lunes, junio 30, 2014

Alda Merini / Los poetas trabajan de noche
















Los poetas trabajan de noche
cuando no tienen el tiempo encima,
cuando calla el ruido de la gente
y cesa el linchamiento de las horas.

Los poetas trabajan en lo oscuro,
halcones nocturnos, ruiseñores
de dulcísimo canto
que temen ofender a Dios.

Pero los poetas, en su silencio,
hacen mucho más ruido
que una dorada cúpula de estrellas.

Alda Merini (Milán, 1931 – 2009), Destinati a morire, Lalli Editore, Poggibonsi, 1980, en Alda Merini
Versión de Jorge Aulicino dedicada a Irene Gruss

Foto: RestaurArs


I poeti lavorano di notte 

I poeti lavorano di notte
quando il tempo non urge su di loro,  
quando tace il rumore della folla
e termina il linciaggio delle ore. 

I poeti lavorano nel buio
come falchi notturni od usignoli
dal dolcissimo canto
e temono di offendere Iddio. 

Ma i poeti, nel loro silenzio
fanno ben più rumore
di una dorata cupola di stelle.

domingo, junio 29, 2014

Robert Hass / Meditación en Lagunitas













El nuevo pensamiento es todo pérdida.
En eso se parece al antiguo pensamiento.
La idea, por ejemplo, de que cada particular borra
la luminosa claridad de una idea general.
Que el pájaro carpintero cara de payaso
que escudriña el esculpido tronco muerto
de aquel abedul es, por su sola presencia,
alguna trágica caída de un mundo primigenio
de luz indivisa. O la otra noción que dice
que, como en este mundo no hay una sola cosa
que corresponda al arbusto de la zarzamora,
una palabra es la elegía de lo que significa.
De esto hablamos anoche ya tarde y en la voz
de mi amigo había un delgado hilo de pena,
un tono casi de queja. Un rato después entendí
que, al hablar así, todo se disuelve:
justicia, pino, cabello, mujer, tú y yo.
Una vez hice el amor a una mujer y recuerdo cómo,
al tomar sus pequeños hombros entre mis manos,
sentí un violento asombro ante su presencia,
una sed de sal, sed del río de mi niñez
con sus cauces insulares, tonta música del barco
del placer, charco donde atrapamos aquel pececillo
naranja y plata llamado semilla de calabaza.
Apenas si tenía que ver con ella. Anhelo, decimos,
porque el deseo está lleno de distancias infinitas.
A ella yo le daba igual seguramente.
Pero cómo recuerdo la manera en que sus manos partían el pan,
lo que su padre le dijo para herirla, lo que soñaba.
Hay momentos en que el cuerpo es tan luminoso como las palabras,
días que son la carne buena prolongándose.
Una ternura tal, aquellas tardes y noches
repitiendo zarzamora, zarzamora, zarzamora.

Robert Hass (San Francisco, Estados Unidos, 1941), Alabanza. Deseos humanos, traducción de Pura López Colomé, UNAM, Ciudad de México., 1995
Envío de Jonio González

Foto: Deconatus


Meditation at Lagunitas

All the new thinking is about loss.
In this it resembles all the old thinking.
The idea, for example, that each particular erases
the luminous clarity of a general idea. That the clown-
faced woodpecker probing the dead sculpted trunk
of that black birch is, by his presence,
some tragic falling off from a first world
of undivided light. Or the other notion that,
because there is in this world no one thing
to which the bramble of blackberry corresponds,
a word is elegy to what it signifies.
We talked about it late last night and in the voice
of my friend, there was a thin wire of grief, a tone
almost querulous. After a while I understood that,
talking this way, everything dissolves: justice,
pine, hair, woman, you and I. There was a woman
I made love to and I remembered how, holding
her small shoulders in my hands sometimes,
I felt a violent wonder at her presence
like a thirst for salt, for my childhood river
with its island willows, silly music from the pleasure boat,
muddy places where we caught the little orange-silver fish
called pumpkinseed. It hardly had to do with her.
Longing, we say, because desire is full
of endless distances. I must have been the same to her.
But I remember so much, the way her hands dismantled bread,
the thing her father said that hurt her, what
she dreamed. There are moments when the body is as numinous
as words, days that are the good flesh continuing.
Such tenderness, those afternoons and evenings,
saying blackberry, blackberry, blackberry.

sábado, junio 28, 2014

René Char / La aldea vertical




Como lobos ennoblecidos
Por su desaparición
Acechamos el año del miedo
Y de la liberación.

Lobos nevados
De las lejanas batidas,
De fecha borrada.

Bajo el porvenir que gruñe,
Furtivos, esperamos,
Para afiliarnos,
La amplitud de la altura.

Sabemos que las Cosas ocurren
Repentinamente,
Oscuras o demasiado adornadas.

El dardo que unía los dos paños
Vida contra vida, clamor y monte,
Fulguró.

                                                 Le Nu perdu, 1971

René Char (L'Isle-sur-la-Sorgue,1907- París,1988), Raúl Gustavo Aguirre, Poetas franceses contemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974

Foto: Wainhaus

Le village vertical

Tels des loups ennoblis 
Par leur disparition, 
Nous guettons l'an de crainte 
Et de libération.

Les loups enneigés 
Des lointaines battues, 
A la date effacée.

Sous l'avenir qui gronde, 
Furtifs, nous attendons, 
Pour nous affilier, 
L'amplitude d'amont.

Nous savons que les Choses arrivent
Soudainement,
Sombres ou trop ornées.

