms
Composed of curves
Bulging toward the base.
They are touched red.

III

They are not flat surfaces
Having curved outlines.
They are round
tapering toward the top.

IV

In the way they are modelled
There are bits of blue.
A hard dry leaf hangs
From the stem.

V

The yellow glistens.
It glistens with various yellows,
Citrons, oranges and greens
Flowering over the skin.

VI

The shadows of the pears
Are blobs on the green cloth.
The pears are not seen
As the observer wills. 

sábado, octubre 18, 2014

Czesław Miłosz / Dos poemas




Al amanecer

Cuánta persistencia, cómo necesitamos durabilidad.
El cielo antes de la salida del sol está empapado de luz.
Un color rosado tiñe edificios, puentes, y el Sena.
Estuve aquí cuando ella, con quien camino, no había nacido aún
Y las ciudades sobre una distante llanura estaban intactas
Antes de elevarse por el aire con el polvo de ladrillo sepulcral
Y la gente que vivía allí no lo sabía.
Para mí, sólo este momento al amanecer es real.
Las vidas pasadas son como mi propia vida anterior, inciertas.
Lanzo un hechizo a la ciudad pidiéndole que dure.


Significado

–Cuando muera, voy a ver el revés del mundo.
El otro lado, más allá de pájaro, montaña, puesta de sol.
El significado verdadero, listo para ser descifrado.
Lo que nunca sumó va a sumar,
Lo que fue incomprensible será comprendido.

–¿Y si no hay revés del mundo?
¿Si un zorzal en la rama no es un signo,
Sino sólo un zorzal en la rama? ¿Si noche y día
No tienen sentido persiguiéndose
Y no hay nada en esta tierra excepto esta tierra?

–Aunque así sea, permanecerá
Una palabra despertada por labios que perecen,
Un mensajero incansable que corre y corre
A través de campos interestelares, de galaxias vertiginosas.
Y llama, protesta, grita.


Czesław Miłosz (Szetejnie, Lituania, 1911-Cracovia, Polonia, 2004), Hablar de poesía n° 25, julio 2012, Córdoba, Argentina
Nota preliminar y versiones del inglés de Carmen Iriondo y Rafael Felipe Oteriño

De la nota de los traductores: Para hacer la presente traducción consultamos las versiones en inglés de las obras New and Collected Poems 1931-2001, Second Space, Selected Poems y Selected and last poems 1931-2004, en cuya traslación del idioma polaco participó el propio autor.


AT DAWN // How enduring, how we need durability./ The sky before sunrise is soaked with light./ Rosy color tints buildings, bridges, and the Seine./ I was here when she, with whom I walk, wasn’t born yet/ And the cities on a distant plain stood intact/ Before they rose in the air with the dust of sepulchral brick/ And the people who lived there didn’t know./ Only this moment at dawn is real to me./ The bygone lives are like my own past life, uncertain./ I cast a spell on the city asking it to last. 

MEANING // –When I die, I will see the lining of the world./ The other side, beyond bird, mountain, sunset./ The true meaning, ready to be decoded./ What never added up will add up,/ What was incomprehensible will be comprehended.// – And if there is no lining to the world?/ If a thrush on a branch is not a sign,/ But just a thrush on the branch? If night and day/ Make no sense following each other?/ And on this earth there is nothing except this earth? // – Even if that is so, there will remain/ A word wakened by lips that perish,/ A tireless messenger who runs and runs/ Through interstellar fields, through revolving galaxies,/ And calls out, protests, screams.

viernes, octubre 17, 2014

Cristina Annino / Todas las consecuencias...









Todas las consecuencias se realizaron.
Ya lo acepto desde hace mucho. Ella
descendió delante de mí, ladrillo sobre ladrillo, como
una casa, desde el autobús, bella y como un evento
excepcionalmente grave. Quienes hacen
por mí, pensándome, vale decir, decidiéndome, cómo
decirlo, el destino, o los otros sobre mi cabeza, tienen
la longitud mensurable y el clima breve de aquel pedazo de calle. Jamás
tengo el sentido del final como al recorrerla. Podré
estarme sin ella; en el sueño aprendo cosas de mi
cuerpo sin hacer nada, y medio mundo está bajo
el sol estúpido. Pero
igual al final haremos lo mismo: las
escaleras, el fregadero, el hambre, las habitaciones. Con calma. Y qué
bueno al menos no hablar nunca de Ritsos.

