martes, julio 31, 2012

Giacomo Leopardi / Las remembranzas, 4


Las partes anteriores de este poema pueden leerse bajo la etiqueta Giacomo Leopardi: Las remembranzas

Las remembranzas

(Cuarta parte)

¡Oh esperanzas amenos engaños
de mi primera edad! Siempre hablando
regreso a ustedes; por andar el tiempo,
por variar de afectos y pensamientos
borrarlas no sé. Fantasmas comprendo,
son la gloria y el honor; delicias y bienes
meros deseos; no tiene la vida un fruto,
inútil miseria. Y si bien vacíos
son mis años, si bien desierto, oscuro,
es mi estado mortal, poco me afecta
la fortuna, bien veo. Ay, de vez en cuando
vuelvo a pensar en los viejos afanes
y aquel caro imaginar mío primero;
más luego contemplo mi vivir tan vil
y doliente que la muerte es aquello
que de esperanza hoy se me queda;
siento cerrar el corazón y del todo
consolarme no sé de mi destino.
Y aún cuando esta invocada muerte
me estaría al lado y sea también el final
de mi desventura; cuando la tierra
sea extranjero valle y de mi mirada
huirá el porvenir; de ustedes por cierto
me habré de acordar; y esa imagen aún  
suspirar me hará; y gustaré lo acerbo
de haber vivido en vano; y la dulzura
del día fatal retemplará ese afán mío.

Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837)
Versión de Ángel Faretta

O speranze, speranze; ameni inganni         
della mia prima età! sempre, parlando,     
ritorno a voi; che per andar di tempo,
per variar d'affetti e di pensieri,
obbliarvi non so. Fantasmi, intendo,         
son la gloria e l'onor; diletti e beni
mero desio; non ha la vita un frutto,
inutile miseria. E sebben vòti
son gli anni miei, sebben deserto, oscuro
il mio stato mortal, poco mi toglie
la fortuna, ben veggo. Ahí, ma qualvolta
a voi ripenso, o mie speranze antiche,
ed a quel caro immaginar mio primo;
indi riguardo il viver mio sì vile
E sì dolente, e che la morte è quello
che di cotanta speme oggi m'avanza;
sento serrarmi il cor, sento ch'al tutto
consolarmi non so del mio destino.
E quando pur questa invocata morte
sarammi allato, e sarà giunto il fine
della sventura mia; quando la terra
mi fia straniera valle, e dal mio sguardo
fuggirà l'avvenir; di voi per certo
risovverrammi; e quell’imago ancora
sospirar mi farà, farammi acerbo
l'esser vissuto indarno, e la dolcezza
del dì fatal tempererà d'affanno.

Ilustración: La rue, 1935, Balthus

lunes, julio 30, 2012

Richard Gwyn / Lección de historia




Lección de historia

No todo el mundo en el país estaba feliz con las noticias de la
decapitación del rey. Para muchos, el rey representaba algo de valor
supremo, aun cuando no pudiesen recordar exactamente qué. Se
declaraban poco dispuestos a vivir en una república, a la que
asimilaban a un estado de anarquía. Pintaban consignas que decían:
¡DEVUÉLVANNOS A NUESTRO REY! Eso, en sí mismo, era claramente
imposible. Pero, a pesar de que los monárquicos estaban en minoría,
eran poderosos. Un día encontraron a un nuevo rey y montaron un golpe
de estado. Pusieron al nuevo rey en el trono y todos los generales que
previamente juraron lealtad a la república ahora juraron lealtad al
rey. Era un día soleado de mayo. Había un feriado y tortas gratis. La
gente bailaba en las calles. Varios prominentes republicanos fueron
ejecutados en el patio de la cárcel. Algunos meses más tarde empezaron
a aparecer consignas en las paredes. Decían: ¡LARGA VIDA A LA
REPÚBLICA! Otra imposibilidad. Otro sueño fugitivo

Richard Gwyn (Gales, 1956), Sad Giraffe Café, Arc Publications, 2010

Traducción de Jorge Fondebrider

History lesson

Not every one in the country was happy with the news of the king’s
beheading. There were many for whom the king represented something of
supreme value, even if they could not remember exactly what it was.
They declared themselves unwilling to live in a republic, which they
likened to a state of anarchy. They painted slogans that read: GIVE US
BACK OUR KING! This in itself was clearly impossible. But, although
the monarchist were in the minority, they were powerful. One day they
found a new king and staged a coup. They put the new king on the
throne and all the generals who had previously sworn loyalty to the
republic now swore loyalty to the king. It was a sunny day in May.
There was a public holiday and free cakes. People danced in the
streets. Several leading republicans were executed in the prison
courtyard. Some months later slogans began appearing on the walls.
They said: LONG LIVE THE REPUBLIC! Another impossibility. Another
fugitive dream.

Ilustración: Uprising, 1910, Lyonel Feininger

domingo, julio 29, 2012

José María Álvarez / Sobre Tácito y las bailarinas




Sobre Tácito y las bailarinas de la ciudad

No me hables más de tus dioses, oh Arnobio, *
pues me aburres. Qué me importan
a mí tus lerdas creencias.
Déjame con mis dioses nocturnos.
Déjame mirar a las mujeres que me ofrecen el más noble de los paraísos
en la fragancia de su cuerpo.
Déjame beber y entregarme al sueño.
Además, tus creencias oh Arnobio,
son propias de gente baja. **
Cuanto yo deseo saber ya está en los libros de Tácito.
Déjame, olvida a este poeta,
sálvate tú. Yo no deseo otro reino
que los ojos de las mujeres del barrio del placer.
Y en la embriaguez, bajo la inmensa noche,
ver pasar las naves de Salomón. ***

Filadelfio de Alejandría, siglo III

* Alguien cuyo nombre no ha perdurado sino en estos versos.
** Probablemente se refiere a los cristianos.
*** A lo largo de la historia de la ciudad se repite este tema. El Diccionario de Moreri asegura que según Fray Gregorio Argáez, cronista benedictino, "a Cartagena venían las naves de Salomón". Y el Sinaita en su exposición del Génesis se detiene en el "Tercer Libro de los Reyes" cuando se cuenta que los navíos del insigne Rey tocaban cada tres años "las costas de Tarsis, que es la Hisperia de la región occidental" (para los griegos, la Hisperia occidental eran las costas de Levante). Hay autoridades: Isaías, Ezequiel, los Setenta, Pagnino: no caben dudas sobre la Carthago o Tharsis a que se refieren, ya que la constante alusión a sus riquezas (plata, sobre todas) no puede adjudicarse a la africana. El Intérprete Árabe lo comprendió al traducir el "Transite in Tharsis" de Pagnino por "Ite in Charsedonian" y por "naves Carthaginis", "naves charsedoniae". Lo refrendará Polibio guardando el nombre de Charsedon para refrirse a la actual Cartagena. ¿Y qué es, sino la Carthada que según Solino en fenicio significaba Ciudad Nueva ("Carthada Poenicum ore exprimit civitatem nova")?

José María Álvarez (Cartagena, Murcia, 1942), La Edad de Oro (Antología de 16 poetas de la antigua Cartagena), Editora Regional de Murcia, Murcia, 1983

Nota del editor del blog: Los poetas y poemas de La Edad de Oro probablemente son una invención de José María Alvarez, autor asimismo de un Museo de cera y de un duelo a pistola, también simulado, se supone, con el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, según puede verse en su página oficial.

Ilustración: Depart des bateaux, 1927, Paul Klee

sábado, julio 28, 2012

Tamara Kamenszain / De "Los no"




En esta pequeña tarima
quiere hacer actuar el arte del mundo
riéndose de los que dijeron:
el mundo
desplegado en su vasto escenario
ya nació teatro.
El arte burlador se vuelve comedia
y vuelve cómico al mundo burlado
que si tenía el papel de gran estrella
ahora acepta ser
en una obra sin libreto
oscuro extra sombra de comparsa.


*

Ahora actúan el amor y la muerte
que sobre el escenario suelen encontrarse
en un friso de historias que tejen
hilos de unas vidas a los hilos
de las otras que destejen.
Peleándose por teñir al amor
actúan la alegría y la pena
que quieren imponer su color
olvidando que el esfuerzo es vano:
andarán desteñidos con la muerte
todos los sentimientos humanos.


Tamara Kamenszain (Buenos Aires, 1947), "Los no", 1977, La novela de la poesía. Poesía reunida, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2012

Ilustración: Mae West, 1934, Salvador Dalí

viernes, julio 27, 2012

Giuseppe Ungaretti / El ángel del pobre



El ángel del pobre

Ahora que invade las oscurecidas mentes
La más áspera piedad de la sangre y de la tierra,
Ahora que nos mide cada latido
El silencio de tantas injustas muertes,

Ahora despierte el ángel del pobre,
Gentileza sobreviviente del alma...

Con el gesto inextinguible de los siglos,
Descienda a la cabeza de su viejo pueblo
En medio de las sombras...