Le dard qui liait les deux draps 
Vie contre vie, clameur et mont, 
Fulgura.

viernes, junio 27, 2014

Osvaldo Ballina / Tres poemas




aire tendido

desagua el tiempo en la inminencia de la nada
la alegría se dispara y es un fenómeno celeste
sin testigos ni mediación
vuela tras ella un aire tendido
y no hay ruinas en el sendero de regreso
a la estación de montaña


bajo la luz mestiza

la luz mestiza se arranca del blanco y dispara
su propio designio entre piedras o relámpagos
¿hubo alguna vez clamor?
habita obsedido por una cifra perdida
un reino vuelto al revés o
por palabras desprendidas hacia el éxodo
lejos, muy lejos de la usurpación
y sólo el univerde, el unisol
con trapos nómades buscando cielo


un día más

bailan los demonios cotidianos
y ofrendan vasijas de orina
al pie de los eucaliptos

el asceta da vueltas a la rueda del aire
y suelta los perros de las pariciones
que bendicen nuevas vidas y nuevas muerte

es un día más que llena la tierra, agua y aire
en el espasmo terrenal

Osvaldo Ballina ( La Plata, 1942), Refugio de altura, Ediciones Al Margen, La Plata, 2014

jueves, junio 26, 2014

Ignacio Uranga / Dos poemas a Juan Gelman











vos que viste, Señora de la noche, pueblos
levantados, odio, la niñez en uso: también
cada noche el rostro triste de este hombre:
y diste a su pesar, sí, palabras cada vez
sonos a paliar dolor: la su bendición fue
dar belleza al mundo entre venenos: no
obstante he aquí el su castigo a la vez:
pues no puede, no, embellecerse en su
belleza: Chora vio la luna en la China
hace siglos: no estando ya la luna para
Chora en lado alguno: y hubo que Chora
olvidó la luna, olvidos que en Chora, pues
devuélvenle lo urdido: al punto que olvida
Chora la luna, vuelve la luna, sí, a brillarle
cada iris: danos hoy, entonces, Señora, no
nos dejes en veneno sin belleza, Señora de
la noche, no cese en el hombre tu canto a cantar:
hay venenos: la belleza inútil es urgente, necesaria

*

al resplandor de su niñez / la su niñez intacta, pues:
está el mundo envenenado / el mundo en venenos, sí
y él pone sin embargo / a la mitad del mundo un árbol
a la mitad del mundo un mundo/ entre venenos su árbol
pone al mundo un árbol que hace sol / dase a la tarea de
lleno de hojas, hacer al sol / incluso entre venenos su
lleno de hojas árbol hace al sol/ juega su niñez al sol
cada día brilla al resplandor de su niñez el árbol/ ante
el mundo envenenado / de hojas lleno incansable el sol:
un pájaro azul de vuelo en alza / horizontal / tal un cerrado
horizonte es pájaro azul lo lejos / el horizonte azul de pá-
jaro volando el mundo entre venenos / pero he aquí, pues
un árbol / el árbol puesto a crecer el sol / juega al sol
la su niñez aún / lleno de hojas danos hoy el sol y siempre
el nuestro siempre tuyo sol de cada día / en tu niñez al sol:
hace el árbol sol a tu niñez / es pájaro azul el horizonte
el mundo en su venenos y / sin embargo / tu sol a diario

Ignacio Uranga (Bahía Blanca, 1982), inéditos

miércoles, junio 25, 2014

Sandra Cornejo / Alerzal














Canela como el arrayán
como el pato de los torrentes,
en extinción.
Mutisia
sobre la arena volcánica.

Tomaré La Trochita
para que me devuelva a lo intangible
porque lagos y ríos permanecen encadenados.

No pude irme
no pretendo alejarme
del lugar hermoso desparecido
al que pertenezco.

Sandra Cornejo (La PLata, 1962), Bajo los ríos del cielo, Ediciones Al Margen, La Plata, Buenos Aires, 2014

Foto: La Comuna Ediciones

martes, junio 24, 2014

William Carlos Williams / Retrato de una dama




Tus muslos son manzanos
cuyas flores tocan el cielo.
¿Qué cielo? El cielo
donde Watteau colgó la zapatilla
de una dama. Tus rodillas
son una brisa sureña -o
una ráfaga de nieve-. ¡Ah! ¿qué
clase de hombre era Fragonard?
-como si eso respondiera
algo-. Ah, sí: debajo
de las rodillas, ya que fue asi como
iniciamos la canción, es
uno de esos blancos días de verano,
la alta hierba de tus tobillos
ondula sobre la orilla.
¿Qué playa?
la arena se adhiere a mis labios
¿Qué playa?
¡Ah!, pétalos tal vez. ¿Cómo
podría saberlo?
¿Qué playa? ¿Qué playa?
Dije pétalos de un manzano.

William Carlos Williams (Rutherford, 1883 -1963), "Dial" [1920], The Collected Poems, Vol.1. 1909-1939, edición a cargo de  A. Walton Litz y Christopher MacGowan, New Directions, Nueva York, 1986
Traducción de Eduardo Conde

Foto: William Carlos Williams con uno de sus hijos  Allen Ginsberg Project


Portrait of a Lady

Your thighs are appletrees 
whose blossoms touch the sky. 
Which sky? The sky 
where Watteau hung a lady's 
slipper. Your knees 
are a southern breeze - or 
a gust of snow. Agh! what 
sort of man was Fragonard? 
- As if that answered 
anything. - Ah, yes. Below 
the knees, since the tune 
drops that way, it is 
one of those white summer days, 
the tall grass of your ankles 
flickers upon the shore - 
Which shore? - 
the sand clings to my lips - 
Which shore? 
Agh, petals maybe. How 
should I know? 
Which shore? Which shore? 
- the petals from some hidden 
appletree - Which shore? 
I said petals from an appletree. 

lunes, junio 23, 2014

Alberto Girri / De "Existenciales", 8





















La máscara

Dirigido a una máscara,
tu deseo parece temor,

       aunque, puesto que te sonríe
mientras le reprochas ligereza,
sobresaltos del corazón,

       qué más daría
considerarla tu enemiga
si lo que muestras es
también máscara,
                               lo hostil, un reverso
del que efectivamente eres,

       ¿cómo rehuirle
el juego, provocarte
pueriles compensaciones,
                                el amor como chispa
de incendiar llanuras,
       como limosna, mutua
asistencia para encontrarnos
en la orilla no enferma de lo que somos,
la sigilosa?