Cristina Annino (Arezzo, 1941), "Madrid", 1987, Magnificat. Poesie 1969-2009, Puntoacapo Editrice, Novi Liguri, 2009
En Anterem
Vía Silvia Rosa
Versión de Jorge Aulicino


Tutte le conseguenze sono state fatte
Ormai l’accetto da molto tempo. Lei
è scesa davanti a me, mattone dopo mattone come una
casa, dall’autobus bella e quale un evento
eccezionalmente pesante. Chi fa
per me pensandomi, vale a dire decidendomi, come
dire il destino o gli altri sulla mia testa, hanno
la lunghezza misurabile e il clima breve di quel pezzo di strada. Mai
ho il senso della fine quanto percorrendola. Potrei
stare senza: nel sonno imparo cose del mio
corpo non facendo niente, e mezzo mondo è sotto
il sole stupido. Ma le
faremo alla fine lo stesso le
scale, l’acquaio, la fame, le stanze. Con calma. E che
bontà almeno non parlare mai di Ritsos.

jueves, octubre 16, 2014

Edgar Lee Masters / De "Antología de Spoon River", 18












Anne Rutledge

Vulgar y desconocida, mías son
Las vibraciones de música eterna;
"Sin malicia para nadie, con caridad para todos."
Mío, el perdón de millones para millones,
Y el benéfico rostro de una nación
Brillando con justicia y verdad.
Yo soy Anne Rutledge, quien duerme bajo estos pastos,
Enamorada en vida de Abraham Lincoln,
Casada con él, no por matrimonio,
Sino por separación.
Florece por siempre, ¡oh República!,
Del polvo de mi pecho.

Spoon River Anthology, 1915

Edgar Lee Masters (Garnett,  Kansas, Estados Unidos, 1868 - Melrose, Park, Pennsylvania , Estados Unidos, 1950), Dos siglos de poesía norteamericana. Selección, traducción y presentación por Alfredo Casey, Ediciones Antonio Zamora, Buenos Aires, 1969


Anne Rutledge 

OUT of me unworthy and unknown
The vibrations of deathless music;
"With malice toward none, with charity for all.',
Out of me the forgiveness of millions toward millions,
And the beneficent face of a nation
Shining with justice and truth.
I am Anne Rutledge who sleep beneath these weeds,
Beloved in life of Abraham Lincoln,
Wedded to him, not through union, 
But through separation.
Bloom forever, O Republic,
From the dust of my bosom!

miércoles, octubre 15, 2014

Rafael Felipe Oteriño / Exhumaciones, 4














Exhumaciones

4. Diccionario Enciclopédico Garnier
París, Novísima Edición

Me descubro
consultando palabras
en tu diccionario de juventud.

Son las mismas
que alguna vez te desvelaron,
Hades, su pasaje a Destino
y su pariente cercano: Cronos.

Subrayadas,
con notas al margen,
entre signos de admiración.

Todo eso arrebatado por hollín
y viento perfumado.

Rafael Felipe Oteriño (La Plata, 1945), Viento extranjero, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014

martes, octubre 14, 2014

Miguel Gaya / Hemos olvidado algo en algún lugar de la casa...













Hemos olvidado algo en algún lugar de la casa
Algo que es nuestro. Lo compramos
o lo llevamos con nosotros
como una posesión.
Ya no lo tenemos.
No lo recordamos tampoco
ni lo echamos en falta ni sabemos siquiera
que lo hemos olvidado.
Pero ahí está.
En un lugar del mundo
que es nuestro. Nuestra casa.

Pero no sabemos que está en nuestra casa.
No sabemos nada de él, ni siquiera que haya existido una vez
y que fue, y es, nuestro.

Esto no es cierto.
No es cierto que no sepamos nada de él.
Si por azar nos lo cruzáramos, lo reconoceríamos,
y sabríamos su peso, su tacto, y cómo nos acompañó.