Giuseppe Ungaretti (Alejandría, 1888-Roma, 1970), "Il dolore", Vita d'un uomo. Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 1969
Versión de Jorge Aulicino


L'angelo del povero

Ora che invade le oscurate menti
Più aspra pietà del sangue e della terra,
Ora che ci misura ad ogni palpito
Il silenzio di tante ingiuste morti,

Ora si svegli l'angelo del povero,
Gentilezza superstite dell'anima...

Col gesto inestinguibile dei secoli
Discenda a capo del suo vecchio popolo,
In mezzo alle ombre...

Ilustración: Ángel pobre, 1939, Paul Klee

jueves, julio 26, 2012

Georg Trakl / Grodek



Grodek *

Al anochecer retumban en los bosques otoñales
las armas mortíferas, en las llanuras doradas
y en los lagos azules, por los que un sol
sombrío rueda. La noche envuelve
a los guerreros moribundos, el salvaje lamento
de sus bocas despedazadas.
Pero sigilosamente confluyen hacia el pastizal
rojas nubes en las que mora un Dios colérico,
la sangre derramada y un frío lunar;
todos los caminos llevan a la negra podredumbre.
Bajo el ramaje de oro de la noche y las estrellas
se tambalea la sombra de la hermana por la floresta silenciosa,
para saludar a los espíritus de los héroes, a las cabezas sangrantes;
mientras suenan quedas en los juncos las oscuras flautas del otoño,
¡oh dolor arrogante!¡Altares de bronce!
La ardorosa llama del espíritu se alimenta hoy de un dolor más tremendo:
los nietos no nacidos.

Georg Trakl (Salzburgo, 1887 - Cracovia, 1914), "Revelación y aniquilamiento", Poemas, traducción, prólogo y notas de Aldo Pellegrini, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2009

* Grodek: ciudad de Galitzia (Polonia) donde en el frente de guerra oriental, Trakl actuaba como farmacéutico en la sanidad del ejército austríaco. Allí tuvo lugar una de las batallas de la Primera Guerra Mundial (N. del T.) 

Grodek fue el último poema escrito por Trakl (N. del Ad.)


Grodek

Am Abend tönen die herbstlichen Wälder
Von tödlichen Waffen, die goldnen Ebenen
Und blauen Seen, darüber die Sonne
Düstrer hinrollt; umfängt die Nacht
Sterbende Krieger, die wilde Klage
Ihrer zerbrochenen Münder.
Doch stille sammelt im Weidengrund
Rotes Gewölk, darin ein zürnender Gott wohnt
Das vergoßne Blut sich, mondne Kühle;
Alle Straßen münden in schwarze Verwesung.
Unter goldnem Gezweig der Nacht und Sternen
Es schwankt der Schwester Schatten durch den schweigenden Hain,
Zu grüßen die Geister der Helden, die blutenden Häupter;
Und leise tönen im Rohr die dunklen Flöten des Herbstes.
O stolzere Trauer! ihr ehernen Altäre,
Die heiße Flamme des Geistes nährt heute ein gewaltiger Schmerz,
Die ungebornen Enkel.

texlog

Ilustración: Europa después de la lluvia, 1933, Max Ernst

miércoles, julio 25, 2012

Georg Trakl / En el parque



En el parque

Vagando de nuevo por el antiguo parque,
oh, calma de flores rojas y amarillas.
Vosotros también penáis, dioses benévolos,
y el oro otoñal de los olmos.
Se eleva inmóvil en el azulado estanque
la caña, enmudece el tordo en el crepúsculo.
Oh, inclina entonces también tú la frente
ante el mármol en ruinas de los antepasados.

Georg Trakl (Salzburgo, 1887 - Cracovia, 1914), "Sebastián en el sueño", Poemas, traducción, prólogo y notas de Aldo Pellegrini, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2009


Im Park

Wieder wandelnd im alten Park,
O! Stille gelb und roter Blumen.
Ihr auch trauert, ihr sanften Götter,
Und das herbstliche Gold der Ulme.
Reglos ragt am bläulichen Weiher
Das Rohr, verstummt am Abend die Drossel.
O! dann neige auch du die Stirne
Vor der Ahnen verfallenem Marmor.

textlog.de

Ilustración: La llegada, 1913, Giorgio de Chirico

martes, julio 24, 2012

El arroz con leche



Con 22 votantes, la encuesta realizada en este blog sobre neobarroco y objetivismo, dos definiciones acunadas por la cátedra para la poesía de los '80, no es representativa estadísticamente. Configura un conjunto de opiniones de lectores del blog, es decir, de lectores de poesía.
Del conjunto de votos (la encuesta permitía respuestas múltiples) un porcentaje elevado en relación con los demás señaló alternativas más bien humorísticas: 22% "el arroz con leche" y 18% "una maniobra ideada para excluir a Anadón" (el poeta Pablo Anadón ha sido muy crítico de ambas tendencias). Otra alternativa no precisamente seria -"una ensoñación de Fogwill"- recibió 9 por ciento de los votos. En cierto sentido, esta respuesta supone un homenaje a Fogwill, el primero en publicar a Néstor Perlongher y mentor de muchos poetas encuadrados en el objetivismo y el neobjetivismo. Respuestas de carácter político marcado ex profeso, de manera casi irónica, tuvieron votos: 13% "la enfermedad infantil del positivismo" y 9% "una alucinación del eje cerealero" (por la conexión Rosario-Buenos Aires-Bahía Blanca).
Respuestas más ponderadas fueron "dos movimientos muy influyentes en los últimos 25 años", con 18%, y "una exageración", con el mismo porcentaje de votos. La influencia, es claro, no quita que se haya exagerado en la valoración de estas tendencias o en su diferenciación, que en verdad es cómoda para la enseñanza, pero más sutil cuando se analizan las obras del período. Por esto, quizá, 13% de los votos fueron a "dos caras de la misma moneda" y 9% a "una invención de cierta crítica". Con todo, nadie puso un voto a la "operación de prensa" que ha sido el desvelo de algunos críticos de neobarrocos y objetivistas. Tampoco tuvo votos "una denominación a la bartola" ni "el peronismo y el radicalismo". En cambio, es significativo que 9% de los votos fueran a "una falsa dicotomía", en pendant con "dos caras de la misma moneda".
Sin perjuicio del 13% obtenido por "otras", la opinión general parece inclinada a una valoración relativista del enfrentamiento neobarroco-objetivista y de la importancia y distinción de ambas corrientes. El indicio más claro de esta apreciación subjetiva es que la respuesta con más votos haya sido "el arroz con leche". Un significativo 13% considera sin embargo que neobarrocos y objetivistas, o lo que sea que así se ha llamado, o su enfrentamiento estético, fueron "el comienzo de un desastre", acentuando el peso que ha tenido el fenómeno en las últimas décadas.
En cuanto a la metáfora ganadora, "el arroz con leche", tiene vaguedad suficiente como para que signifique poco o mucho: una canción infantil, un manjar (¿para quién?), una cantinela, una ronda, dos alimentos que hacen buena combinación, una tontería, etc.

Cree que el objetivismo y el neobarroco fueron...?

una invención de cierta crítica
  2 (9%)

dos movimientos muy influyentes en los últimos 25 años
  4 (18%)

una exageración
  4 (18%)

una operación de prensa
  0 (0%)

dos caras de la misma moneda
  3 (13%)

una ensoñación de Fogwill
  2 (9%)

el peronismo y el radicalismo
  0 (0%)

la patria metalúrgica y la patria agropecuaria
  0 (0%)

un álbum de figuritas
  1 (4%)

el comienzo de un desastre
  3 (13%)

una falsa dicotomía
  2 (9%)

la enfermedad infantil del positivismo
  3 (13%)

una denominación a la bartola
  0 (0%)

una alucinación del eje cerealero
  2 (9%)

una interna
  1 (4%)

una maniobra ideada para excluir a Anadón
  4 (18%)

la decadencia de la clase media
  2 (9%)

el arroz con leche
  5 (22%)

otras
  3 (13%)


Ilustración: La muerte de Jacinto (detalle), 1801, Jean Broc

Alberto Cisnero / De "Ajab"



20.

Es grato vivir aunque parezcamos
necios y se convulsione débilmente
aqueste esqueleto, lejos cada vez
más lejos de averiguar de una letra
su baldío; callar no irruye el límite
de la materia.