       Que así la enfrentes,
un equiparar de cuanto debajo escondes
con lo que en ella te excita;
       repudiarla
sería agregar a tu desvalimiento otro,
volcar escarcha sobre la nieve.

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Poemas con poemas", Existenciales, Sudamericana, Buenos Aires, 1986


Foto: Alberto Girri por Sara Facio. Sin fecha

domingo, junio 22, 2014

Marcel Duchamp / Entre nuestros artículos...










Entre nuestros artículos de quincalla perezosa recomendamos la llave de agua que detiene el flujo cuando no se lo escucha.
Física de equipaje:
Calcular la diferencia entre los volúmenes de aire desplazados por una camisa limpia (planchada y doblada) y la misma camisa sucia.
Ajuste de conciencia de objetos o partes de objetos: la jerarquía de esta especie de ajuste está en relación directa con el "disparate".
Una caja de cerillas llena es más ligera que una caja empezada porque no hace ruido.
¿Será necesario reaccionar contra la pereza de los rieles en el intervalo de dos pasos de trenes?
Transformador destinado a utilizar las pequeñas energías desperdiciadas tales como:
la exhalación del humo de tabaco,
el exceso de presión sobre un timbre eléctrico...
el crecimiento de los cabellos, de los vellos y de las uñas,
la caída de la orina y de los excrementos,
los movimientos de miedo, de sorpresa, de tedio, de cólera,
la risa,
la caída de las lágrimas,
los gestos demostrativos de las manos, de los pies, los tics,
las miradas duras,
los brazos que caen,
es desperezarse, el bostezo, el estornudo,
el esputo ordinario y el de sangre,
los vómitos,
la eyaculación,
los cabellos rebeldes, la espiga,
el ruido al sonarse, el ronquido,
el desvanecimiento,
el silbido, el canto,
los suspiros,
etc.

Marcel Duchamp (Blainville-Crevon, 1887-Neuilly-sur-Seine, 1968), Versiones del surrealismo, compilación de Julio Ortega, Tusquets, Barcelona, 1974
Traducción de César Moro
Envío de Jonio González

sábado, junio 21, 2014

Alberto Girri / De "Existenciales", 7





La rosa del mundo

Más que rosa
por la pasión de Shelley,
de la Belleza Intelectual,

más que flor, rosa
sufriendo junto al hombre
el común secarse, caer,

más que fascinación de rosa,
mirada y perseguida
como talismán,

            la rosa del mundo es
la que está para quien sueñe
que toda belleza se desvanece
como sueño,
            Ledas de Espartas, Deirdres irlandesas,
míticas reinas apagándose
entre insuaves, lastimosas voces,
         
            rosa que en un
orbe de bocas en ansiedad
es rosa como Dios
en este mundo palpable.

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Poemas con poemas", Existenciales, Sudamericana, Buenos Aires, 1986

Foto: Alberto Girri, años 80, Susana Mulé

viernes, junio 20, 2014

Daniel Muxica / La planta del hermano rebelde en el jardín de la tía








La tía dice que cuando nazca la planta
que llevará su nombre,
será un tallo sustraído a la acción del equilibrio

el niño observa el jardín y no encuentra
ningún tallo que no oscile
ni que mantenga la rectitud

eso lo deja tranquilo.

Daniel Muxica (Valentín Alsina, 1950-Buenos Aires, 2009), El niño, ensayo de familia,  Bajo la Luna, Buenos Aires, 2011
Vía Angel Faretta


Foto de Daniel Grad 

jueves, junio 19, 2014

Edna St. Vincent Millay / No me compadezcas
















No me compadezcas porque la luz del día
al terminar el día deje de recorrer el cielo.
No me compadezcas por las bellezas desaparecidas
en campos y espesuras mientras el año pasa.
No me compadezcas por la menguante luna,
ni porque el reflujo de la marea se retire hacia el mar,
ni porque el deseo del hombre calle tan pronto
y ya no me mires con amor.
Siempre lo he sabido: el amor no es más
que la abierta flor que el viento ataca,
que la gran marea que pisa la cambiante orilla,
esparciendo los restos del naufragio que amontonó la tormenta:
compadécete de mí porque el corazón es lento para aprender
lo que la ágil mente contempla a cada paso.

Edna St. Vincent Millay (Rockland, 1892-Austerlitz, 1950), Selected Poems/The Centenary Edition, Colin Falck, Harper Perennial, Nueva York, 1992
Versión de Jonio González

Foto: Literary New York


Pity me not

Pity me not because the light of day
At close of day no longer walks the sky;
Pity me not for beauties passed away
From field and thicket as the year goes by;
Pity me not the waning of the moon,
Nor that the ebbing tide goes out to sea
Nor that man's desire is hushed so soon,
And you no longer look with love on me.
This I have known always: Love is no more
Than the wide blossom which the wind asails,
Than the great tide that treads the shifing shore,
Strewing fresh wreckage gathered in the gales:
Pity me that the heart is slow to learn
What the swift mind beholds at every turn. 

miércoles, junio 18, 2014

Charles Tomlinson / Rostro e imagen



Entre
su imagen
y tu rostro. Entre,
está el país sin mapa,
cambiante, virgen
terror y territorio.