Pero no recordamos nada de él, cómo llegó a nuestras manos, cómo se fue.

Además nadie lo ve.
No está oculto adrede, no está perdido. Pero ignoramos todos
el lugar donde está.

No lo buscamos, no lo queremos, no está presente para nadie
pero ahí está.
En la casa nuestra.

Es más que probable que no lo veamos jamás
y que un día nos muramos
sin verlo.

Entonces alguien,
tal vez,
alguien que vacía a conciencia y con tristeza
nuestra casa
tropezará con él,
lo sostendrá en su mano
y nosotros nos haremos presente allí
junto a un objeto
que hemos olvidado para siempre.

[inédito]

Miguel Gaya (Ayacucho,  Argentina, 1953)

lunes, octubre 13, 2014

Edwin Arlington Robinson / Dos poemas













Los clérigos

No creí que podría encontrarlos allí
Cuando retornara; pero estaban en ese lugar
Al igual que en los días en que soñaban con la sangre
Joven que tenían en los pómulos y en las mujeres
Que los consideraban hermosos.

Me recibieron con un aire de ancianos -
Y en verdad, existía en el viejo taller una hermandad
Alrededor de ellos, y los hombres eran tan buenos
Y tan humanos como siempre lo fueron.

Tú que has tratado tanto de ser sublime,
Y ustedes que se alimentan con el propio linaje,
¿A qué se reducen sus ilusiones y temores?
Poetas y reyes pasan, pero los clérigos del Tiempo
Siempre están hilando el mismo opaco paño del descontento
Abrazando el mismo triste encaje de los años.


La casa en la montaña

Todos han partido
La casa está clausurada
No hay ya nada más que decir.

A través de las paredes partidas y las tejas
El viento sopla helado y penetrante;
Todos se ha alejado.

No hay allí un solo día
Para hablarles si están bien o enfermos;
Ya no hay nada más que decir.

¿Por qué entonces andamos perdidos
Alrededor de ese dintel hundido?
Todos se han alejado.

Y nuestro pobre drama-imaginativo
Para ellos es arte gastado:
No hay nada más que decir.

Edwin Arlington Robinson (Head Tide, Maine,1869-Nueva York, 1935), Dos siglos de poesía norteamericana. Selección, traducción y presentación por Alfredo Casey, Ediciones Antonio Zamora, Buenos Aires, 1969

domingo, octubre 12, 2014

Alicia Waisman / El violeta se escurre sin remedio...











El violeta se escurre sin remedio.
Las ramas de los sauces no logran retenerlo.

Trabajan las sombras
sin delinear
más que su propio contorno.

Algún caballo pastando.
Las luminarias que se encienden.
En la desolación de este suburbio
nada es diferente
de sí mismo.

Sólo la luz cambió.

(Pero Monet
ya no está para apreciarlo).

Alicia Waisman (Buenos Aires), Ser hablada, Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2013

sábado, octubre 11, 2014

Jonio González / Conocimiento











1
¿Cómo brutalizas
a un hombre?
¿Cómo le tiendes la mano
para que te la corte?
¿Cómo haces descender
la niebla
sobre la montaña
hasta cubrirla toda?

2
El agua del deshielo
arrastra hojas.
El hombre que ha perdido
la mano
se detiene para hundir
en ella
aquello que le falta.
No distingue lo distinto
de lo semejante,
la ausencia
de lo que se tiene.
Echa de menos
cuanto sujetaba
cuanto perdía
las formas de lo innecesario
de lo inevitable.

3
Ahora esperas un viento de tormenta
el artífice de la furia que desencadenaste
lo que hizo que perdieras
el volumen de los cuerpos
y las cosas
los cuerpos
y las cosas
el tiempo que es el tiempo
que se tarda en poseerlas.