Alberto Cisnero (La Matanza, 1975), Ajab, Deep Kosovo Ediciones, Buenos Aires, 2012

Aquí, la edición electrónica del libro

Ilustración: Réservoir à Horta de Ebro, 1909, Pablo Picasso

lunes, julio 23, 2012

William Carlos Williams / Paterson, 6





Libro 1

Los delineamientos de los gigantes 

I (Continuación y final)

Pero aquel día, el hombre más feliz del pueblo era Timothy B. Crane, que estaba a cargo del puente.  Tim Crane era el encargado de un hotel y de una taberna del lado Manchester de las Cataratas. Su establecimiento era un gran lugar de recreo para los hombres de circo. Lo visitaban cirqueros tan famosos como Dan Rice y James Cooke, el gran jinete sin silla.
Tim Crane construyó el puente porque su rival, Fyfield, que tenía una taberna al otro lado de las cataratas, obtenía beneficios de ‘la escalera de Jacobo’, como la llamaban a veces— ‘los cien escalones’, una larga, rústica y escalera de caracol en el barranco que llevaba al otro lado del río— facilitando el acceso a su establecimiento… Crane era un hombre muy robusto de más de seis pies de altura. Usaba patillas. Era conocido por los otros habitantes como un hombre muy enérgico y de no poca habilidad. A su modo se parecía a la alta e imponente figura de Sam Patch.
Cuando se dio la orden de tender un puente a través del barranco, la multitud hendió el aire con ovaciones. Pero solo habían extendido la mitad cuando uno de los rodillos resbaló de las cuerdas y cayó al agua.
Mientras todos esperaban ver el enorme y rudimentario puente desplomarse y caer en el barranco, una forma saltó desde el punto más alto y cayendo ruidosamente en las oscuras aguas del fondo, nadó hasta el rodillo de madera y lo trajo hasta la orilla. Esto fue el inicio de la famosa carrera de clavadista de Sam Patch. Yo lo vi, dijo el viejo con satisfacción, y no creo que exista ningún otro testigo en el pueblo de aquella escena. Estas fueron las palabras que Sam Patch dijo: «Ahora, el viejo Tim Crane cree haber hecho algo grande, pero yo puedo superarlo». Y mientras lo decía, saltó.

¡No hay error en Sam Patch!

El agua todavía brotando
del borde de las rocas, llenando
sus oídos con el sonido, difícil de interpretar.
¡Un fenómeno!


Luego de este comienzo salió de gira al oeste, con la única compañía de un zorro y un oso que recogió en sus viajes.
Saltó al Niágara desde una orilla rocosa de Goat Island. Más tarde anunció que antes de regresar a las Jerseys iba a demostrar al oeste una última proeza. Saltaría 125 pies desde las cataratas del Genesee River en noviembre 13 de 1829. Llegaron excursionistas desde muy lejos, de Estados Unidos y Canadá para ver el fenómeno.
Se construyó una plataforma a orillas de las cataratas. Se tomó un trabajo enorme para calcular la profundidad de las aguas. Incluso realizó  un exitoso salto de prueba.
Ese día las multitudes se congregaron por todos lados. Se presentó y dio un breve discurso, tal como se esperaba. ¡Un discurso! ¿Qué más podría decir sino que debía saltar con desesperación para llevarlo a cabo? Y se arrojó a la corriente. Pero en lugar de descender con una caída en picada su cuerpo osciló en el aire—el Discurso le había fallado. Estaba confundido. La palabra había sido vaciada de significado. No hay error en Sam Patch. Golpeó contra el agua de costado y desapareció.
Se hizo un largo silencio mientras la multitud permanecía desconcertada.
Recién en la siguiente primavera encontraron su cuerpo congelado en un bloque de hielo.
En cierta ocasión lanzó su oso desde un acantilado sobre los rápidos del Niágara y luego lo rescató corriente abajo.

William Carlos Williams (Rutherford, 1883-1963), Paterson, New Directions, New York, 1963
Versión de Silvia Camerotto

The delineaments of the giants I
 //But the happiest man in the town that day was Timothy B. Crane, who had charge of the bridge. Tim Crane was a hotel keeper and kept a tavern on the Manchester side of the Falls. His place was a great resort for circus men. Such famous circus men of the long ago as Dan Rice and James Cooke, the great bareback rider, visited him. //Tim Crane built the bridge because his rival, Fyfield, who kept the tavern on the other side of the falls, was getting the benefit of the “Jacob’s Ladder,” as it was sometimes called —the “hundred steps”, a long, rustic, winding stairs in the gorge leading to the opposite side of the river— it making his place more easy to get to… Crane was a very robust man over six feet tall. He wore side whiskers. He was well known to the other citizens as a man of much energy and no little ability. In his manner he resembled the large, rugged stature of Sam Patch. //When the word was given to haul the bridge across the chasm, the crowd rent the air with cheers. But they had only pulled it half way over when one of the rolling pins slid from the ropes into the water below. //While all were expecting to see the big, clumsy bridge topple over and land in the chasm, as quick as a flash a form leaped out from the highest point and struck with  a splash in the dark water below, swam to the wooden pin and brought it ashore. This was the starting point of Sam Patch’s career as a famous jumper. I saw that, said the old man with satisfaction, and I don’t believe there is another person in the town today who was an eye-witness of that scene.  These were the words that Sam Patch said: “Now, old Tim Crane thinks he has done something great; but I can beat him.” As he spoke he jumped. //There’s no mistake in Sam Patch! //The water pouring still /from the edge of the rocks, filling /his ears with its sound, hard to interpret /A wonder! //After this start he toured the West, his only companions a fox and a bear which he picked up in his travels. //He jumped from a rocky ledge at Goat Island into the Niagara River. Then he announced that before returning to the Jerseys he was going to show the West one final marvel. He would leap 125 feet from the falls of the Genesee River on November 13, 1829. Excursions came from great distances in the United States and even from Canada to see the wonder. //A platform was built at the edge of the falls. He went to great trouble to ascertain the depth of the water below. He even successfully performed one practice leap. //On the day the crowds were gathered on all sides. He appeared and made a short speech as he was wont to do. A speech! What could he say that he must leap so desperately to complete it? And plunged toward the stream below.  But instead of descending with a plummet-like fall his body wavered in the air —Speech had failed him. He was confused. The word had been drained of its meaning. There’s no mistake in Sam Patch. He struck the water on his side and disappeared.  //A great silence followed as the crowd stood spellbound. //Not until the following spring was the body found frozen in an ice-cake. //He threw his pet bear once from the cliff overlooking the Niagara rapids and rescued it after, down stream.

lustración: The Notice Board, siglo XX, Lawrence Stephen Lowry

domingo, julio 22, 2012

Georg Trakl / Lamento



Lamento

Adolescente con boca de cristal
tu áurea mirada descendió hasta el valle;
un ondear rojo y pálido en el bosque
a la hora negra del anochecer.
¡Anochecer que abre las hondas heridas!

¡Miedo! La pesadumbre del sueño de la muerte,
el exánime sepulcro, y desde el árbol y el venado
todavía mira el año;
campo raso y tierra laborable,
llama el pastor a la grey temerosa.

Hermana, tus azules cejas
aletean suaves en la noche.
El órgano gime y el infierno ríe,
y un terror hace presa del corazón;
quisiera mirar ángeles y estrellas.

La madre ha de temer por su pequeño;
el rojo estruendo del mineral en la mina,
placeres, lágrimas, un sufrimiento de piedra,
el oscuro mito de los titanes.
¡Pesadumbre! Un lamento de águilas solitarias.

Georg Trakl (Salzburgo, 1887 - Cracovia, 1914), "Revelación y aniquilamiento", Poemas, traducción, prólogo y notas de Aldo Pellegrini, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2009 


Klage

Jüngling aus kristallnem Munde
Sank dein goldner Blick ins Tal;
Waldes Woge rot und fahl
In der schwarzen Abendstunde.
Abend schlägt so tiefe Wunde!

Angst! des Todes Traumbeschwerde,
Abgestorben Grab und gar
Schaut aus Baum und Wild das Jahr;
Kahles Feld und Ackererde.
Ruft der Hirt die bange Herde.

Schwester, deine blauen Brauen
Winken leise in der Nacht.
Orgel seufzt und Hölle lacht
Und es faßt das Herz ein Grauen;
Möchte Stern und Engel schauen.

Mutter muß ums Kindlein zagen;
Rot ertönt im Schacht das Erz,
Wollust, Tränen, steinern Schmerz,
Der Titanen dunkle Sagen.
Schwermut! einsam Adler klagen.

texlog.de

Ilustración: Der Traum, 1912, Marc Franz

sábado, julio 21, 2012

Juan Antonio Masoliver / Ambigüedad




Ambigüedad      

del dibujo en la escollera de la
niebla las muchachas junto al
río que fue limo en el alba
se desnudan: la luz se pierde
entre la niebla y los remeros, voces
de niñas en la comba del patio
redondo en torno a la palmera o Flora
desnuda colgando la ropa
    en los tendales
en el rincón de las acacias, pisando
melocotones podridos. Rasguños en
los vidrios como dibujos de
    niños en el
polvo de los cristales en la casa
de los postigos cerrados: y los vidrios
a trizas: la nitidez de la luz
en el jardín abandonado.