La imagen
-el más desesperado acto
del arte del retrato-.
La llevo conmigo y de buena gana
mi mente la esposa, aunque
su pérdida está ya prevista: admitida
la realidad y la distancia
que hay en ella.

El rostro,
boca, ojos y frente,
cosas substanciales,
adelantan sus claras fronteras
en contra de todas las imaginaciones.

Y sin embargo,
al mirar un rostro,
¿qué vemos?
No el único
incontrovertible tú o mí.

Porque, todavía, debemos
en toda la confianza en el ver,
redescubrir
el rostro en la imagen, la imagen en el rostro.

Amar
es ver,
no perturbar
esta diferencia
y vivir dentro
de sus ilimitados confines.

Aun un rostro no amado
nos fuerza
a reconocer
su unicidad, su durar así:
¿cómo podrían entonces estos
labios no componer el tema
y el ser de todas las apariencias?

Charles Tomlinson (Penkhull, Reino Unido, 1927-Gloucestershire, Reino Unido, 2015), Alberto Girri, Existenciales, Sudamericana, 1986

martes, junio 17, 2014

Héctor Carreto / Desde la luna, el emperador confiesa











De todas mis colonias
la que prefiero es la luna,
porque desde aquí me asomo al mundo
como quien, sin ser visto,
atisba detrás de una esfera.
Desde este punto puedo encuadrar
el carnaval en Río
y el desfile de los portaaviones
hacia el Medio Oriente;
puedo disfrutar el ocaso sobre las islas,
perseguir el destello de unos ojos,
el aleteo de una moneda,
la multiplicación
en los espejos de las meninas
y puedo, especialmente, contemplar
el exclusivo espectáculo de tu cuerpo
arrojándose sobre otra bestia.

(¿Yo soy esa bestia, verdad Terapia?,
¿verdad que yo soy esa bestia?)

de Coliseo [2002]

Héctor Carreto (Ciudad de México, 1953), 359 Delicados (con filtro). Antología de la poesía actual de México, selección de Pedro Serrano y Carlos López Beltrán, Lom, Santiago de Chile, 2012

Foto: s/d

lunes, junio 16, 2014

Philip Blake Morrison / No nos volverán a engañar











Entre las ofertas del sábado - mangueras,
bombachas con horqueta abierta, sillones inflables -
esta: 'Ojo espía para la puerta. Abarca dos metros,
Se ven las visitas indeseables. A usted no lo ven.'

Imagen inspirada. Ama de casa en ruleros
segura tras su puerta percibe
que el rufián que aparece afuera
no vende escobas. No le abrirá.

¡La nueva frontera de Europa! ¡El fin del terror!
Nunca más esos juegos en familia
interrumpidos por el golpe al corazón de la puerta -
el padre que sale a ver quién es,
las voces fuertes, desconocidas
y el silencio de algunos segundos.

Philip Blake Morrison (Skipton, North Yorkshire, 1950), Once british, compilado y traducido por Andrew Graham-Yooll, Aurelia Rivero Libros, Buenos Aires, 2013


We won't get fooled again

Among the Saturday bargains -  hose pipes,
open-crotch panties, inflatable chairs -
this one: 'Front-door spyhole. Six-foot span.
You see unwanted callers. They don't see you.'

The picture's inspired. A curlered housewife
safe behind her door figures immediately
the scar-faced stranger looming outside
is not selling brushes. She won't open up.

Europe's new frontier! The end of the terror!
never again those games of happy families
cut short by a rap in the heart of the door -
father leaving us to answer it,
then the loud, unfamiliar voices
and the silence for a moment or two.

domingo, junio 15, 2014

Jacobo Fijman / De "Molino rojo", 3













Tarde violeta

  Cae de bruces un silencio frío
en el ocio violeta de la tarde.
¡Perplejas añoranzas!

  Se tuercen las paredes de mi estancia.
Ronronean las luces como gatos.
  El caserío soñoliento
engrisa las campanas.

  El viento tiene los pies desnudos.

  Se ensordece la tarde
arrastrándose, lentamente.

  ¡Perplejas añoranzas!

De reojo me miran los sarcasmos.

Jacobo Fijman (Uriff, Besarabia, 1898-Buenos Aires, 1970), "Molino rojo", 1926, Poesía completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2007

sábado, junio 14, 2014

Jacobo Fijman / De "Molino rojo", 2










Aldea

  Mi blanca soledad -
aldea abandonada.

   Revuelo de perezas
sobre la torre de un anhelo
que tañe sus horizontes.

  Pintadas negras de la desolación.
Yunques abandonados y puentes solariegos.

  Se ha sentado el dolor como un cacique
en el banquillo de mi corazón.

  Las lluvias estancadas de mis sueños
se han cubierto de musgo.

  En el horno apagado del silencio
mis frutos maduraron
estérilmente.

  Perdí mi itinerario en el desierto.

  ¡Hospedería triste de mi vida
en donde sólo se aposentó el azar!

  En una pradería de cansancios
balan estrellas mis ovejas grises.

  Lugarón sin destino;
las calles andariegas
beatas de mi ser
son manos contemplativas
que van perdiendo soles...

Jacobo Fijman (Uriff, Besarabia, 1898-Buenos Aires, 1970), "Molino rojo", 1926, Poesía completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2007

viernes, junio 13, 2014

Jacobo Fijman / De "Molino rojo"










Canto del cisne

Demencia:
el camino más alto y más desierto.

Oficios de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes
afónicas lamentaciones.

Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.

Se erizan los cabellos del espanto.

La mucha luz alaba su inocencia.

El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.

Cuerdas de los silencios más eternos.

Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.

¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?

Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!