Jonio González (Buenos Aires, 1954), inédito

viernes, octubre 10, 2014

Alicia Silva Rey / Razas





primero Marguerite D., luego su traductora, Alejandra,
hablaron del palacio
de la soledad: "No les disparen a los fantasmas", dijeron,
"no le disparen al viento" como en una escena de cowboys
en el palacio de la soledad; cómo situar palacios
de soledad en Haití -filibusteros; ejércitos
de Napoleón- víctima de negros africanos
dirigidos por un tal Toussaint Loverture, negro

cómo, en Haití, sin hacienda, mujeres abusadas
y el culto fetichista de las serpientes (ellas y yo
amamos nuestros palacios de soledad); no Puerto Rico,
la más culta de las Antillas, húmeda perla, colonial,
ni Cuba "la más hermosa que jamás ojos vieron"
controladas por la Union sólo
en lo que atañe a su luz,
su espacio material e inmaterial,
su puerto el más vasto de América,
su catedral en la europea Habana
que guarda (ca. 1913) el sepulcro vacío de Colón

Alicia Silva Rey (Quilmes, Buenos Aires, 1950), (circa), Añosluz, Buenos Aires, 2014

jueves, octubre 09, 2014

Feliu Formosa / Tres poemas









15

Ver el propio fin
no como una interrupción
forzosa
sino como una conclusión
lógica.

Es necesario planteárselo
como objeto y proceder
a una preparación
no sólo mental
sino con los actos.

Y no dejar de contemplar
el mundo maravillados,
con una enriquecedora
y constante extrañeza,
como enterrando tesoros
que encontrará algún otro.

¿Es realmente posible?
¿No es pedir demasiado?


16

Él surge del agua
con unas cuantas ostras
que ha arrancado de las rocas.

Ella,
desnuda en la cala.

Con la navaja,
él va abriendo las valvas
y los dos chupan
la carne de cada ostra.

Lentamente, bajo el sol,
después se lamen
el uno al otro
la piel salada y tórrida
que retiene todavía algunas gotas
de agua del baño reciente
en un mar perfecto.

Respiro hondo:
ninguna conclusión.


46

Es amable el rumor
del pequeño taller mecánico
en la calle del suburbio.

Te beso lentamente
la cara interior
del muslo.

Son amables las nubes
de la tarde.

Como la música.


Feliu Formosa (Sabadell, 1934), Al llarg de tota una impaciència, Edicions 62, Barcelona, 1994
Versiones de Jonio González


15

Veure la pròpia fi 
no pas com una interrupció  
forçosa, 
sinó com una conclusió 
lògica. 

Cal plantejar-s'ho 
com a objecte i procedir 
a una preparació 
no tan sols en la ment 
sinó amb els actes. 

I no deixar de contemplar 
el món amb meravella, 
amb una enriquidora 
i constant estranyesa, 
com enterrant tresors 
que trobarà algú altre. 

És realment possible? 
No és demanar massa? 


16

Ell surt de sota l’aigua 
amb unes quantes ostres 
que ha arrencat de les roques. 

Ella, 
nua a la cala. 

Amb la navalla, 
ell va obrint les valves 
i tots dos xuclen 
la carn de cada ostra. 

Lentament, sota el sol, 
després es llepen 
l'un a l'altre 
la pell salada i tòrrida 
que reté encara algunes gotes 
d'aigua del bany recent 
en una mar perfecta. 

Respiro fondo: 
cap conclusió. 


46

És amable la remor 
del talleret mecànic 
al carrer del suburbi. 

Et beso lentament 
la cara interior 
de la cuixa. 

Són amables els núvols 
de tardor. 

Com la música. 

miércoles, octubre 08, 2014

Ezra Pound / La isla en el lago













Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrono de los ladrones,
dadme a su tiempo —os ruego— una pequeña tabaquería
con las cajitas relucientes
apiladas con esmero en los estantes
y el cavendish suelto y aromático
y el fuerte shag,
y el rubio Virginia
en hebras bajo el vidrio reluciente de los mostradores,
y una balanza no muy engrasada,
y las putas que entran a cambiar una o dos palabras al pasar,
a soltar un insulto, y arreglarse un poco el pelo.

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrono de los ladrones,
prestadme una tabaquería
o instaladme en cualquier profesión
excepto esta maldita profesión de escritor,
en que uno necesita su cerebro todo el tiempo.