Juan Antonio Masoliver Ródenas (Barcelona, 1939), Poesía reunida, Acantilado, Barcelona, 1999

Ilustración: Hammamet, 1914-1933, Paul Klee

viernes, julio 20, 2012

Antonella Anedda / De "Notti di pace occidentale"



                                a Ida Porena

Por la noche que cae muy tarde
por el cielo que revela las crestas:
el monte en la arena, la ciudad despojada
en el calor gris del verano
por este miedo
debido solo a la luz
al cobre de la olla, a la comida que descenderá por el pecho.

Hará falta entender qué enseña la pena
pues basta un gesto para evitar
el escalofrío que cada día apartamos
no sabiendo si anuncia
o si oprime el aliento de otras vidas.

Desde la cocina, como en las noches nevadas,
deberemos seguir cada claridad
detenernos donde se adensa
para tejer el grumo donde nos esfumamos sin rostro
donde hasta quien nos amaba
-justamente- retrocede.

Antonella Anedda (Roma, 1958), Notti di pace occidentale, Donzelli, Roma, 2001
Versión de Jorge Aulicino

                             a Ida Porena

Per la notte che cade troppo tardi
per il cielo che rivela i crinali:
il monte nella sabbia, la città disadorna
nel grigio calore dell'estate
per questa paura
dovuta solo alla luce
al rame della pentola, al cibo que scenderà nel petto.

Occorrerà capire cosa insegni la pena
che basta un gesto a scansare
il brivido che ogni giorno posiamo di lato
non sapendo se annunci
o stringa il respiro di altre vite.

Dalla cucina, come nelle notti di neve,
dovremo seguire ogni chiarore
fermarci dove si addensa 
fino a tessere il grumo dove svaniamo senza un volto
dove perfino chi ci amava
-giustamente- indietreggia.

Ilustración: Paisaje nocturno, 1907, Piet Mondrian

jueves, julio 19, 2012

Mercedes Araujo / En días como este...






En días como este sirve pensar en la ira...

En días como este sirve pensar en la ira,
que es capaz de destruir pero no te salva
de las visiones más bruscas,
en días así quisiera no tener que vivir
para contar lo de siempre,
que mansa recolecto mis frutos silvestres,
tubérculos, hongos y brotes y que al llegar a casa
los guardo en un gran frasco de vidrio de tapa amarilla
que escondo en el ropero porque allí
todo es húmedo y bastante oscuro.

Mercedes Araujo (Mendoza, 1972), La isla, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2010

Foto: Mercedes Araujo en Facebook

miércoles, julio 18, 2012

Noel Duffy / Las Lunas






Las Lunas

Todo el día él ha esperado que oscureciera
al tiempo que los carruajes traqueteaban por el patio
debajo de su ventana el grito de los puesteros
en el mercado llenando el aire hasta el atardecer.

Ahora todo se ha aquietado en las calles angostas
Orion trepa desde el sur y la campana de la catedral
entona la solemne nota del Angelus sobre Padua.
Él se calienta las manos con los extinguidos rescoldos de su fuego,

luego enfoca el telescopio por sobre los techos
de las casas de los mercaderes en la plaza,
bien alto por encima de su mundo de comercio e intercambio,
sus libros de balances y contadas horas.

Y como, al mirar más de cerca, el cielo estalla
en el ojo de su explorador, la noche más derrochadora
de lo que podría haberse imaginado,
las Siete Hermanas, titilando y familiares

elevándose por sobre el horizonte y Júpiter, el punto más brillante,
en lo alto de toda la oscuridad, nada hasta hacerse nítido
con las cuatro lunas fijas en su órbita,
presencias fantasmagóricas alrededor del

clima cambiante de otro planeta. Esas extrañas estaciones
que ha presenciado en los cielos pero ninguna como esta

gigante tormenta arremolinándose en la distancia, su iris de sangre
que lo busca a través de los espacios vacíos

como si fuera el ojo de Dios que lo ha encontrado
enmarcado en la ventana, su vista débil
única prueba contra toda la ignorancia y la duda
de que a veces un corazón puede perder un latido

y después, nada será lo mismo.

Noel Duffy (Dublin, 1971), In The Library Of Lost Objects, Ward Wood Publishing, Reino Unido, 2011
Versión de Marina Kohon


The Moons

All day he has waited for the light to fade 
as carts and carriages rattled by in the courtyard
below his window, the shouts of traders 
in the marketplace filling the air till dusk.

Now all has grown quiet in the narrow streets
as Orion climbs from the south and the cathedral bell 
intones the solemn note of the Angelus over Padua. 
He warms his hands by the dying embers of his fire, 

then aims his telescope above the rooftops 
of the merchants’ houses on the square,
high above their world of commerce and trade,
their balanced ledgers and numbered hours.

And how, on looking closer, the sky explodes
in the viewfinder, the night more profligate 
than he could’ve ever imagined it,
the Seven Sisters, shimmering and familiar, 

rising above the horizon and Jupiter, brightest point 
in all the darkness overhead, swims into focus 
its four moons fixed in their circuits, 
circling like ghostly presences across the shifting 

weather of another planet. Such strange seasons 
he has witnessed in the heavens but none like this 
giant storm churning in the distance, its blooded iris 
searching him out across the empty spaces 

as though it were the eye of God that had found him 
framed in this window, his failing sight 
his only proof against all ignorance and doubt 
that sometimes the heart can miss a beat 

and is never quite the same after.

Foto: Noel Duffy en su web oficial

martes, julio 17, 2012

Osvaldo Ballina / Dos poemas



apenas brisa el tigre

apenas brisa el tigre
blanco entre la hierba
toda boca limpia el cántico del arroyo
un presagio de palabras despunta
entre lo no nacido y lo nacido
y el mensajero lanza el tejo
al laberinto
de la verde cosmogonía


la tierra detuvo las raíces, una marea desprendida

la tierra detuvo las raíces, una marea desprendida
del mundo camina en tus ojos
la propia saciedad
descansa en su lecho provisorio
nada cruza el mar, nadie se cubre el rostro
la brisa entra y sale
por cada una de las mil ventanas
todo es símbolo irreductible
para la boca de vacua palabra

Osvaldo Ballina (La Plata, 1942), Memoría de la India, inédito


Ilustración: El ojo, 1912, Odilon Redon

lunes, julio 16, 2012

Silvina López Medin / Siesta



Siesta 


Nos dábamos la espalda
ese sonido ahogado
madre, qué era:
por primera vez te escuchaba llorar,
me quedé quieta
apreté la almohada contra la oreja
la almohada con el olor de tu pelo
no pregunté
no me di vuelta
esperé que pasara pero crecía
tu llanto
entre las dos.
Hicimos lo que pudimos, quedarnos
cada una en su lugar
y en algún momento dormirnos.


Silvina López Medin (Buenos Aires, 1976)

Ilustración: Ventana al parque, 1912, André Derain 

domingo, julio 15, 2012

Bartolomé de Vedia / Las aspas























6. Las aspas

Si vienen a demoler tu casa
es mejor que te saques los dientes
postizos
y bebas
el aire tibio de la noche.

Si vienen a derribar tus paredes
es mejor que la piedra
se convierta en uva
y que el dolor
se anticipe a la inocencia.

y que estreches la mano
del buen albañil,
hombre o mujer
constelación o máquina,
para que el golpe de la maza
sea piadoso
y las aspas del miedo
comiencen a girar
hacia atrás,
hacia el olvido.

Bartolomé de Vedia (Buenos Aires, 1935-2010), Un eco de ayer, Editorial Victoria Ocampo, Buenos Aires, 2011

Foto: Bartolomé de Vedia en La Nación

sábado, julio 14, 2012

Liliana Lukin / De "La Ética demostrada..."




De La Ética demostrada según el orden poético *

X

Sueño con un bosque
que va a desaparecer,
donde cada árbol sabe
que puede ser una casa
en el sueño.

Sé que eso es cierto
pero poco probable,
y al viento de su disgregación,
hachado sin piedad
por una fuerza
sin manos ni herramientas,
el bosque hace su poder
y puebla de hogares
lo desierto.

Yo despierto asombrado,
no como quien soñó
trabajos imposibles,
no como habiendo levantado
estructuras pequeñas del desastre,
sino como quien estuvo
en un bosque,
admiró la intrincada
ingeniería natural,
calculó riesgos y bondades
y prefirió esa muerte y su
resurrección.


XVI

Sueño con el que escribe,
desenvuelto de sí, desarropado,
incómodo en su falta de lugar,
lo sueño escuchando un habla
y como un eco, proliferar
entre las fuerzas que bien conoce
y de las que da constancia.

Sueño con sus sencillos
movimientos domésticos,
danzas que no alteran
el escenario desnudo
ni la vaga sombra, lo grave
que se esfuma al acercarse él
a la mesa, la pluma, los papeles.

Al despertar, una tristeza
perturbará mi vida, no como si
se perdiera esa escritura, sino peor,
como si fuera yo un niño
que espera fuegos de artificios y ve,
de a poco, en ese cielo,
apagarse toda luz.