Jacobo Fijman (Uriff, Besarabia, 1898-Buenos Aires, 1970), "Molino rojo", 1926, Poesía completa, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2007

jueves, junio 12, 2014

Franco Fortini / Stammheim



Stammheim *

Ellos hicieron lo que debían hacer
según las órdenes de la ciudad invisible.
Estudiaron los libros antiguos y los modernos.
El acero de los padres cortó los más pequeños nervios.
Fueron muertos.
Nadie más los obedeció.

Ellos hicieron lo que debían hacer
según las órdenes de la ciudad visible.
Estudiaron los libros antiguos y los modernos.
La química de los padres bañaba el manojo de los nervios.
Se mataron.
Nadie más los obedeció.

Nosotros hemos hecho lo que debimos
wo eine fremde Sprache herrscht **
según las órdenes de dos órdenes según dos leyes.

                                                                           19 de octubre de 1977

Franco Fortini (Florencia, 1917–Milán, 1994), "Paesaggio con serpente", Versi scelti, 1939-1989, Einaudi Editore, Turín, 1990
Versión de J. Aulicino

* Alude a la prisión cercana a Stuttgart, donde fue juzgado el grupo terrorista alemán Fracción del Ejército Rojo, llamada "banda Baader-Meinhof". Antes del veredicto, el 9 de mayo de 1976, Ulrica Meinhof fue encontrada en su celda, ahorcada con una toalla. Los otros arrestados fueron declarados culpables el 28 de abril de 1977. El 19 de octubre de 1977, Andreas Baader fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza, Gudrun Ensslin, ahorcada en su celda y Jan Carl Raspe, herido de bala, fue llevado a un hospital, donde murió. Irmgard Möller sobrevivió, aunque también herida. Años más tarde dijo que todo había sido una ejecución secreta como respuesta a los atentados y secuestros realizados en el llamado "otoño alemán". Möller sin embargo no estaba segura de cómo fueron asesinados sus compañeros ni de cómo despertó herida a puñaladas en el hospital. Las autoridades aseguraron que se trató de un suicidio político luego del espectacular rescate en Somalia de los pasajeros de un vuelo de Lufthansa. Los abogados de los presos habrían metido las armas en la prisión. Atentados de esos meses en reclamo de la libertad de los terroristas incluyeron la toma de una embajada, los asesinatos de un fiscal y del presidente de un banco y la captura del avión comercial por parte de un comando palestino. El mismo día que se supo de las muertes de los prisioneros, apareció el cadáver del empresario Hans Schleyer, secuestrado semanas antes. (N. del Ad.)

** Donde prevalece una lengua extranjera (N. del Ad.)


Stammheim 

Essi hanno fatto quello che dovevano
secondo gli ordini della città non visibile.
Hanno studiato i libri antichi e i moderni.
L'acciaio dei padri recide i più piccoli nervi.
Sono stati uccisi.
Nessuno fu più obbediente di loro.

Essi hanno fatto quello che dovevano
secondo gli ordini della città visibile.
Hanno studiato i libri antichi e i moderni.
La chimica dei padri bagnava le chiome dei nervi.
Si sono uccisi.
Nessuno fu più obbediente di loro.

Noi abbiamo fatto quello che abbiamo dovuto
wo eine fremde Sprache herrscht
secondo gli ordini di due ordini secondo due leggi.

19 ottobre 1977

---

miércoles, junio 11, 2014

Peter Milčák / Dos poemas



Cómo

Cómo asumir el don
de la mengua y al mismo tiempo mirar
la hierba que se repite
indiferente, cómo liberar la alegría desatada
de las manos de un hombre que se aliena
a sí mismo, cómo situarse
en la línea de preparación sin la zozobra
que es sólo reflejo del pensamiento
que da la bienvenida a la nada, la cual se presenta siempre
de improviso, ella misma hecha un ovillo por la fiebre,
y a la que en un instante de firmeza hay que abrazar, acoger,
envolver en cálidas mantas y con fervor
seguir meditando qué hacer.


Aquello que es

De aquello que es
a aquello que
parece como
lo que es.
De aquello que cualquier viento
se lleva sin dificultad,
de la esencia del pájaro, el canto,
a lo que lo hace
insoportablemente
pesado,
las plumas.
Aquello que no es
me hace
libre y feliz,
grandísima ficción
que no está al acecho
de su oportunidad.

Peter Milčák (Krompachy, República Eslovaca,1966), "Nueva poesía eslovaca", Nayagua. Revista de Poesía, 2ª época, nº 19, Madrid, 2013
Traducción de Alejandro Hermida de Blas
Envío de Jonio González

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martes, junio 10, 2014

Eugenio Montale / Barcas sobre el Marne











Felicidad del corcho abandonado
a la corriente
que destempla en torno a los puentes derrumbados
y el plenilunio pálido en el sol:
barcas sobre el río, ágiles en el verano
y un rumor estancado de ciudad.
Sigue con los remos el prado si el cazador
de mariposas alcanza con su red
la arbórea sobre el muro en que la sangre
del dragón se repite en el coral.

Voces sobre el río, estallidos desde las orillas
o rítmico escandir de piraguas
en el atardecer que rezuma
entre las cabelleras de los nogales, pero dónde está
la lenta procesión de las estaciones,
que fue un alba infinita y sin caminos
dónde la larga espera y cuál el nombre
del vacío que nos invade.

El sueño es éste: un vasto
inconcluso día que difunde
entre los diques, casi inmóvil, su deslumbramiento,
y en cada recodo el trabajo del hombre
y el velado mañana que no horroriza.
Y aún era otro el sueño pero su reflejo
quieto sobre el agua en fuga, bajo el nido
del péndulo aéreo, innacesible,
era un altísimo silencio en el grito
acorde del mediodía y un mañana
más larga era la tarde, el gran fermento
un gran reposo.