Ezra Pound (Hailey, 1885-Venecia, 1972), Argentarium, Antología de los poemas cortos de Ezra Loomis Pound, traducidos por autores argentinos, versión de Gerardo Gambolini, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2009

Foto: Barbadillo

The Lake Isle
 
O God, O Venus, O Mercury, patron of thieves, 
Give me in due time, I beseech you, a little tobacco-shop, 
With the little bright boxes
piled up neatly upon the shelves
And the loose fragment cavendish
and the shag, 
And the bright Virginia
loose under the bright glass cases, 
And a pair of scales
not too greasy, 
And the votailles dropping in for a word or two in passing, 
For a flip word, and to tidy their hair a bit. 

O God, O Venus, O Mercury, patron of thieves, 
Lend me a little tobacco-shop, 
or install me in any profession
Save this damn'd profession of writing, 
where one needs one's brains all the time.

de Lustra, 1916-1917

martes, octubre 07, 2014

Carlos Battilana / El dulce porvenir











cuando los mejores poetas de mi generación
curtidos por las drogas
la grasa y el vino excesivo
están haciendo pie
y pueden usar la palabra templanza
con toda propiedad

reunir poemas
evaluar con cierta distancia
sus tesoros
su cúmulo precioso

cuando cerca de los 50
la juventud
es una palabra
que ha sido usada
y se puede recordar
-sí, con alegría-
las viejas amistades
los duelos
los viajes pequeños

cuando
el poeta
de los grandes experimentos
pero de otros poemas
mejores aún
es una increíble
referencia
y ahora
puede
-finalmente-
distribuir
el aire
y la respiración
porque ha corrido tanto

yo aún
el poeta de la familia
el poeta que
literalmente
ha administrado la energía
el poeta del tenis
estoy cambiando a mi hijo
interminable
en el baño
posterior de la casa
y le digo
“te amo te amo”
y barro
bajo los signos y los hábitos
de antiguos mecanismos
la ropa la basura y me muevo
-ya ciego-
entre escombros de fuego
y no tengo, lo sé,
escapatoria
no puedo ni podré respirar

amo
con pobreza
como pude

pronuncio “te amo”
como una
invocación
como una oración religiosa
-polvo del camino-
la única propiedad
con base
en lo real

Carlos Battilana (Paso de los Libres, Argentina, 1964), Un western del frío, Viajero Insomne, Buenos Aires, 2015

lunes, octubre 06, 2014

Mauro Viñuela / De manera, entonces...












De manera, entonces
que anunciada tu muerte en escena fetal
desprovistas palabras
no remolino no río marrón no verde Kandinski

ya caídas las odas a todos los Humboldt

(y el cuerpo antiguo desconoce al cuerpo nuevo)

las segundas, terceras naturalezas
un ovillo también de malezas
golpeando el cedrón
más tarde el rosal
y en la memoria la rosa china de los días
de los días del trueno a tres, cuatro, cinco segundos

De manera entonces, mi muchacha,
que precedes
 amor
   nómada
espesura

porque el horizonte se calibraba en nuestras manos de ciegos
antaño, en la tierra de los siglos múltiples
y la inagotable invención del fuego

[inédito]

Mauro Viñuela (Resistencia, Chaco, Argentina, 1971)                                                

domingo, octubre 05, 2014

Louise Glück / Parábola de los cisnes









En un pequeño lago
perdido en el mundo, dos
cisnes vivían. Como todos los cisnes,
pasaban ochenta por ciento del día estudiándose
a sí mismos en el agua atenta y
veinte por ciento asistiendo a su amado. Así,
su fama de amantes radica
principalmente en el narcisismo, que deja
tan poco tiempo libre para
salidas más plenas. Pero
el destino tenía otros planes: después de diez años, dieron
con aguas pantanosas;  cualquiera que fuera la basura, se
ciñó al plumaje del macho, que se volvió
instantáneamente gris; al mismo tiempo,
se reveló el verdadero propósito
del diseño flexible de su cuello. Tanta
acción en el lago plano, ¡tanto
él ha perdido! Más tarde o más temprano en una larga
vida juntos, toda pareja  se encuentra
en una emergencia como ésta, algún
drama que resulta
en daño. Ésto
ocurre por una razón: testear
el amor y demandar
expresión fresca de sus términos complejos.
Así se puso de manifiesto que el macho y la hembra
volaron bajo diferentes banderas: mientras
el macho creyó que el amor
era lo que él sentía en su corazón
la hembra creyó
que el amor era lo que uno hacía. Pero ésta no es
una pequeña historia sobre la corrupción
intrínseca del macho, usando como evidencia la ruin
definición de pureza del cisne. Es
una historia de astucia e inocencia. Por diez años
la hembra estudió al macho, ella coqueteaba
cuando él dormía o estaba
oportunamente ensimismado en el agua,
mientras que el macho espontáneo
actuaba con desenfado según
el capricho del momento. En el agua pantanosa
discutían por algún tiempo, bajo la luz que palidecía,
hasta que la pelea se volvía lentamente
abstracta, formando
parte de su canción
después de un rato.