Liliana Lukin (Buenos Aires, 1951), La Ética demostrada según el orden poético, Ediciones la Cebra, Buenos Aires, 2011

* Se refiere al libro Ética demostrada según el orden geométrico, de Baruch Spinoza (De la nota en esta edición)

Ilustración: Ponts en fer à Asnières, 1887, Èmile Bernard MoMA

viernes, julio 13, 2012

Franco Fortini / La semilla




La semilla

Caídas las vainas
las hojas brillan como pichones
de la magnolia altísima. Bajo los cedros,
donde la luz de la tarde se adensa,
veo la hierba cruel ácida profunda
y la interrogación retorna
a golpes de viento se dobla
se divide retorna pero los mirlos dicen no
caminando o quietos.

Mi padre
se enternecía con su propia muerte
escuchando el allegretto de la Séptima.
En las esquinas donde hay en marzo escombro,
con grandes llantos los chicos sepultaron
los pájaros caídos del nido. Pero nada
sabe de nosotros y discurre sola,
con sus cuernos y trompas, la música
entre estos muros transpirados.
En el lugar de él estoy yo
o mi hijo o ninguno.

Todas las flores no son más que escenas irónicas.
La llaga ya no cerrará.
Con esta vergüenza descenderé
a los subsuelos de las clínicas,
y con rencor.
No es aún julio,
ni aún abrasada seca absoluta
está la semilla.

Franco Fortini (Florencia, 1917–Milán, 1994), "Questo muro", Versi scelti, 1939-1989, Einaudi Editore, Turín, 1990
Versión de J. Aulicino


Il seme

Caduti i cartocci giù
le foglie luccicano come piccioni
della magnolia altissima. Sotto i cedri
dove la luce del pomeriggio è fitta
vedo l'erba crudele acida profonda
e l'interrogazione ritorna
ai colpi di vento si curva
si divide ritorna ma dicono i merli di no
camminando o fermi.

Mio padre
s'inteneriva sulla propria morte
udendo l'allegretto della Settima.
Negli angoli dove c'è a marzo maceria
con gran pianti i bambini seppellirono
gli uccelli caduti di nido. Ma nulla
sa più di noi e discorre da sola
coi suoi corni e le trombe la musica
tra questi muri sudati.
In luogo di lui ci sono io
o mio figlio o nessuno.

Tutti i fiori non sono che scene ironiche.
Ormai la piaga non si chiuderà.
Con tale vergogna scenderò
i seminterrati delle cliniche
e con rancore.
Non è ancora luglio
non ancora scaldato asciutto assoluto
il seme.

---
Ilustración: Amarillo, azul, naranja, 1955, Mark Rothko

miércoles, julio 11, 2012

Maura Stanton / Niñez


Niñez

Solía tenderme de espaldas, imaginando
una casa invertida en el techo de mi casa
donde paseaba sola por habitaciones vacías.
No había muebles
allá arriba, sólo un globo de vidrio en el suelo,
y barreras hasta la altura de las rodillas en cada puerta.
Las ventanas, bajas y con alféizar, se abrían al cielo azul.
Nada colgaba en el armario; hasta la cocina
parecía inmaculada, un lugar para la meditación.
Me gustaba caminar por el yeso que formaba remolinos
entrar en las partes de la casa que no podía ver.
El murmullo de la otra casa, ahora mi techo,
sólo me llegaba débilmente. Levantaba la vista
y descubría a mis hermanos mirando viejos dibujos animados.
o a mi madre pasando la aspiradora por la fea alfombra.
Observaba asombrada las camas deshechas, el desorden,
zapatos, muñecas a medio vestir, el teléfono,
luego regresaba vertiginosamente a mi planta perfecta
donde nunca hablaba u oía a nadie.

Debo de haber doblado en el vestíbulo equivocado,
o abierto una puerta que se cerró detrás de mí,
porque ahora vivo en el techo, no en el suelo.
Esta es mi casa, habitación vacía tras habitación vacía.
¿Cómo haré para regresar a la casa verdadera,
donde mis hermanas derraman la leche, mi padre llama
y yo estoy sentada a la mesa, comiendo cereales?
Lleno de muebles mis habitaciones blancas,
cuelgo cortinas sobre el penetrante azul de fuera.
Yazgo de espaldas. Me esfuerzo por mirar hacia abajo.
El techo es más alto de lo que solía,
el suelo está tan lejos que no puedo determinar
en qué habitación me encuentro, en qué año, en qué vida.


Maura Stanton (Evanston, Illinois, 1949), The Morrow Anthology of Younger American Poets, Dave Smith y David Bottoms eds., Quill, Nueva York, 1985
Versión de Jonio González

Childhood 

I used to lie on my back, imagining
A reverse house on the ceiling of my house
Where I could walk around in empty rooms
all by myself. There was no furniture
Up there, only a glass globe in the floor,
And knee-high barriers at every door.
The low silled windows opened on blue air.
Nothing hung in the closet; even the kitchen
Seemed immaculate, a place for thought.
I liked to walk across the swirling plaster
Into the parts of the house I couldn't see.
The hum from the other house, now my ceiling,
Reached me only faintly. I'd look up
to find my brothers watching old cartoons,
Or my mother vacuuming the ugly carpet.
I'd stare amazed at unmade beds, the clutter,
Shoes, half-dressed dolls, the telephone,
Then return dizzily to my perfect floorplan
Where I never spoke or listened to anyone.

I must have turned down the wrong hall,
Or opened a door that locked shut behind me,
for I live on the ceiling now, not the floor.
This is my house, room after empty room.
How do I ever get back to the real house
Where my sisters spill milk, my father calls,
And I am at the table, eating cereal?
I fill my white rooms with furniture,
Hang curtains over the piercing blue outside.
I lie on my back. I strive to look down.
This ceiling is higher than it used to be,
The floor so far away I can't determine
Which room I'm in, which year, which life.


Foto: Maura Stanton en American Poetry Review

martes, julio 10, 2012

Augusto de Campos / De "El sol al natural"




4

-¿Solange Sohl existe? ¿Es sólo una?
¿O es un grupo de vidrios combinados? ¿Es leyenda
Medieval que vistes de neurosis? Por cierto
Esta armadura no te queda mal,
Oh mi Beltenebroso sin corcel.
Debieras añadirte una rosa en la mano,
Y más, desenterrar el antiguo rabel.
Así muy gentil y hombre podrás plañir
Tu sobreafán de sobreamar
Solange Sohl en forma de aire.
Muchos -como verás- e incongruentes son
Los dones que a la misma atribuye la ruda
Cansada mente tuya.
Solange Sohl, leona sobrehumana
Encarcerlada en una jaula de oro.
Solange Sohl, doctora y silenciosa
Bajo el peso de los cilios.
Solange Sohl, fontana sumergida.
Solange Sohl, señora silandera
Con el sueño tejido en su regazo.
Solange Sohl, Solange Sohl, Solange Sohl,
Solange Sohl, como plata sonando.
¿Solange Sohl? Tu misma sombra. Vieja
Ronda solar en torno de tu cuerpo.
Ahora ahí te dejo, perro de diamante
Convertido y callado.
Como un inmenso oído que se abre en
Lo alto del árbol.
Como una estatua que se desmorona.

Augusto de Campos (San Pablo, 1931), "El sol al natural", Poemas, selección, traducción y estudio de Gonzalo Aguilar, Gog y Magog, Buenos Aires, 2012

4

Solange Sohl existe? É una só?
Ou é un grupo de vidrios combinados? Uma lenda
Medieval que vestes de neuroses? Por certo
Esta armadura não te queda mal,
O meu Beltenebroso sem corcel.
Forcoso é acrescentares uma rosa à mão,
E mais, desenterrares o antigo arrabil,
Assim mui gentil e homem poderás planher
Teu sobrafã de sobramar
Solange Sohl em forma de ar.
Muitos -como veres- e incongruentes são
Os dons que à referida atribui a rude
Tua mente cansada.
Solange Sohl, leona sobre-humana
Encarcerada en uma jaula de ouro.
Solange Sohl, doutora e silenciosa
Sob o peso dos cilios.
Solange Sohl, fontana submersa.
Solange Sohl senhora silandeira
Com o sonho tecido em seu regaço.
Solange Sohl, Solange Sohl, Solange Sohl,
Solange Sohl,como prata soando.
Solange Sohl? A tua mesma sombra. Que roda
A velha ronda solar em torno do teu corpo.
Agora aí te deixo como un cão de diamante
Tornado e mudo.
Como um imenso ouvido que se abre
No alto de uma árvore.
Como uma estátua que se desmorona.