                               Aquí... el color
que resiste es del ratón que hizo saltar
entre los juncos con su metálico rociar
venenoso, el estornino que desaparece
entre los humos de la orilla.
                             Otro día,
repites. Oh, ¿qué repites? ¿Y dónde lleva
esta boca que bulle un solo
golpe?
La tarde es ésta. Ahora podemos
descender hasta que la Osa se encienda.

(Barcas sobre el Marne, dominicales, en carrera
en el día de tu fiesta.)

 [Le occasioni ,1939]

Eugenio Montale (Génova, 1896-Milán, 1981), revista Sur, N° 225, Buenos Aires, noviembre y diciembre de 1953
Versión de Alberto Girri y Carlos Viola Soto  


Barche sulla Marna

Felicità del súghero abbandonato
alla corrente
che stempra attorno i ponti rovesciati
e il plenilunio pallido nel sole:
barche sul fiume, agili nell'estate
e un murmure stagnante di città.
Segui coi remi il prato e il cacciatore
di farfalle vi giunge con la sua rete,
l'alberata sul muro dove il sangue
del drago si ripete nel cinabro.

Voci sul fiume, scoppi dalle rive,
o ritmico scandire di piroghe
nel vespero che cola
tra le chiome dei noci, ma dov'è
la lenta proccesione di stagioni
che fu un'alba infinita e senza strade,
dov'è la lunga attesa e qual è il nome
del vuoto che ci invade.

Il sogno è questo: un vasto,
interminato giorno che rifonde
tra gli argini, quasi immobile il suo bagliore
e ad ogni svolta il buon lavoro dell'uomo,
il domani velato che non fa orrore.
E altro ancora era il sogno, ma il suo riflesso
fermo sull'acqua in fuga sotto il nido
del pendolino, aereo e inaccessibile,
era silenzio altissimo nel grido
concorde del meriggio ed un matino
più lungo era la sera, il gran fermento
era grande riposo.
                           Qui... il colore
che resiste è del topo che ha saltato
tra i giunchi o col suo spruzzo di metallo
velenoso, lo storno che sparisce
tra i fumi della riva.
                          Un alto giorno
ripeti -o che ripeti? E dove porta
questa bocca che brúlica in un getto
solo?
La sera e questa. Ora possiamo
scendere fino a che s'accenda l'Orsa.

(Barche sulla Marna, domenicali, in corsa
nel di della tua festa.)

lunes, junio 09, 2014

Macdara Woods / A pesar del cual




Viernes Santo  50 años atrás
en Sevilla
tendido en la cama a la tarde
esperando que mis botas
el único par que tenía
volviera del zapatero

En este Viernes Santo
le compro un regalo a mi nieto
que cumple años hoy:
y me siento al sol por un rato
sobre un banco de plaza verde
apenas percibiendo los cambios

a la sombra de la reja
al irme
encuentro a un ciudadano alimentando la garza
con patas de gallina, el hueso intacto
y el largo pico que desaparece
hacia la flexible garganta gris

Tan rápido y fuera de la vista como eso
tan suave-
el experto apenas furtivo aire
de guardarse un incentivo
tengo que alimentarlo- dice el hombre
o se comerá a los patitos

Tragedia o sentimentalismo-
es todo lo que tengo para el final de la historia:
un tranquilo Viernes Santo
en el parque florecido
patitos recién nacidos en Pascua
que desconocen la vida y la muerte.

[2014]

(Dublin, 1942-2018), inédito
Versión: Marina Kohon

Foto: Scoil Aca


In Spite Of Which

Good Friday 50 years ago
In Seville
I lay in bed in the afternooon
Waiting for my boots
The only pair I had
To come back from the mender’s

Today on this Good Friday
I buy a present for my grandson
Whose birthday it is:
And sit in the sun for a while
On a green park-bench
Barely registering the changes

In the shadow of the gate
As I leave
I find a citizen feeding the heron:
Chicken-leg with the bone intact
And the long beak conjures it away
Down the supple grey throat

As quick and out of sight as that
As smooth – 
The practiced slightly furtive air
Of pocketing a kickback:
I have to feed him – says the man
Or else he’ll eat the baby ducks

Tragedy or bathos –  
It is all I have for the end of story:
A quiet Good Friday
In the blossoming park
And new-hatched Easter ducklings
Unaware of life or death

domingo, junio 08, 2014

Paula Meehan / Un recuerdo de mi abuelo Wattie, quien me enseñó a leer y escribir




para Seamus Heaney

Me dirijo hacia el Museo de Historia Natural
a través de los caminos nevados de la plaza Merrion
la ciudad  callada, el parque desierto, en ensueño
levanto la mirada: una abarrotada red de ramas, sin hojas
contra el cielo nacarado. Allí, como un trirreme
sobre un océano iridiscente, o una criatura del aire superior
que descendió para anidar, una carga con un recuerdo del bosque,
hija-única de agalla, de pulpa, de página, de luzdehoja, de pluma.
¿Qué atoró a ese libro en el inasequible alcance del roble?
¿Un chico al que dejaron salir de la escuela y lanzó hacia el cielo el peso sombrío?
¿Una eco-instalación de un artista de vanguardia?
¿O la propia y profunda necesidad del libro de estar con sus semejantes-
una  raíz acunada nuevamente en los brazos del abuelo,
liberada de su historia, sus hechizos, sus runas, sus encantos moribundos?