Louise Glück (Nueva York, 1943), Meadowlands, Ecco Press, Nueva York, 1996
Versión de Marina Kohon


Parable of the Swans

On a small lake off
the map of the world, two
swans lived. As swans,
they spent eighty percent of the day studying
themselves in the attentive water and
twenty percent ministering to the beloved
other. Thus
their fame as lovers stems
chiefly from narcissism, which leaves
so little leisure for
more general cruising. But
fate had other plans: after ten years, they hit
slimy water; whatever the filth was, it
clung to the male’s plumage, which turned
instantly gray; simultaneously,
the true purpose of his neck’s
flexible design revealed itself. So much
action on the flat lake, so much
he’s missed! Sooner or later in a long
life together, every couple encounters
some emergency like this, some
drama which results
in harm. This
occurs for a reason: to test
love and to demand
fresh articulation of its complex terms.
So it came to light that the male and female
flew under different banners: whereas
the male believed that love
was what one felt in one’s heart
the female believed
love was what one did. But this is not
a little story about the male’s
inherent corruption, using as evidence the swan’s
sleazy definition of purity. It is
a story of guile and innocence. For ten years
the female studied the male; she dallied
when he slept or when he was
conveniently absorbed in the water,
while the spontaneous male
acted casually, on
the whim of the moment. On the muddy water
they bickered awhile, in the fading light,
until the bickering grew
slowly abstract, becoming
part of their song
after a little longer.

Copyright © 1996 by Louise Glück

sábado, octubre 04, 2014

Jüri Talvet / Ontología del cuervo





Con tanto ruido
empezaba a dolerme la cabeza;
abrí la mano y solté puñados de palabras.
El viento de la libertad
arrastra y mece las letras más nobles
y las más envidiosas,
groseras e iracundas.
(“Que hayan de ser nuestros mejores discípulos
los cuervos que vengan a sacarnos los ojos”,
se quejaba el poeta junto al Duero.)
Pero ni siquiera hace falta ser discípulo,
ni tampoco el mejor.
Basta con ser sencillamente un cuervo,
una serpiente voladora:
el viento magnánimo de la libertad
mece tiernamente y arrastra consigo
perlas, rosas y basura.

Jüri Talvet (Pärnu, Estonia, 1945), Elegía estonia y otros poemas, Llambert Palmart, Valencia, 2002
Traducción de Jüri Talvet y Albert Lázaro-Tinaut
Envío de Jonio González

viernes, octubre 03, 2014

Joan Vinyoli / Anochecer en la cafetería









I



Es una pesadilla tener siempre en el cajón,
a mano, guardada, la ampollita
de cianuro por si me urgiese usarlo,
ante la absurdidad del universo
o del hombre, inútil preguntador
en el orden imaginado por el demiurgo.

Detenida la sangre, ya no sería necesario
cerrar y abrir nunca más la puerta
carcomida ni tampoco encender fuego,
que el estofado de la vida tiene mal gusto,
ni hacerme la cama, ni nada.