Foto: Augusto de Campos, s/d

lunes, julio 09, 2012

Alfredo Veiravé / Ahora las explicaciones sensatas





Ahora las explicaciones sensatas

Mis extraños amigos buenos lectores
a pedido de ustedes doy aquí estas explicaciones
de algunos versos perdidos en la oscuridad
a manera de diccionario a forma de imágenes
a campos con puertas
    donde dice "Madame Bovary" debe leerse es obvio "la soledad
de una muchacha provinciana"
    donde dice "tabaco" debe leerse "la compañía de las hojas
que los cronistas fumaron por una mujer" o "dolor en el pecho"
    (aunque la posición de la palabra "tabaco" es importante ya que
    no es lo mismo si está de espaldas o decúbito dorsal)
    donde dice "Imperio" debe leerse "los informes cubiertos de polvo
radiactivo en los archivos de Indias"
    donde dice "Claudia Cardinale" una manera no común de abrirse
los botones de su blusa o "su espalda desnuda"
    "caracoles en la playa" quiere decir "atracción física y espiritual"
    donde dice "núcleos de palabras" debe buscarse
    la poesía que no pude encontrar
en algunas erratas deben detenerse pensando que éstos son
    sólo borradores en las Cuevas de Altamira
frente a una puerta cerrada o una máquina de escribir debe leerse
    "múltiples senderos"
    cigarras o chicharras quieren decir "verano"
y es necesario que comprendan que todas las figuras de los textos
son imágenes pasajeras un caleidoscopio como el cuerpo de Justine
los biombos chinos paneles corredizos pantallas de televisión
llamados telefónicos espacios en el cosmos o en las venas
    su cabeza recostada sobre el grabador los rostos en la sombra o en la luz
las enciclopedias
                  las asociaciones interminables como en partículas radiactivas
y los viajes, bueno, los sentimientos y es claro
    los mitos que uno urde sobre la realidad
esas nostalgias de la lluvia entre las hojas del gomero (aunque
    no estoy seguro si todo esto es cierto
porque la página escrita es también una lectura secreta)
    un museo o una biblioteca
       una pintura rupestre con palabras y signos.

Alfredo Veiravé (Gualeguay,  Argentina, 1928- Resistencia, Argentina, 1991), "El imperio milenario", 1973, Cazador de signos. Antología esencial, selección, estudio y notas de Mariela Blanco, Universidad Nacional de Mar del Plata, 2012

Ilustración: Sin título, 1908, Man Ray MoMA

domingo, julio 08, 2012

Carol Ann Duffy / Hermanos




Alguna vez dormí en una cama con esos cuatro hombres que comparten
una cara más vieja y a quienes se puede hacer reír, incluso ahora,
con citas al azar de la obra de teatro en la que actuamos. No hay camino
a la creación de la tierra de Dios, digo. Ellos sonríen y asienten.

Lo que era posible retrocede y se empequeñece, y ante mis otros ojos
ellos se achican hasta ser un monaguillo, un niño que practica las escalas,
un niño que juega al tenis contra una pared, un bebé que llora en la noche
como un sonido nuevo debatiéndose por hallar una forma.

Ocasionalmente, cuando la gente me pregunta, me agrada enumerar sus nombres.
No tengo fotos, pero me gusta repetir sus nombres.
Mi madre los eligió. Escucho su vida en esas palabras,
las palabras de cría, la palabra que le rompió el corazón.

Mucho en común, yo, con ladrones y empresarios,
padres y desempleados que cobran el seguro. Ahora no tenemos nada
que decirnos, pero el tiempo nos posee. Qué altos se han vuelto. Algún día
pagaré por un cajón y veré cómo lo cargan sobre sus hombros.

Carol Ann Duffy (Glasgow, 1955), La gramática de la luz y otros poemas, traducción de Mirta Rosenberg y Lorea Canales. Publicará Bajo la Luna, Buenos Aires


Brothers

Once, I slept in a bed with these four men who share
an older face and can be made to laugh, even now,
at random quotes from the play we were in. There’s no way
in the creation of God’s earth, I say. They grin and nod.

What was possible retreats and shrinks, and in my other eyes
they shrink to an altar boy, a boy practising scales,
a boy playing tennis with a wall, a baby
crying in the night like a new sound flailing for a shape.

Occasionally, when people ask, I enjoy reciting their names.
I don’t have photographs, but I like to repeat the names.
My mother chose them. I hear her life in the words,
the breeding words, the word that broke her heart.

Much in common, me, with thieves and businessmen,
fathers and UB40s. How tall they have grown. One day
I shall pay for a box and watch them shoulder it. 

Ilustración: Painting, 1937, Ben Nicholson The Courtauld Gallery

sábado, julio 07, 2012

Alba Donati / Not in my name



Not in my name

Delante del director del banco mi madre
empuñaba la pluma y temblorosa escribía:
Bernardini Iole.
Vi que no era una firma, ella había escrito,
disculpándose, su nombre, primero el apellido y luego el nombre
como si hubiese escrito zapato, piedra, malva por la noche.
Desde más allá de ella, desde su tiempo educado, se alzaban
firmas aladas, nombres escritos para no ser vistos
nombres escritos para decir arte, individualidad, espíritu.

Yo propondría, si esta marcha de paz queremos de veras hacerla
y si queremos escribir NOT IN MY NAME ahora y siempre,
entonces, yo propondría escribir nuestros nombres así como son,
como si escribiéramos: ¿me traes un café, por favor?
¿Puedo comenzar? O ¡me das ese beso, finalmente!
Finalmente, nombres todos iguales, no privados sino colegiales,
nombres intercambiables como si yo estuviese escribiendo tu nombre
y tú el de mi madre, mientras ella, vacilante,
escribe el suyo en el talón de inversiones a plazo fijo.

Alba Donati (Lucca, 1961), Non in mio nome, Marietti, Milán, 2004 Buchi nella Sabbia, 2010
Versión de J. Aulicino

NOT IN MY NAME

Davanti al direttore di banca mia madre
impugnava la penna e tremante scriveva: 
Bernardini Iole. 
Io vidi che non c'era firma, ella aveva, scusandosi
scritto il suo nome, prima cognome e poi nome
come se avesse scritto scarpa, sasso, malva per la sera.
Di là da lei, dal suo tempo educato, si alzavano
firme alate, nomi scritti per non esser visti
nomi scritti per dire arte, individualità, spirito.

Ma io proporrei, se questa marcia di pace volessimo davvero farla
e se volessimo scrivere NOT IN MY NAME ora e sempre, 
ecco, io proporrei di scrivere i nostri nomi così come sono,
come se avessimo scritto: mi porti un caffè per favore? 
Posso iniziare? O, me lo dai questo bacio, insomma! 
Insomma nomi tutti uguali, non privati ma collegiali, 
nomi da scambiare come se io stessi scrivendo il tuo nome
e tu quello di mia madre, mentre lei, esitante, 
scrive il suo sulla cedola degli investimenti a medio termine. 

Foto: Fazi Editore

act. 2021

viernes, julio 06, 2012

Alfonso Sola González / Recordando esta noche a Lenin



Recordando esta noche a Lenin
(Canción pequeño-burguesa con la colaboración póstuma de Alejandro Blok)

Escupe camarada sobre tu libro abierto
Mientras mi amada se desnuda en el baño
Y abre la canilla del agua caliente
Y me llega,
A través de la puerta sellada
Su dulce ruido adorado
El rumor de sus senos mojándose, llamándome.

El día ha llegado a su fin
Y abandono en la silla que velará la noche,
La corbata pintada por señoritas ciegas y otras flores aún tibias
Que ya no sirven para nada.
Y la lámpara alumbra en la revista de los tigres tristes,
Tu hermosa barba revolucionaria.

Escupe en tu último espejo de nieve, camarada,
Y él te devolverá los fusiles sagrados
De los Doce.

Ya la puerta se ha abierto
Y oigo sus pies desnudos
Caminar en el lento pasillo
Entre cucarachas y tanta niebla escrita
Mientras lentamente dispone las cosas de la noche.

Recuerdo que tal vez fui tu amigo
Tal vez, sí, inútilmente;
Que fui tu sacerdote desalmado
Viajando en sucios trenes con soldados y putas
Hacia el palacio oscuro de la revolución.

Ahora, todo aquello es ya nada,
Apenas un jardín sideral poblado de profetas
Que olvidaron la primera y la última palabra,
Apenas una página inútil escrita en el libro de Dios,
O tan sólo tu barba de nácar en un panteón sin nadie.

Y caminábamos en la marcha de los Doce
Bajo la luna ametrallada de Siberia.
Eramos doce y solamente uno
Bebiendo en las tabernas del camino perdido,
Matando a los heridos en los hospitales,
Clavando bayonetas en las sotanas de los curas.

Doce aullando sin piedad
Y sólo éramos Uno.

(En el museo de cera
Cantan los pájaros del bien y del mal).

Y algunos se posaban dulcemente en tu cabeza calva
De viejo sifilítico
Y entonces admirábamos tus ojos de soldado ciego
Quemándose despacio
En los tabernáculos secretos del Partido.

Y yo llevaba la granada del sol entre los dedos sucios.