Paula Meehan (Dublin, 1955), Painting Rain, Wake Forest University Press, Winston-Salem, Carolina del Norte, 2009
Versión de Marina Kohon

Foto: RTE


A Remembrance of my Grandfather, Wattie, Who Taught Me to Read and Write

for Seamus Heaney

Heading towards the Natural History Museum 
across the snowy paths of Merrion Square 
the city hushed, the park deserted, in a daydream 
I look up: a heaving net of branches, leaf-bare 
against the pearly sky. There, like a trireme 
on an opalescent ocean, or some creature of the upper air 
come down to nest, a cargo with a forest meme, 
only begotten of gall, of pulp, of page, of leaflight, of feather. 
What snagged that book in the high reaches of the oak? 
A child let out of school, casting heavenward the dreary yoke?
An eco-installation from an artist of the avant-garde?
Or the book’s own deep need to be with kindred-
a rooting cradled again in grandfather’s arms,
freed of her history, her spells, her runes, her fading charms?

act. 2017

sábado, junio 07, 2014

Salvatore Quasimodo / Carta a la madre










"Mater dulcissima, ya descienden las nieblas,
El Naviglio golpea confusamente en los muelles,
los árboles se hinchan de agua, arden de nieve;
no estoy triste en el Norte, no estoy
en paz conmigo, muchos me deben lágrimas
de hombre a hombre. Sé que no estás bien, que vives
como todas las madres de los poetas, pobre
y justa en la medida de amor
hacia los hijos distantes. Hoy soy yo
quien te escribe." Por fin, dirás, dos palabras
de aquel muchacho que huyó en la noche con su pobre capa
y algunos versos en el bolsillo. Pobre, tan blando de corazón,
lo matarán un día en un lugar cualquiera.
"Ciertamente, recuerdo, fue desde aquel gris andén
de lentos trenes que llevaban almendras y naranjas
hacia las fauces del Imera, río de urracas,
de sal y de eucaliptos. Mas hoy te agradezco,
eso quiero, la ironía que pusiste
sobre mis labios, afable como la tuya.
Aquella sonrisa me salvó de llantos y dolores
y no importa si derramo ahora algunas lágrimas por ti,
por los que como tú esperan
sin saber qué. Ah muerte gentil,
no toques el reloj de la cocina que late sobre el muro,
toda mi infancia pasó sobre el esmalte
de su cuadrante, sobre sus flores pintadas;
no toques las manos, el corazón de los viejos.
Pero ¿es que alguien responde? Oh muerte de piedad,
muerte de pudor. Adiós, querida, adiós, mi dulcissima mater."

Salvatore Quasimodo (Módica, 1901-Amalfi, 1968), revista Sur, N° 225, Buenos Aires, noviembre y diciembre de 1953
Versión de Alberto Girri y Carlos Viola Soto

Foto: s/d

Lettera alla madre

"Mater dolcissima, ora scendono le nebbie,
il Naviglio urta confusamente sulle dighe,
gli alberi si gonfiano d'acqua, bruciano di neve;
non sono triste nel Nord: non sono
in pace con me, ma non aspetto
perdono da nessuno, molti mi devono lacrime
da uomo a uomo. So che non stai bene, che vivi
come tutte le madri dei poeti, povera
e giusta nella misura d'amore
per i figli lontani. Oggi sono io
che ti scrivo." - Finalmente, dirai, due parole
di quel ragazzo che fuggì di notte con un mantello corto
e alcuni versi in tasca. Povero, così pronto di cuore
lo uccideranno un giorno in qualche luogo. -
"Certo, ricordo, fu da quel grigio scalo
di treni lenti che portavano mandorle e arance,
alla foce dell'Imera, il fiume pieno di gazze,
di sale, d'eucalyptus. Ma ora ti ringrazio,
questo voglio, dell'ironia che hai messo
sul mio labbro, mite come la tua.
Quel sorriso m'ha salvato da pianti e da dolori.
E non importa se ora ho qualche lacrima per te,
per tutti quelli che come te aspettano,
e non sanno che cosa. Ah, gentile morte,
non toccare l'orologio in cucina che batte sopra il muro
tutta la mia infanzia è passata sullo smalto
del suo quadrante, su quei fiori dipinti:
non toccare le mani, il cuore dei vecchi.
Ma forse qualcuno risponde? O morte di pietà,
morte di pudore. Addio, cara, addio, mia dolcissima mater."

viernes, junio 06, 2014

Charles Simic / Hotel Cielo Estrellado










Millones de cuartos vacíos con televisores encendidos.
Yo todavía no estaba ahí pero igual vi todo.
En pantalla el Titanic como una torta de cumpleaños hundiéndose.
Poseidón, el encargado nocturno, apagó las velas.

¿Cuánto le damos de propina al botones ciego?
A las tres de la mañana, la expendedora de chicles en el lobby vacío
con el espejo recién rajado
es la nueva Madonna con el Niño.

Charles Simic (Belgrado, 1938, radicado en los Estados Unidos), Hotel Insomnia, Harcourt, Nueva York, 1992
Versión de Sandra Toro en El Placard


Hotel Starry Sky

Millions of empty rooms with TV sets turned on.
I wasn’t there yet I saw everything.
Titanic on the screen like a birthday cake sinking.
Poseidon, the night clerk, blew out the candles.

How much should we tip the blind bellhop?
At three in the morning the gum machine in the empty lobby
With its freshly cracked mirror
Is the new Madonna with her infant child.

jueves, junio 05, 2014

Charles Simic / Historia verídica











Lo que no puede expresarse con palabras.
Como una mosca sobre el mapa del mundo
en el escaparate de la agencia de viajes.

Esa calle desierta en la tarde calurosa
excepto por mi anciano padre
que presiona la cabeza contra el cristal
para observarla mejor
mientras ella arrastra su raída sombra
desde Nueva York hasta Shangái.

Él no está seguro de avisar a su amigo,
el barbero, que dormita en el local de al lado
con una sábana cubriéndole la cabeza.