                                                 Liberado del hambre,
de placeres y de dolores, ¿qué soy, finalmente?
Aquí no valen conjeturas. Metafórico
con todo menos con la muerte, ya responderán los gusanos
en las tinieblas.
                          Ahora sólo sé que tengo
dentro de mí estallidos, umbráculos de recuerdos,
incendios metalúrgicos y tucanes de vuelo
silencioso y suave que me hablan de una selva
remota. ¿Pero el ave del paraíso,
enjaulada? ¿Y todos nosotros, qué?
Enjaulados también.
                                  ¡Qué punzante añoranza
de un sol perpetuo y de un gran lugar abierto
donde vivir siempre!
                                  Que el tejón nos abrigue
cuando es invierno y el gordo hipopótamo
nos lleve, en el tiempo cálido, a los ríos donde se remoja.

II

No siempre las etapas de la vida
se acaban como los árboles que huyen, nítidos,
al viajero que mira con ojos cansados,
puesto el corazón en la ciudad cercana,
un cielo de transparencia matinal
o un áspero fondo de rocas, moderado
por una puesta grande y fastuosa.

Descarrilado en una curva, el tren
se precipita desde lo alto de un risco.
De entre montones de chatarra se levantan hombres
a vivir en la incomodidad de su último invierno:
el ejecutivo, el incendiario, el santo,
la bailarina, el pobre, el insensato,
en la sucia destrucción que humea.

Ah, si entonces, como de un inmenso brasero
de solidaridad, ardiese un fuego,
¿qué no diríamos de este gran dolor
que nos nubla siempre el pensamiento?
Levantemos, pues, una tienda contra el viento,
seamos un simulacro del amor
y acabaremos por ser tan sólo amor.

(Passeig d’aniversari, 1984)

Joan Vinyoli (Barcelona, 1914-1984), La mano del fuego. Antología poética, Edición y prólogo de Jordi Llavina, traducción de Carlos Vitale, Candaya, Barcelona, 2014


Vespre a la cafeteria

I

És un malson tenir sempre al calaix,
tocant a mà, desada, l’ampolleta
de cianur per si m’urgís d’usar-lo,
davant l’absurditat de l’univers
o bé de l’home, inútil preguntaire
dins l’ordre imaginat pel demiürg.

Aturada la sang, ja no caldria
tancar i obrir cap altre cop la porta
corcada ni tampoc encendre foc,
que l’estofat de vida té mal gust,
ni fer-me el llit, ni res.

                                   Quiti de fam,
de plers i de dolors, què sóc a l’últim?
No hi valen conjectures. Metafòric
amb tot menys amb la mort, ja respondran els cucs
en la tenebra.
                       Ara sols sé que tinc
dins meu esclats, umbracles de records,
incendis metal·lúrgics i tucans de vol
silenciós i tou que em parlen d’una selva
remota. Però l’au del paradís,
engabiada? I què, nosaltres tots?
Engabiats també.
                              Quina punyent recança
d’un sol perpetu i d’un gran lloc obert
on viure sempre!
                            Que el teixó ens abrigui
quan és hivern i l’hipopòtam gras
ens porti, en el temps cald, als rius on es rabeja.

II

No sempre les etapes de la vida
s’acaben con els arbres fugen, nets,
al viatger que mira amb ulls cansats,
posat el cor en la ciutat propera,
un cel de transparència matinal
o un aspre fons de roques, moderat
per una posta gran i fastuosa.

Descarrilat en una corba, el tren
s’estimba daltabaix d’una cinglera.
D’entre munts de ferralla es drecen homes
a viure en l’inconfort del seu hivern darrer:
l’executiu, l’incendiari, el sant,
la ballarina, el pobre, l’insensat,
en la bruta desfeta que fumeja.

Ah, si llavors, com d’un immens braser
de solidaritat, cremés un foc,
què no diríem d’aquest gran dolor
que ens ennuvola sempre el pensament?
Bastim, doncs, una tenda contra el vent,
siguem un simulacre de l’amor
i acabarem per ser tan sols amor.

jueves, octubre 02, 2014

Vittorio Bodini / Cuatro fragmentos










de Foglie di tabacco (1945-47)

1.
Tú no conoces el sur, las casas de cal
de las que salíamos al sol como números
de la cara de un dado.

8.
Una funesta mano lánguida desde los techos
visita los hornos apagados, los establos en que despierta
una linterna o una voz polvorienta.
Como de un astro próximo a morir
se oye un canto de los campos de tabaco.
En los umbrales escuchan las antiguas mujeres sentadas.