Ya te esperan los escribas del furtivo testamento apócrifo
Ya ves a los purpúreos burgueses que lamen dulcemente la hoz
Y adoran el martillo de oro.
Y los Doce caminan
Y violan duquesas silenciosas
En las tabernas incendiadas.

Ya te esperaban los embalsamadores
Y El Jefe,
El buen traidor de blusa campesina
Que bailó el vals vienés de la Internacional
En el viejo palacio iluminado por las antorchas de los proletarios
Y por las tetas perfumadas
De las bellas esposas de los Embajadores.

(Ya sé, querida mía que este no es un buen poema,
Que tu pelo es más hermoso que todo lo que yo pueda escribir
O decir
O mentir en los tribunales de la noche.
Pero aquí están los doctores del templo
Los rufianes de las sirenas melodiosas que cantaron
Para el astuto Ulises,
Los carceleros de las viejas rosas
Lamiendo inodoros de hollín y mierda fría.
Y entonces sólo sé ladrar a la pérfida luna
Y a su madame de terciopelo negro en el cogote,
A los secretos mercaderes del fuego,
A la Gran Puta de tetas majestuosas
Que fuma el gris tabaco de los muertos
En el umbral de la Puerta Cerrada.

Ya sé querida mía, que no debiera injuriar a los malditos
Porque ellos reinarán
Y aún serán reconocidos en el fin de los tiempos.
Yo sé que sólo quieres que me cubra la boca con tu pelo
Para borrar estas palabras,
Para cegar con tierra enamorada estos ojos que odian,
Para cifrar estos dedos de sándalo
En el último acorde de tu arpa caída.
Pero
Tal vez,
Ya sea tarde).

Y eran doce los alegres bandidos en su marcha.

Camarada, mi amigo, mi compañero Lenin,
El más terrible y justo,
Mi mano por el amor gastada, se ennoblece
Cuando escribo tu nombre
Sobre el fusil y el viento del poema.

Mi amante duerme ahora, desnuda en su enorme inocencia
Y yo tendría que cerrar los ojos y soñar que no es ella ni yo los que dormimos
Este mar de la muerte.
Pero la lámpara encendida
Ilumina en la vieja revista, tu bello rostro de asesino, camarada,
Y vuelvo a recordar la marcha de los Doce.

“Salta burgués como un pájaro!
Beberé tu poca sangre,
Por mi querida,
Por los ojos hermosos de mi amante”.

Y mi muchacha dormida respira el lento sol de la noche
Y oigo el ronco trueno de los Doce con su bandera roja en el invierno.

“No tienes las manos sangrientas
Por el amor de tu Katia?
Camina al paso de la revolución,
El enemigo acecha y no se rinde.”

Y el enemigo, acaso, eras tú, Vladimiro
Con tu barba de Sevres embalsamada
O acaso era el amor de Katia
O el sueño de esta muchacha oscura cuando apago la lámpara y voy hacia su sueño,
O acaso nada más que una madera
Viva cruzada sobre el mundo
¡Oh secretos Caminos de la Revolución¡

Alfonso Sola González (Paraná, 1917-Mendoza, 1975), entre1968 y 1972, inédito
Gentileza de María del Rosario Sola

Foto: Sola González en Nuestros Poetas-Télam

jueves, julio 05, 2012

Matías Moscardi / de "Bruma"




Miércoles

(Fragmento)

Nubes que desfondan sobre la línea de flotación pero no alcanzan a formar la imagen de una llovizna en alta mar. Apenas el dentelleo de un aserrín traslúcido mezclado con vinílico que se escurre por el cielo con una motricidad espesa. Lo que alcanzo a ver es algo quieto: algo que todavía no pasó.


Arena enteramente cubierta por caracoles que crujen y se quiebran con cada paso que doy, por más cuidadoso y delicado que sea.


En la línea donde entran las primeras olas, asoma la última punta del buque que durante un temporal, en los noventa, se desamarró de las banquinas del sur y fue arrastrado por la tormenta hasta las playas del norte, donde finalmente encalló. Años atrás, todavía se podía ver la proa herrumbrada, con sus escamas de herrumbre y sus mástiles oxidados. Ahora queda apenas un borde visible que se recorta entre las olas, arremolinando agua para sus adentros.


El sonido que hace el oleaje en la orilla forrada de caracoles es idéntico al sonido de una persona que ahueca los labios, retrae la lengua contra el paladar y suelta una leve exhalación, pidiendo silencio.

Matías Moscardi (Mar del Plata, 1983), Bruma, inédito

Ilustración: Red Head, Blue Body, 1936, Meret Oppenheim MoMA

miércoles, julio 04, 2012

Billy Collins / El problema con la poesía



El problema con la poesía

El problema con la poesía, me di cuenta
al caminar por la playa, una noche --
fría arena de Florida bajo mis pies desnudos,
un espectáculo de estrellas en el cielo --

el problema con la poesía es
que nos incita a escribir más poesía,
más lebistes llenando el tanque de pesca,
más conejitos
brincando desde sus madres hacia el pasto húmedo.

¿Y cómo terminará?
a menos que el día finalmente llegue
en que hayamos comparado todo en el mundo
con todo lo demás
y que no quede nada por hacer
más que cerrar despacio nuestros cuadernos
y sentarnos con los brazos cruzados sobre los escritorios.

La poesía me llena con alegría
y me levanta como a una pluma en el viento
la poesía me llena de pena
y me hundo como una cadenita arrojada desde un puente

…mayormente la poesía me llena
con la urgencia de escribir poesía,
sentarme en la oscuridad y esperar una pequeña llama
que aparezca en la punta de mi lápiz.

Y con eso, el deseo de robar, de asaltar los poemas de otros,
con una linterna y una máscara de esquí.
Y qué triste banda de ladrones somos,
carteristas, rateros comunes,
pensé,
mientras una fría ola se arremolinaba a mis pies
y el faro movía su megáfono hacia el mar
que es una imagen que robé directamente
a Lawrence Ferlinghetti --
para ser perfectamente honesto, por un momento --

el poeta ciclista de San Francisco
cuyo libro, pequeño parque de diversiones,
llevé en el bolsillo de mi uniforme
por todos los pasillos peligrosos de la escuela secundaria.

Billy Collins (Nueva York, 1941), The Trouble with Poetry, Random House, NY, 2007
Versión de Marina Kohon


The Trouble with Poetry

The trouble with poetry, I realized 
as I walked along a beach one night -- 
cold Florida sand under my bare feet, 
a show of stars in the sky --

the trouble with poetry is 
that it encourages the writing of more poetry, 
more guppies crowding the fish tank, 
more baby rabbits 
hopping out of their mothers into the dewy grass. 

And how will it ever end? 
unless the day finally arrives 
when we have compared everything in the world 
to everything else in the world, 
and there is nothing left to do 
but quietly close our notebooks 
and sit with our hands folded on our desks.

Poetry fills me with joy 
and I rise like a feather in the wind. 
Poetry fills me with sorrow 
and I sink like a chain flung from a bridge.

But mostly poetry fills me 
with the urge to write poetry, 
to sit in the dark and wait for a little flame 
to appear at the tip of my pencil.

And along with that, the longing to steal, 
to break into the poems of others 
with a flashlight and a ski mask.

And what an unmerry band of thieves we are, 
cut-purses, common shoplifters, 
I thought to myself 
as a cold wave swirled around my feet 
and the lighthouse moved its megaphone over the sea, 
which is an image I stole directly 
from Lawrence Ferlinghetti -- 
to be perfectly honest for a moment --

the bicycling poet of San Francisco 
whose little amusement park of a book 
I carried in a side pocket of my uniform 
up and down the treacherous halls of high school.

Foto: Billy Collins en Random House

martes, julio 03, 2012

Victor Hugo / Booz dormido




Booz dormido

Booz se había echado después del cotidiano
trabajar sin descanso en la era y ya dormía.
Había preparado su lecho do solía:
junto a sus celemines rebosantes de grano.

Este anciano tenía cebadas y trigales,
pero pura de barro se deslizaba su agua
Porque, aunque rico, amaba a los pobres como a iguales.
No tenían infierno los fuegos de su fragua.

Su ancha barba de plata un arroyo parecía.
No eran avariciosos los haces de su era.
Si a su lado pasaba una pobre cosechera:
“Dejad caer espigas cerca de ella”, decía.

Marchaba puro este hombre, lejos del mal sendero,
vestido igual de blanca probidad que de lino.
Como un río de mieses que no tiene destino,
parecía la fuente de todos su granero.

Booz era  pariente leal y amo juicioso.
Aunque no dispendiosa, era pródiga su mano.
Las mujeres miraban al viejo más que a un mozo,
Porque es hermoso el joven, pero inmenso el anciano.

Lo mudable abandona y a lo eterno camina,
El anciano que vuelve, ya encorvado el testuz,                                    
Y tener puede el joven llamas en la retina,
Pero el mirar del  viejo está sereno de luz.