Charles Simic (Belgrado, 1938, radicado en los Estados Unidos), Hotel Insomnia, Harcourt, Nueva York, 1992
Versión de Jonio González


True History

Which cannot be put into words
Like a fly on the map of the world
In the travel agent´s window.

That street empty in the afternoon heat
Except for my old father
Pressing his head against the glass
To observe her better
As she drags her threadbare shadow
From New York to Shangai.

He not sure whether to alert his friend,
The barber, napping next door
With a sheet draped over his head.

miércoles, junio 04, 2014

José Antonio Ramos Sucre / Dos poemas











La cábala

El caballero, de rostro famélico y de barba salvaje, cruzaba el viejo puente suspendido por medio de cadenas.

Dejó caer un clavel, flor apasionada, en el agua malsana del arroyo

Me sorprendí al verlo solo. Un jinete de visera fiel le precedía antes, tremolando un jirón en el vértice de su lanza.

 Discutían a cada momento, sin embargo de la amistad segura. El señor se había sumergido en la ciencia de los rabinos desde su visita a la secular Toledo. Iluminaba su aposento con el candelabro de los siete brazos, sustraído de la sinagoga, y lo había recibido de su amante, una beldad judía sentada sobre un tapiz de Esmirna.

El criado resuelve salvar al caballero de la seducción permanente y lo persuade a recorrer un mar lejano, en donde suenan los nombres de los almirantes de Italia y las Cícladas, las islas refulgentes de Horacio, imitan el coro vocal de las oceánidas.

Cervantes me refirió el suceso del caballero devuelto a la salud. Se restableció al discernir en una muchedumbre de paseantes la única doncella morena de Venecia.

El cielo de esmalte (1929)


 El castigo

El visionario me enseñaba la numeración valiéndose de un árbol de hojas incalculables. Pasó a iniciarme en las figuras y volúmenes señalándome el ejemplo del cristal y la proporción guardada entre las piezas de una flor. Descubría en el cuerpo más oscuro un átomo de la luz insinuante.

El visionario desaparecía al caer la tarde en un esquife de cabida superficial. Creaba la ilusión de zozobrar en una lejanía ambigua, en medio de un tumulto de olas. Yo miraba flotar las reliquias de su veste y de su corona de ciprés.

Volvía el día siguiente a escondidas de mí, usando el mismo vestido solemne de un sacerdote hebreo, conforme el ritual de Moisés.

Comentaba en ese momento el pasaje de un rollo de pergamino, escrito sin vocales. La portada mostraba la imagen del licaón, el lobo del África. Terminaba citando el nombre de los profetas vengativos y soltaba a la faz de la mañana un himno grandioso donde se agotaba el torrente de su voz.

Dejé de verlo cuando se puso al habla temerariamente, a través del espacio libre, con un astro magnético.

La rotonda, en donde se había acogido, vino súbitamente al suelo, rodeada de llamas soberbias.

Las formas del fuego (1929)


José Antonio Ramos Sucre (Cumaná, Venezuela, 1890-Ginebra, Suiza, 1930) Obra poética, Colección Archivos, n° 52, Barcelona, 2001

martes, junio 03, 2014

Charles Simic / Carnicería










A veces, caminando tarde por la noche
me detengo frente a una carnicería cerrada.
Hay una sola luz en el local
como la luz con que el convicto cava su túnel.

Un mandil cuelga de un gancho:
la mancha de sangre en él forma un mapa
del gran continente de sangre,
los grandes ríos y océanos de sangre.

Hay cuchillos que brillan como altares
en una iglesia a oscuras
a la que llevan a los inválidos y a los imbéciles
para curarlos.

Hay un bloque de madera donde se rompen los huesos,
raspado hasta dejarlo limpio: un río disecado hasta su lecho
donde me alimentan,
donde en lo profundo de la noche oigo una voz.

Charles Simic (Belgrado, 1938, radicado en los Estados Unidos), What the Grass Says: Poems, Kayak Press, San Francisco, 1967
Versión de Jonio González


Butcher Shop

Sometimes walking late at night
I stop before a closed butcher shop.
There is a single light in the store
Like the light in which the convict digs his tunnel.

An apron hangs on the hook:
The blood on it smeared into a map
Of the great continents of blood,
The great rivers and oceans of blood.

There are knives that glitter like altars
In a dark church
Where they bring the cripple and the imbecile
To be healed.

There's wooden block where bones are broken,
Scraped clean--a river dried to its bed
Where I am fed,
Where deep in the night I hear a voice.

domingo, junio 01, 2014

Henrik Nordbrandt / Dos poemas










Inscripción en una campana agrietada

Cuántas sombras, cuánta agua veloz
me ha costado
contabilizar mis días en escaleras y plazas,
cuántas caídas me ha costado
aprender la serie de puertas, el peso de las campanadas
y la luna inmediatamente después
ya lo sabes: soy tan melancólico y tan enamoradizo
que hay noches en las que deseo bañarme en tu sangre
y estoy a punto de hacerlo.

¡Qué corta es la distancia entre amante y verdugo!
Lo veo ahora
en esas plazas donde ya sea el agua ya el hierro
golpean incesantemente la piedra
que he desgastado dejándola tan fina: no hay
cortina entera entre nosotros
ninguna puerta que no esté rota y en cada una de las
lámparas apagadas la luz de septiembre mira a su alrededor buscando
a los que van a morir esta noche.


Capitulación

Yo me rindo a las cosas exteriores
con la misma precisión con que las evito.

Montañas y agua, árboles y sombras
son signos mutuamente ininterpretables.

La tarde resuena a través del follaje
con el sonido que hace el follaje por la tarde.

Henrik Nordbrandt  (Frederiksberg, Dinamarca, 1945), Nuestro amor es como Bizancio, traducción de Francisco Uriz, Debolsillo, Barcelona, 2010
Envío de Jonio González