9.
Cuatro caminos *

¡Qué nevado silencio,
qué sueño miserable
de carbón y de fango en los suburbios!
Entre casas despeinadas algún farol a gas
arroja en la sombra su sombra verdosa:
allí se desvanece una pareja, y justo donde desaparece,
la cola de una serpiente entre las cañas
de un remoto verano un momento centellea.

Una piedad insensata
seca como semillas de girasol
gira en el vacío de las bocacalles,
mientras en tu tierra los campesinos
invisibles hablan en azul profundo
de los campos de tabaco, y en un instante
la noche tendrá sabor de aceituna verde.

12.
Un monje pendenciero vuela entre los árboles.


Vittorio Bodini (Bari, 1914 -. Roma, 1970), Antologia virtuale della poesia italiana
Versiones de Jorge Aulicino

* Castellano en el original



1.
Tu non conosci il Sud, le case di calce
da cui uscivamo al sole come numeri
dalla faccia d'un dado.

8.
Una funesta mano con languore dai tetti
visita i forni spenti, le stalle in cui si desta
una lanterna o voce impolverata.
Come da un astro prossimo a morire
S'ode un canto dai campi di tabacco.
Sulle soglie, in ascolto, le antiche donne sedute
(...)

9.
Cuatro caminos

Che nevoso silenzio,
che sogno miserabile
di carbone e di fango nei sobborghi!
Fra spettinate case qualche fanale a gas
getta nell'ombra la sua ombra verdastra:
lì una coppia dilegua, e nel punto ove sparve,
la coda d'una serpe fra le canne
d'una remota estate un attimo balena.

Una pietà insensata
arida come semi di girasole
gira in folle ai crocicchi,
mentre nella tua terra i contadini
invisibili parlano turchino
dai campi di tabacco, e fra un istante
la notte avrà sapore di oliva verde.

12.
Un monaco rissoso vola tra gli alberi.


miércoles, octubre 01, 2014

Margaret Walker / Desde 1619











Desde 1619*

¿Cuántos años he pasado cantando spirituals desde 1619?
¿Cuánto tiempo he pasado glorificando y a Dios y gritando aleluyas?
¿Cuánto tiempo he pasado odiada y odiando?
¿Cuánto tiempo he pasado viviendo en un infierno en espera del cielo?

¿Cuándo veré a mi hermano llevando otro color en la cara?
¿Cuándo estaré lista para morir en una pelea limpia?
¿Cuándo tendré conciencia de la imperiosa lucha en la que actuar o morir?
¿Cuándo caerán estas costras de mis ojos?

¿Qué diré cuando desciendan los días de cólera,
Cuando los dioses del dinero se lleven toda mi vida,
Cuando suene el toque de difuntos
Y la paz sea una bandera extendida de sangre y mugre?

¿Cuándo comprenderé a los embaucados y a los tramposos,
sus sueldos de hambre y sus altaneras concesiones a mi orgullo?
¿Cuándo abriré de golpe mi perrera, furiosa perra callejera,
flaca y hambrienta y cansada de mis huesos descarnados y mis años?


Margaret Walker (Birmingham, Alabama, 1915-Chicago, 1998), This is My Century: New and Collected Poems, University of Georgia Press, Georgia, 1988
Versión de Jonio González.

* Fecha en que llegó a Estados Unidos, en un barco holandés, el primer esclavo negro. (N. del T.)


Since 1619

How many years since 1619 have I been singing Spirituals?
How long have I been praising God and shouting hallelujahs?
How long have I been hated and hating?
How long have I been living in hell for heaven?

When will I see my brother?s face wearing another color?
When will I be ready to die in a honest fight?
When will I be conscious of the struggle ? nor to do or die?
When will these scales fall away from my eyes?

What will I say when days of wrath descend
When the money-gods take all my life away;
When the death knell sounds
And peace is a flag of far-flung blood and filth?

When will I understand the cheated and the cheaters;
Their paltry pittances and cold concessions to my pride?
When will I burst from my kennel an angry mongrel,
Lean and hungry and tired of my dry bones and years?