En la tiniebla, entonces, yacía aquel anciano.
Entre almiares y hacinas de los alrededores,
Con el amo dormían todos los segadores.
Transcurría la noche de un tiempo muy lejano.

Era un juez quien las tribus de Israel gobernaba.
La tierra, en la que el hombre asustado hallaba marcas
De huellas de gigantes y con su tienda erraba,
Tenía del diluvio légamo aún y charcas.

Cual durmiera Jacob y cual Judith durmiera,
yacía el viejo Booz, dando al cielo la frente.
Y ocurrió que  la puerta del cielo, de repente,
se entreabrió, permitiendo que un sueño descendiera.

Y ese sueño era tal que en él vio un roble Booz
Que nacía en su vientre y en el azul se hundía.
 Por su tronco enlazándose una raza subía;
 un rey cantaba abajo, moría arriba un dios.

Y Booz murmuraba en el sueño con voz lenta:
“¿Cómo habría de dar a la tierra un abolengo?”
“La cifra de mis años ya llegó a más de ochenta”
“Y yo no tengo hijos, y mujer ya no tengo.”

Hace mucho que aquella con quien supe dormir,
¡oh, Señor!, dejó mi tálamo y voló al divino;
mas nuestras almas saben para hallarse un camino,
una a orillas del mundo y otra a las del morir

Señor, ¿no se ha hecho tarde ya para tanta gloria?
¡Una raza nacer de mí! ¿Habrá milagros tales?
Cuando uno es joven tiene madrugadas triunfales
El día siempre vuelve como de una victoria.

Pero el que es viejo tiembla como abedul al viento.
Estoy solo, soy viudo, la noche ya me encierra,
Y ya inclino, ¡oh, Dios mío!, mi alma hacia la tierra
como inclina a las aguas su frente un buey sediento.

Con arrobo el anciano pronunciaba estas frases
Y volvía los ojos a Dios para entender.
Los árboles no sienten las rosas de sus bases
Y Booz no sentía a sus pies a una mujer.

Porque, mientras dormía, Ruth, una moabita,
A sus pies se había echado, puesta, humilde, a esperar
Un anunciado rayo de dulzura infinita
Para cuando llegara la luz del despertar.

El anciano ignoraba que hubiera una mujer;
La mujer ignoraba lo que Dios pretendía.
En miles de asfodelos, reciente, se escondía
Un perfume que un viento bajaba a desprender.

Nupcial era la sombra que en Bethleen flotaba.
Allí volaba un ángel, sin duda, oscuramente,
Porque se estremecía en la noche, de repente,
Algo celeste y breve que un ala semejaba.

El respirar del viejo que dormía entre hacinas
Se unía al ruido sordo de arroyos escondidos.
Era el mes en que es dulce la tierra y tiene nidos,
El mes en que se cubren de lirios las colinas.

Frente a Ruth, en la hierba negra, Booz dormía.
Se oían no muy lejos de un cencerro los sones,
Una bondad inmensa del cielo descendía,
Era la hora tranquila en que beben los leones.

En Jericó, en Edom, en Ur todo callaba.
Los astros esmaltaban el cielo con fulgores.
Corvo, el cuarto de luna, brillaba entre esas flores
De la sombra, y Ruth, la de Moab, se preguntaba,

Con los ojos al cielo como buscando huellas,
Qué cosechero del eterno verano, qué dios,
Luego de la faena, había olvidado su hoz,
Esa hoz de oro en el campo donde están las estrellas.


Victor Hugo (Besanzón, 1802-París, 1885), Légends des Siècles, 1859
Traducción de Rubén Reches

Nota del traductor: Hay algo que no se pude traducir de "Booz dormido": es el verso que reescribo como "En Jerícó, en Edom, en Ur todo callaba". Ese verso es famoso por esto: Victor Hugo escribe: "Tout reposait dans Ur et dans Jérimadeth". Jérimadeth  es un nombre inventado por él y es un calembour que quiere decir: J'ai rime à dait; efectivamente, tenía que rimar con "et Ruth se demandait"...  et inventó esa palabra.


Booz endormi

Booz s'était couché de fatigue accablé;
Il avait tout le jour travaillé dans son aire;
Puis avait fait son lit à sa place ordinaire;
Booz dormait auprès des boisseaux pleins de blé.

Ce vieillard possédait des champs de blés et d'orge;
Il était, quoique riche, à la justice enclin;
Il n'avait pas de fange en l'eau de son moulin;
Il n'avait pas d'enfer dans le feu de sa forge.

Sa barbe était d'argent comme un ruisseau d'avril.
Sa gerbe n'était point avare ni haineuse;
Quand il voyait passer quelque pauvre glaneuse:
- Laissez tomber exprès des épis, disait-il.

Cet homme marchait pur loin des sentiers obliques,
Vêtu de probité candide et de lin blanc;
Et, toujours du côté des pauvres ruisselant,
Ses sacs de grains semblaient des fontaines publiques.

Booz était bon maître et fidèle parent;
Il était généreux, quoiqu'il fût économe;
Les femmes regardaient Booz plus qu'un jeune homme,
Car le jeune homme est beau, mais le vieillard est grand.

Le vieillard, qui revient vers la source première,
Entre aux jours éternels et sort des jours changeants;
Et l'on voit de la flamme aux yeux des jeunes gens,
Mais dans l'oeil du vieillard on voit de la lumière.

Donc, Booz dans la nuit dormait parmi les siens;
Près des meules, qu'on eût prises pour des décombres,
Les moissonneurs couchés faisaient des groupes sombres;
Et ceci se passait dans des temps très anciens.

Les tribus d'Israël avaient pour chef un juge;
La terre, où l'homme errait sous la tente, inquiet
Des empreintes de pieds de géants qu'il voyait,
Etait mouillée encore et molle du déluge.

Comme dormait Jacob, comme dormait Judith,
Booz, les yeux fermés, gisait sous la feuillée;
Or, la porte du ciel s'étant entre-bâillée
Au-dessus de sa tête, un songe en descendit.

Et ce songe était tel, que Booz vit un chêne
Qui, sorti de son ventre, allait jusqu'au ciel bleu;
Une race y montait comme une longue chaîne;
Un roi chantait en bas, en haut mourait un dieu.

Et Booz murmurait avec la voix de l'âme:
"Comment se pourrait-il que de moi ceci vînt?
Le chiffre de mes ans a passé quatre-vingt,
Et je n'ai pas de fils, et je n'ai plus de femme.

"Voilà longtemps que celle avec qui j'ai dormi,
O Seigneur ! a quitté ma couche pour la vôtre;
Et nous sommes encor tout mêlés l'un à l'autre,
Elle à demi vivante et moi mort à demi.

"Une race naîtrait de moi ! Comment le croire?
Comment se pourrait-il que j'eusse des enfants?
Quand on est jeune, on a des matins triomphants;
Le jour sort de la nuit comme d'une victoire;

Mais vieux, on tremble ainsi qu'à l'hiver le bouleau;
Je suis veuf, je suis seul, et sur moi le soir tombe,
Et je courbe, ô mon Dieu ! mon âme vers la tombe,
Comme un boeuf ayant soif penche son front vers l'eau."

Ainsi parlait Booz dans le rêve et l'extase,
Tournant vers Dieu ses yeux par le sommeil noyés;
Le cèdre ne sent pas une rose à sa base,
Et lui ne sentait pas une femme à ses pieds.

Pendant qu'il sommeillait, Ruth, une moabite,
S'était couchée aux pieds de Booz, le sein nu,
Espérant on ne sait quel rayon inconnu,
Quand viendrait du réveil la lumière subite.

Booz ne savait point qu'une femme était là,
Et Ruth ne savait point ce que Dieu voulait d'elle.
Un frais parfum sortait des touffes d'asphodèle;
Les souffles de la nuit flottaient sur Galgala.

L'ombre était nuptiale, auguste et solennelle;
Les anges y volaient sans doute obscurément,
Car on voyait passer dans la nuit, par moment,
Quelque chose de bleu qui paraissait une aile.

La respiration de Booz qui dormait
Se mêlait au bruit sourd des ruisseaux sur la mousse.
On était dans le mois où la nature est douce,
Les collines ayant des lys sur leur sommet.

Ruth songeait et Booz dormait ; l'herbe était noire;
Les grelots des troupeaux palpitaient vaguement;
Une immense bonté tombait du firmament;
C'était l'heure tranquille où les lions vont boire.

Tout reposait dans Ur et dans Jérimadeth;
Les astres émaillaient le ciel profond et sombre;
Le croissant fin et clair parmi ces fleurs de l'ombre
Brillait à l'occident, et Ruth se demandait,

Immobile, ouvrant l'oeil à moitié sous ses voiles,
Quel dieu, quel moissonneur de l'éternel été,
Avait, en s'en allant, négligemment jeté
Cette faucille d'or dans le champ des étoiles.


Foto: Retrato de Victor Hugo, c.1875, Comte Stanisław Julian Ostroróg